Mar 03.06.2014

EL MUNDO  › ENTREVISTA AL RECONOCIDO VATICANISTA DE ITALIA MARCO POLITI

“Hay lobos dentro y fuera de la curia”

Politi, autor de Francisco entre los lobos, analiza varios de los asuntos con los que tiene que lidiar cotidianamente el Papa, como el de la economía de la Santa Sede y los problemas de seguridad con los que podría enfrentarse.

› Por Elena Llorente

Desde Roma

Los abiertos defensores del papa Francisco dentro de la Iglesia todavía no se hacen sentir. Es más: en la curia romana, es decir los prelados que trabajan en el Vaticano, se está dando una difícil batalla entre el proyecto reformista del pontífice argentino y sus opositores que, con una resistencia pasiva y con la inercia, hacen que las cosas no cambien. Esta es la tesis que sostiene en su último libro, Francesco tra i lupi (Francisco entre los lobos, Editorial Laterza), uno de los más prestigiosos vaticanistas de Italia, Marco Politi. Politi comenzó a trabajar como periodista vaticano en 1971 y lo hizo para dos grandes diarios de la capital italiana: Il Messaggero y La Repu-bblica. Actualmente es columnista del periódico Il Fatto Quotidiano. Francisco entre los lobos es su octavo libro, todos relacionados con su experiencia vaticana.

En una entrevista con Página/12, Politi tocó varios de los ásperos asuntos con los que Francisco tiene que lidiar cotidianamente y los problemas de seguridad con los que podría enfrentarse. En el libro cita declaraciones del juez antimafia de Calabria, Nicola Gratteri, que dijo: “La mafia financiera ha sido molestada en sus tráficos por un pontífice que rema contra el lujo, es coherente, es creíble (...). Si los mafiosos pudieran hacerle una zancadilla, creo que no lo dudarían (...). No sé si la criminalidad organizada está en condiciones de hacer algo, pero ciertamente está reflexionando sobre el asunto. Puede ser muy peligroso”.

–¿Quiénes son los “lobos” de su libro?

–Los lobos son los adversarios del papa Francisco en la curia y fuera de la curia, pero también en el mundo económico, sobre todo cuando apunta su dedo a nivel global contra las injusticias de la gestión de la economía. El no está en contra de la economía de mercado, pero ataca la gestión de esa economía, sobre todo financiera. Todos aplauden, pero ninguno da un paso. Hay una fuerte resistencia pasiva al Papa en el campo económico, por los cambios que está haciendo en la estructura económica de la Santa Sede, entre otros en el IOR, el banco vaticano. En Italia hay una serie de entrelazamientos entre monseñores y gente de negocios, incluso ex miembros de los servicios secretos. Un caso fue el de monseñor Scarano (N. de la R.: hoy arrestado), que intentó traer 20 millones de euros ilegalmente desde Suiza en un avión. Quien manejaba el avión era un ex miembro de los servicios secretos.

–Usted menciona en el libro las palabras del juez Gratteri. ¿Piensa que sería posible un atentado contra Francisco?

–Francisco está tocando grandes intereses y la alarma de Gra-tteri es muy seria. El Papa no quiere especiales medidas de seguridad. Ha decidido encomendarse completamente a la providencia. La gendarmería vaticana está aterrorizada de que él beba como si nada de una botella que le da alguno del público durante las audiencias generales.

–¿Quiénes son los “lobos” a nivel religioso?

–Está en curso una batalla muy seria entre el proyecto reformista de Francisco y las oposiciones. Los opositores son variados y en la jerarquía eclesiástica, tanto en Roma como fuera de Roma, no se manifiestan abiertamente. Esta oposición silenciosa se manifiesta a través de portales de Internet que son muy agresivos. Hay muchos, de pequeños grupos católicos, que antes no eran importantes, pero que ahora son nutridos por los opositores. Hay portales de este tipo en Italia, en Alemania, en América latina. Acusan al Papa de demagogia, de populismo, de disminuir el primado papal, de llevar a una “protestantización” de la Iglesia y de hablar demasiado de pobreza.

–¿Todos los opositores coinciden en las críticas?

–No. Por eso hablo de oposiciones, en plural. Porque puede haber prelados que están a favor de un punto y en contra de otro. Por ejemplo, puede haber prelados que dicen “sí, démosles la comunión a los divorciados vueltos a casar”, pero no aceptan que las mujeres lleguen a cargos de poder en la Iglesia. O puede haber otros que piensan que no se debe ser tan duro con los homosexuales, pero se oponen netamente al matrimonio homosexual. Entre los que han votado a este Papa hay algunos que dicen, siempre privadamente, que habla demasiado. Los que hacen estas críticas son en su mayoría prelados no europeos. Las oposiciones también se manifiestan a través de una resistencia pasiva y de la inercia. Dicen “sí, sí”, pero luego no hacen nada. Están observando solamente. Algunos porque están desorientados o porque esperan las resoluciones del comité de cardenales asesores conocido como G8 para reaccionar, otros porque esperan que otros reaccionen antes. Hay quien quiere esperar las resoluciones del Sínodo de Obispos de octubre sobre la familia.

–Algunos le critican también su estilo, su simplicidad...

–Francisco es afectuoso, quiere que el Papa sea a la vez obispo y sacerdote. También Juan Pablo II era afectuoso, pero él era un emperador que iba hacia el pueblo, mientras que Francisco se pone al mismo nivel del pueblo. Quiere humanizar la figura del Papa, quiere que deje de tener esa áurea de emperador romano. Y no todos ven esto con buenos ojos. En la curia a veces lo justifican, diciendo que es su estilo latinoamericano. Pero presentándolo de este modo, en realidad se quieren disminuir sus novedades. Es decir, quieren significar que se trata de una cosa personal, no de un cambio de la Iglesia.

–¿Cuánta importancia ha tenido en todos estos cambios la experiencia argentina de Francisco?

–Creo que el Papa ha sido marcado profundamente por su experiencia en Buenos Aires. Francisco es el único Papa en absoluto, de la época moderna, que viene de una metrópoli. El no viene “del fin del mundo”. El viene de una metrópoli con más de 15 millones de habitantes, donde hay de todo: súper ricos que viven como europeos, situaciones de pobreza o de casi esclavitud. Ningún pontífice ha tenido esta experiencia. Juan Pablo II venía de una pequeña ciudad polaca; Ratzinger, de una pequeña ciudad de la Baviera; Juan XXIII, de un pueblo del norte de Italia. Todos estos papas venían del mundo católico. Francisco viene de una realidad donde convivían culturas, religiones y etnias diferentes. Y eso le da una apertura que otros papas no han tenido. Es la primera vez, por ejemplo, que un pontífice lleva consigo a un musulmán al Muro de los Lamentos en Israel...

–A un año y medio de pontificado, ¿los “lobos” podrían acorralarlo?

–En el Vaticano hay un núcleo duro, rígido, al que pertenecen varios cardenales. Pero el objetivo de Francisco es desarrollar una estrategia inclusiva. El no quiere crear el partido de los “bergoglianos”. En el G8, por ejemplo, están todas las tendencias, conservadores como el cardenal australiano George Pell, centristas como el alemán Reinhard Marx y reformistas como el hondureño Oscar Rodríguez Maradiaga y el estadounidense Sean Patrick O’Malley. Francisco persigue una estrategia inclusiva: es su método como Papa.

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