Lun 09.06.2014

EL MUNDO  › EL EX GENERAL AL SISI JURó COMO MANDATARIO DE EGIPTO Y PROMETIó ABRIR UNA NUEVA ETAPA

La banda presidencial por el uniforme

Desde el golpe que lideró Al Sisi contra el islamista Mohamed Mursi, el gobierno de facto ordenó la represión y la persecución judicial sistemática de los opositores.

Abdel Fatah al Sisi, el general que hace casi un año se convirtió en el hombre fuerte de Egipto a través de un golpe de Estado, asumió ayer como presidente, luego de ganar con más del 96 por ciento de los votos, en una elección que no atrajo mucha participación. Tras jurar ante el Tribunal Constitucional Supremo, Al Sisi prometió abrir una etapa de construcción para que el país se levante interna y externamente, para recuperar el papel de liderazgo regional e internacional, y para “compensar lo que perdimos y corregir lo que erramos”. Desde el palacio presidencial de Itihadiya, el mandatario, que hace sólo unos meses cambió el uniforme militar por el traje y la corbata, dio un discurso a la nación en el que aseguró: “Llegó el tiempo de construir un futuro más estable”.

Desde el golpe de Estado que lideró Al Sisi contra el presidente islamista Mohamed Mursi, apoyado por nutridas manifestaciones callejeras en todo el país, el gobierno de facto ordenó la represión y la persecución judicial sistemática de todos aquellos que cuestionaran el nuevo poder. Los más golpeados fueron dirigentes, militantes y simpatizantes de la Hermandad Musulmana, la organización islamista conservadora que apoyó la creciente islamización del gobierno de Mursi, en contra de los deseos de gran parte de una sociedad que apoya el ideal de un Estado laico.

Se estima que alrededor de mil islamistas murieron y aún más fueron detenidos y enfrentan duras condenas de prisión. Cientos de personas, vinculadas con la Hermandad fueron condenadas a muerte en los últimos meses. En su breve discurso, Al Sisi hizo una referencia indirecta al enfrentamiento que viene marcando la política y la vida egipcia hace más de un año. “Egipto será el faro del Islam moderado y rechaza la violencia y el terrorismo”, auguró el nuevo presidente. Y agradeció especialmente al rey de la monarquía islamista más conservadora del Golfo Pérsico, Arabia Saudita, por haber convocado a una conferencia de donantes para ayudar a Egipto.

Mientras en el palacio presidencial el ex general pedía “oportunidades para la libertad” en un contexto “responsable y lejos del caos”, en la plaza Tahrir, escenario de levantamientos populares y masivas protestas en los últimos tres años, no se vivía una fiesta: algunos jóvenes vendían remeras con la cara de Al Sisi, con sus tradicionales anteojos negros, y un grupo de manifestantes celebraban la asunción del líder golpista, pero lejos estaba la escena de las grandes manifestaciones de apoyo que el ex militar y oficial de Inteligencia supo cosechar hace un año, cuando derrocó a Mursi.

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