El presidente sirio, Bashar al Assad, ganó las elecciones con el 88,7 por ciento de los votos, anunció ayer el titular del Parlamento de ese país, Mohamed al Laham. Por su parte, el Tribunal Constitucional Supremo informó que el 73,47 por ciento de los electores registrados en Siria y en el exterior participó de los comicios, realizados en medio de una guerra civil que ya lleva más de tres años. Los observadores de varios países que estuvieron siguiendo las elecciones afirmaron que éstas fueron “libres, limpias y transparentes”. En cambio, Estados Unidos y países europeos como Alemania, Francia y Gran Bretaña criticaron la legitimidad de los comicios.

Al Assad, de 48 años de edad, obtuvo 10.319.723 votos por encima de sus contrincantes Maher Hayar y Hassan Al Nuri, en las primeras elecciones multipartidistas que se celebran en el país árabe. En segundo lugar se ubicó Al Nuri, con 500.279 votos, mientras que Hayar, en tercer lugar, se llevó 372.501 votos. Si algún candidato desea impugnar los resultados tiene tres días a partir de este miércoles para hacerlo y una semana después la Comisión dará el veredicto.

Los sirios salieron masivamente a ejercer su derecho al voto, pese a los ataques de grupos jihadistas que querían boicotear los comicios, a lo que estaban convocados cerca de 16 millones de ciudadanos. El horario de la jornada electoral –que inicialmente debía terminar a las 19, hora local– fue extendido hasta la medianoche y debieron sumarse más urnas de votación en varias provincias.

Laham destacó que “pese a todas las formas de intimidación y terrorismo”, los ciudadanos ejercieron su papel de forma responsable y eligieron al líder que creen más capaz de traer la estabilidad y la seguridad para reconstruir el país. “Han demostrado que los sirios no aceptarán ningún dictado ni sucumbirán a ninguna presión externa pese a los tres años de terrorismo y de guerra mediática que tuvieron como objetivo al país y a su gente”, subrayó.

Por su parte, el diputado iraní Aladin Boruyardi leyó un comunicado en una rueda de prensa televisada en un hotel de Damasco con las conclusiones del grupo de observadores internacionales, donde hay representantes latinoamericanos como el parlamentario venezolano William Fariñas y la presidenta del Consejo Mundial de la Paz, la brasileña Maria do Socorro Gomes Coelho. Boruyardi destacó que la votación se desarrolló bajo la supervisión de la Comisión Judicial Suprema Electoral siria y el Tribunal Constitucional, que actuaron de forma “independiente”, pese a los desafíos internos de seguridad. “Estas elecciones se celebraron en su fecha de manera democrática, limpia y transparente”, indicó el portavoz de los observadores.

Además, recordó que la votación del martes fue la primera en décadas con más de un candidato e indicó que los ciudadanos pudieron elegir con toda libertad. “Por estos motivos respetaremos la voluntad de los sirios manifestada en las elecciones para elegir a su futuro presidente”, aseguró. Boruyardi subrayó la alta participación en los comicios, “pese a los desafíos de seguridad presentados por grupos terroristas”, y acusó a Estados Unidos y sus aliados “de los crímenes cometidos contra los derechos de los sirios”. En su opinión, tras esta votación “se abre una nueva etapa” en el país árabe de reformas y de estabilidad, después de “tres años de guerra alentada por sectores extranjeros”.

Previo a que se llevaran los comicios, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, criticó las elecciones en el país árabe y señaló que no se puede considerar justo. “Nada ha cambiado desde el día antes de las elecciones y el día después, nada”, dijo en su visita al Líbano. “El conflicto es el mismo, el terror es el mismo, la muerte es la misma”, agregó. El conflicto en Siria ha causado la muerte de más de 140 mil personas, según el último informe de la ONU.

Dentro de Siria, la votación se celebró el martes, mientras que los comicios para los sirios en el extranjero fueron el pasado 28 de mayo en las embajadas de los respectivos países donde residen. Las elecciones fronteras adentro tuvieron lugar únicamente en las zonas bajo el control del gobierno.

Al Assad llegó a la presidencia tras la muerte de su padre, Hafez al Assad, en el año 2000, transformándose con sólo 34 años de edad en el primer sucesor dinástico en una república árabe. No le correspondía estar allí. Antes de que en 1994 la muerte de su hermano mayor, Bassel, en un accidente automovilístico lo convirtiera fatalmente en sucesor, Bashar llevaba una tranquila vida en Londres, completamente dedicado a su profesión de médico oftalmólogo.