Al menos 31 personas, entre ellos civiles y combatientes islamistas, murieron en los bombardeos de la aviación siria sobre la capital de una provincia controlada por el Estado Islámico (EI). De acuerdo con el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una organización con sede en Londres que documenta la guerra en Siria, dijo que 25 de las 31 víctimas en la ciudad de Al Raqa, capital de la provincia homónima, se registraron en un ataque que alcanzó a una panadería. En tanto, Estados Unidos realizó en los últimos días dos nuevas incursiones aéreas que destruyeron siete vehículos del EI en el norte de Irak, anunció el comando estadounidense (Centcom) encargado de Medio Oriente y Asia Central.

De los 25 muertos del ataque en la panadería, 12 eran civiles, nueve combatientes del EI y cuatro eran personas de identidad desconocida, dijo la ONG, que se opone al gobierno sirio de Bashar al Assad y que cuenta con una red de informantes sobre el terreno. Por su parte, la agencia de noticias estatal siria SANA informó que el Ejército mató ayer a “un gran número de miembros del EI” en distintas áreas de Al Raqa en varias operaciones en las que destruyeron arsenales de armas y municiones del grupo jihadista.

La agencia no dio detalles de las características de las operaciones. Sin embargo, el Observatorio dijo que otro de los bombardeos alcanzó un centro de entrenamiento de la organización extremista en la misma población, donde al menos seis miembros del EI fallecieron. La ONG reportó además que hubo en total ocho ataques lanzados desde tres aviones. Los ataques aéreos también fueron informados por un activista residente en Moscú que usa el nombre Abu Ibrahim y que integra un colectivo de prensa llamado “Raqa está siendo asesinada silenciosamente”. Al Raqa es el feudo principal del EI en el territorio sirio, donde en junio declaró un califato que abarca también Irak.

Con la provincia bajo su control, el EI, considerado más radical que Al Qaida, impuso su versión ultraconservadora de la ley islámica, prohibiendo y castigando con la muerte cualquier otro credo o forma de vida considerada antimusulmana. Ibrahim aseguró que sus informantes sobre el terreno constataron que la morgue local quedó desbordada de cuerpos carbonizados y agregó que entre las víctimas había ocho miembros de una misma familia, informó la cadena CNN.