Las calles de la ciudad estadounidense de Ferguson volvieron a ser escenario de protestas y arrestos en la madrugada de ayer contra la no imputación del policía blanco que mató al joven afroamericano Michael Brown, informaron las autoridades locales. Tras la tranquilidad vivida el jueves por la celebración del Día de Acción de Gracias, en la noche del viernes cientos de personas volvieron a manifestarse frente a la sede del Departamento de Policía de Ferguson y al menos 15 fueron arrestadas.

El fallo judicial favorable al policía Darren Wilson provocó el lunes y martes una serie disturbios raciales que desembocaron en la detención de más de 120 personas y causaron cuantiosos destrozos en edificios y vehículos que ardieron.

El jurado que analizó el caso anunció el lunes pasado su decisión de no imputar a Wilson, de 28 años, por la muerte de Brown, de 18 años y tiroteado el pasado 9 de agosto tras robar una caja de cigarrillos en un supermercado de Ferguson, un suburbio de Saint Louis (Missouri). En rechazo a la decisión del jurado, los manifestantes llamaron a boicotear el “viernes negro” –Black Friday, un día de rebajas–, con una campaña impulsada en las redes sociales bajo el lema Apaga el viernes negro (Blackout Blackfriday).

Dentro de esa campaña, unas 200 personas se tumbaron en el suelo para recordar la muerte de Brown frente a un centro comercial de Saint Louis y forzaron su cierre temporalmente, en uno de los días de mayores ventas del año. Asimismo, en Oakland (California), varias personas se encadenaron a un tren en señal de protesta, y hubo también manifestaciones en San Francisco, Chicago, Nueva York y Seattle que congregaron a cientos de participantes.

El agente Wilson, que disparó el pasado 9 de agosto contra Brown en circunstancias aún por esclarecer públicamente, afirmó este martes en una entrevista con la cadena de televisión ABC que lamenta el suceso, pero tiene “la conciencia tranquila”. Wilson sostuvo que Brown lo agredió e intentó apoderarse de su arma, versión que contradice el relato de algunos testigos, entre ellos un amigo que acompañaba a la víctima.

Según esos testigos, el agente efectuó varios disparos contra el joven cuando éste iba desarmado y tenía los brazos en alto, en actitud de sometimiento.

La muerte de Brown reabrió el debate sobre la discriminación racial que practica la policía en Estados Unidos.