Dom 27.07.2014

EL MUNDO  › NATHAN THRALL, ANALISTA DE LA ONG EUROPEA INTERNATIONAL CRISIS GROUP

“La vida en Gaza sólo empeoró”

Las raíces de la violencia actual descansan en los esfuerzos de Israel, Estados Unidos y Europa para socavar la unidad de un gobierno palestino, al que Hamas se unió a principios de año.

› Por Aaron Maté *

Mientras muchos inscriben el asalto israelí contra Gaza en la serie de eventos que comenzó con el secuestro y posterior asesinato de tres adolescentes israelíes en la ocupada Cisjordania, veremos cómo las causas de la crisis fueron completamente ignoradas. En un reciente artículo de The New York Times, “Cómo Occidente eligió la guerra en Gaza”, Nathan Thrall, analista del International Crisis Group, sostiene que las raíces de la violencia actual descansan en los esfuerzos de Israel, Estados Unidos y Europa para socavar la unidad de un gobierno palestino, al que Hamas se unió a principios de este año. Aislada por su oposición al régimen de Bashar al Assad en Siria y por un distanciamiento con el gobierno militar en Egipto, Hamas se reconcilió con la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Cisjordania con la esperanza de que un acuerdo de unidad pueda ayudar a aliviar el bloqueo en Gaza y a pagar los sueldos de los miles de sus funcionarios. Pero Estados Unidos y la Unión Europea (UE) ayudaron a Israel a mantener el bloqueo de Gaza al tiempo que negaron los pagos a los empleados de Hamas. “El Plan A para Hamas es salir del aprieto y una reconciliación”, dice Thrall. “Eso se vio frustrado, por lo que el Plan B es la crisis que estamos viviendo hoy.”

–Acabamos de escuchar a Gideon Levy, que dijo que el contexto socava el gobierno de unidad palestino. ¿Qué pasó aquí? ¿Por qué este contexto es tan importante para entender la actual crisis en Gaza?

–Me gustaría retrotraerme a la última pelea entre Hamas e Israel, que se produjo en noviembre de 2012. Ese conflicto fue llevado a su fin después de varios días con un cese del fuego mediado por Egipto. En ese momento Hamas tenía un aliado, Egipto, en el poder. Y, básicamente, los términos del alto el fuego incluían varias concesiones a Gaza y a Hamas. Y aunque Israel implementó algunos de ellos en los días y las semanas que le siguieron, poco después se volvió a una situación en la que las exportaciones eran casi inexistentes, las importaciones se redujeron y hubo severas restricciones a los viajes para los habitantes de Gaza. Sin embargo, después de ese alto el fuego, Israel tuvo uno de los años más tranquilos en 2013, si es que no fue el más tranquilo que había tenido desde que empezaron a llegar los cohetes desde Gaza, que por cierto comenzó antes de la retirada israelí de Gaza en el otoño de 2005.

En julio de 2013 hay un golpe de Estado en Egipto, y un nuevo líder que es muy hostil tanto a los Hermanos Musulmanes –de la que Hamas es el capítulo palestino– como a Hamas, por supuesto. Y se produjo un cambio radical en la política por parte de Egipto y un cambio radical en el régimen de cierre que se le impuso a Gaza. Muy pocos habitantes de Gaza fueron capaces de salir a través del paso fronterizo de Rafah a Egipto. Esta es la salida principal de los habitantes de Gaza al mundo exterior. Hay algunos habitantes de Gaza a los que se les permite salir a través de Israel, pero no es una alternativa realmente disponible para la mayoría. Es para los casos médicos excepcionales y para los empresarios VIP de alto nivel y así sucesivamente. Por lo tanto, la salida estaba cerrada y la presión comenzó a crecer.

Además, los túneles, a través de los cuales muchos bienes fueron llegando –en particular los materiales de construcción y combustible–, cruzan la frontera entre Gaza y Egipto. Y el régimen Al Sisi, después del golpe de Estado, básicamente elimina estos túneles. Y con la eliminación de esos túneles, Hamas ya no contaba con estos bienes y ya no podía cobrarles impuestos. Ellos confiaron en que con esos ingresos fiscales podían pagar a los cerca de 40.000 empleados que trabajan en Gaza y que han estado trabajando incluso sin goce de sueldo desde hace varios meses.

Por lo tanto, lo que había era una olla a presión en el interior de Gaza y esto comenzó a hervir hasta el punto de ebullición en diciembre de 2013. Hubo una enorme tormenta en Gaza y plantas de saneamiento empezaron a cerrar por falta de energía. Hubo reducciones significativas en la electricidad, que ya están en niveles muy, muy bajos dentro de Gaza. Aguas residuales se vierten en el mar. Aguas residuales en el medio de las calles de Gaza. Y Hamas está mirando la situación en Egipto, esperando que haya un cambio de régimen allí y, que si Egipto no tuviere un presidente de la Hermandad Musulmana de nuevo, por lo menos alguien que sea menos hostil a Hamas y que permita algún tipo de alivio al cierre de Gaza.

Y cuando llegaron a la conclusión, a principios de año, de que realmente no iba a producirse un cambio de régimen en el corto plazo, se dieron cuenta de que tenían que hacer algo para salir de esa situación y, en particular, la difícil situación de no poder pagar a los empleados en Gaza. Estos empleados, por cierto, no son todos miembros de Hamas. Y tan pronto como llegaron a esta conclusión, decidieron que lo que iban a hacer, como una manera de salir de esto, era firmar un acuerdo de reconciliación con los líderes palestinos en Ramalá. Este fue un año de largo debate sobre los distintos puntos de la implementación de la reconciliación palestina. Es un sueño muy lejano. Pero Hamas, básicamente, socavó todas las demandas que previamente había estado haciendo.

–¿Qué pasó después de este acuerdo?

–Hamas esperaba dos cosas mínimas para retirar la totalidad de sus demandas. La primera cuestión era un alivio en el cierre impuesto en particular por Egipto en el cruce de Rafah. La razón oficial para el cierre fue que Egipto estaba realizando una campaña en contra de la Hermandad Musulmana y en contra de Hamas y amenazaba a la seguridad en el Sinaí, y así sucesivamente. Y ellos dijeron: “Si ya no estamos manejando la frontera y ahora tienen fuerzas de seguridad palestinas leales al liderazgo en Ramalá en la frontera –como Hamas acordó que sería el caso–, debería por lo menos haber alguna flexibilización significativa y la gente debería ser capaz de salir de Gaza”. La segunda cosa que ellos esperaban era que los funcionarios públicos, a los que ya no podían pagar, comenzaran a cobrar. Y ninguna de esas dos cosas sucedieron.

De hecho, la vida en Gaza sólo empeoró. Y pasaban los meses sin ninguna solución a esta crisis en construcción, luego de que Hamas hubiera hecho esas concesiones con el fin de encontrar una solución de la situación en Gaza y, también, por sus propias razones egoístas, claro. Ellos no querían ser derrocados por la población de Gaza en un momento de gran agitación y e inestabilidad en la región cuando no podían mantener a sus empleados. Así que le entregaron la responsabilidad al gobierno en Ramalá. Presumiblemente, eso sería algo que está en el interés de Occidente, que siempre señala lo mucho que quieren fortalecer el liderazgo en Ramalá y fortalecer a Fatah. Y si es que eso era lo que deseaban, entonces el día que este gobierno se formó no debería haber habido aumentos de la electricidad en Gaza y el cruce de Rafah debería haber sido abierto de manera significativa. Los cambios importantes deberían haber tenido lugar. Los salarios deberían haberse pagado el día en que el gobierno se formó. Y nada de eso ocurrió. Si hubiera tenido lugar, ninguna otra cosa hubiera fortalecido el liderazgo de Ramalá y de Fatah.

Y así, lo que sucedió posteriormente fueron los secuestros y asesinatos de los tres estudiantes de la Yeshiva (escuela talmúdica), los tres estudiantes israelíes de la Yeshiva en Cisjordania, seguido de la venganza, la tortura y el asesinato del joven palestino de 16 años en Jerusalén Este, Mohammed Abu Khdeir. Y Hamas se encontraba en medio de una campaña israelí para detener a cientos de miembros de Hamas en Cisjordania, en la búsqueda de los autores del secuestro y asesinato. Hamas no reclamó la responsabilidad de los secuestros y el asesinato, pero sí dijo que apoya este tipo de secuestros como medio de intercambiar los prisioneros. Y Hamas encontró una oportunidad –con el aumento de las protestas a raíz de la muerte de Mohammed Abu Khdeir, levantándose manifestaciones en particular en Jerusalén y en Israel– de hacer lo que sentía que estaba obligado a hacer en cualquier caso. El Plan A de Hamas era la reconciliación. Eso fue frustrado. Y así, el Plan B es la crisis que estamos viviendo hoy.

–Justo antes de esto, Estados Unidos aceptó reconocer este gobierno de unidad, con Hamas incluido. Ahora, a principios de junio, el presidente palestino, Mahmud Abbas, juró en el gobierno uniéndose a Hamas. Después de años de conflicto, la portavoz del Departamento de Estado Jen Psaki dijo que la administración Obama reconocería este nuevo gobierno. ¿Cómo reaccionó Israel a esta decisión de Estados Unidos de comprometerse con el reconocimiento del gobierno de unidad?

–El paso que dio Estados Unidos fue rechazado por Israel. Y hay que decir que la razón por la que Estados Unidos tomó la decisión extraordinaria de reconocer este gobierno de unidad fue, en primer lugar, su frustración con Israel durante el proceso de paz dirigido por Kerry. Si eso no hubiera ocurrido, es casi seguro que Estados Unidos se habría opuesto con mucha más fuerza al acuerdo de reconciliación.

Pero la segunda razón, por supuesto, es que los Estados Unidos reconoció al gobierno porque era una forma de capitulación por parte de Hamas. No había ni un solo miembro de Hamas dentro de este gobierno, ni un ministro afiliado a Hamas. El gobierno era básicamente idéntico al gobierno respaldado por Estados Unidos en Ramalá que estaba siendo reemplazado. Tampoco había una razón legal para que Estados Unidos se opusiera al nuevo gobierno. Pero detrás de escena, Estados Unidos actuó para asegurarse de que la verdadera reconciliación no se produjera, que nuevos pasos hacia la reconciliación no tuvieron lugar.

* De Democracy Now, de Estados Unidos. Especial para Página/12.

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