EL MUNDO › JODIE GINSBER, DE INDEX ON CENSORSHIP, HABLA DE LA LIBERTAD DE EXPRESION
Fundada en Londres hace más de 40 años en plena Guerra Fría, Index on Censorship es una de las organizaciones europeas que más han luchado contra la censura. Su directora dice que la mejor respuesta al odio es la crítica de ese odio.
› Por Marcelo Justo
Desde Londres
Los casi cuatro millones de personas en la marcha del domingo en París y las cinco millones de copias de Charlie Hebdo vendidas el miércoles fueron interpretados en los medios europeos como un claro respaldo a la libertad de expresión. Pero el miércoles, el cómico de origen musulmán Dieudonné M’bala M’bala fue arrestado por la policía francesa por un comentario que hizo en las redes sociales poco después de la manifestación en París, comentario que borró poco después.
“Sachez que ce soir, en ce qui me concerne, je me sens Charlie Coulibaly”, escribió el cómico: “Sepan que esta noche, en lo que me concierne, me siento Charlie Coulibaly”. Este amalgamiento del nombre de la revista con el apellido del hombre que mató a una agente de policía y atacó un supermercado judío en París el jueves de la semana pasada bastaron para que la policía lo arrestara.
Fundada en Londres hace más de 40 años en plena Guerra Fría, Index on Censorship es una de las organizaciones europeas que más ha luchado contra la censura. Entre los autores que consiguieron una plataforma para sus trabajos en esta organización cuando se hallaban prohibidos en sus propios países se encuentran Aleksandr Solzhenitsyn, Milan Kundera y Václav Havel. Su directora, Jodie Ginsber, dialogó con Página/12.
–La manifestación del domingo fue saludada como un triunfo de la libertad de expresión. Al mismo tiempo Dieudonné M’bala M’bala fue arrestado. ¿Es este un caso de doble rasero?
–Hay estándares internacionales que protegen la libertad de expresión y opinión. Las razones que se pueden invocar para limitarla son muy limitadas. Se entiende que tiene que limitarse si constituye una incitación a la violencia o el odio. En Francia la ley no permite que se condonen públicamente actos de terrorismo. La corte deberá decidir si los comentarios de Dieudonné constituyen una violación de la ley. Pero tenemos que ser muy claros: para que la corte lo condene tiene que probar que en su mensaje hay una clara incitación a cometer un acto terrorista.
–El tema es quién define las cosas. Para muchos musulmanes progresistas que están a favor de la libertad de expresión y en contra del extremismo islámico, Charlie Hebdo estaba describiendo a los musulmanes de una manera racista. Eso podría ser incitación al racismo o al odio racial. Esto tiene potencialmente un agravante porque las caricaturas se hacen sobre una minoría marginada y desposeída como en muchos casos son los seis millones de musulmanes en Francia.
–Me hace dos preguntas. Una es la cuestión de definir qué es el racismo. La libertad de expresión incluye el derecho de satirizar o burlarse o insultar ideas y religiones. Si algo es racista, la Justicia debe decidirlo. No soy francesa, pero entiendo por mis colegas franceses que Charlie Hebdo tiene una larga tradición antirracista. Es una publicación de izquierda que siempre se ha opuesto al racismo. El segundo punto, el de la marginalidad, es sobre acceso. Es perfectamente razonable que mucha gente sienta que no tiene acceso a la expresión y que sus voces no son escuchadas. Pero el camino acá es tratar de ampliar este acceso a la expresión de la propia opinión, no cerrarles el camino a otros.
–Pero en 2008 Charlie Hebdo despidió a Maurice Sinet, un caricaturista, por una columna en la que bromeaba sobre el vínculo judío de un hijo de Nicolas Sarkozy.
–Soy consciente de que eso sucedió, pero no conozco el caso en profundidad. Por lo que sé Charlie Hebdo tiene una larga tradición en la que nunca ha hecho distinciones entre las religiones, sean judaísmo, cristianismo o Islam. Debemos de ser libres de expresar nuestra opinión sobre la religión. La libertad de expresión es también una protección de mi derecho de expresar mi religión así como el derecho de otros de expresar su religión.
–¿Qué lugar ocupa el Holocausto en este debate? En Alemania está prohibido cuestionarlo públicamente. En 2005, el gobierno iraní creó un premio a la mejor caricatura al Holocausto.
–Creemos que la criminalización de la opinión no es la respuesta más adecuada. La mejor respuesta a los que dicen cosas que consideramos ofensivas es criticarlos abiertamente. Es muy importante en relación con la negación del Holocausto que lo critiquemos, pero a menos que podamos tener ese debate abiertamente vamos a tener una reacción mucho más peligrosa porque alimentaremos teorías de la conspiración y contribuiremos a la creación de movimientos clandestinos.
–Sin embargo, ¿no se entiende que Alemania, dada su historia, adopte una política muy dura al respecto?
–Se entiende el contexto alemán en el que sucede, pero nuestra visión es que el techo para la limitación de la libertad de expresión tiene que ser muy alto y debe estar vinculado a la incitación del odio y la violencia contra otra gente. No veo que estas condiciones muy estrictas se cumplan en el caso de los que niegan el Holocausto. Para poder exponer y ridiculizar esa idea necesitamos que esa idea, si alguien la tiene, pueda expresarse.
–¿Qué se puede decir de la burla de los decapitamientos como los ocurridos recientemente en Irak?
–Que alguien quiera burlarse del decapitamiento de otro ser humano es espantoso, pero la pregunta es si esto se considera una incitación a la violencia. Porque el tema es que lo que resulta ofensivo para alguien no lo es para otra persona. Si uno empieza a prohibir lo que ofende a alguien, la cuestión es quién decide qué es insultante y debe ser prohibido y qué no. Esto puede variar enormemente entre distintas personas, de manera que a la larga si se cede en este punto se corre el peligro de terminar con la libertad de expresión.
–¿Cómo se prueba que una determinada expresión es “incitación al racismo, al odio o a la violencia”?
–Es cierto. En muchos casos es muy difícil de decidir, pero debería ser un tema del que se haga cargo la Justicia. No se puede decir simplemente que un insulto es una forma de incitación. En el caso de Dieudonné, la corte tiene que decidir si alguien que lee lo que él escribió puede cometer un acto terrorista.
–Acá en el Reino Unido el jefe del MI5, Andrew Parker, ya pidió que los servicios secretos tengan más acceso a los mensajes electrónicos de todo el mundo. ¿Cómo ve el futuro de la libertad de expresión?
–Nos preocupa mucho que la reacción pavloviana a esto sea una erosión mayor de las libertades civiles. La introducción de una mayor supervisión de la red puede tener un impacto muy negativo sobre la libertad de expresión.
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