EL MUNDO › MURIó UN NIETO DEL CHE GUEVARA
› Por Gerardo Albarrán de Alba
Desde México, D. F.
Lo llamaban el nieto incómodo del Che Guevara. Con apenas 40 años, Canek Sánchez Guevara no sobrevivió a una cirugía cardiovascular de emergencia que inició la mañana del miércoles para reemplazarle dos válvulas. Murió en el quirófano.
Canek era el hijo mayor del mexicano Alberto Sánchez Hernández, miembro de la Liga de los Comunistas, quien llegó a Cuba luego de que su organización secuestró un vuelo en la norteña ciudad de Monterrey, en 1972, para negociar la libertad de algunos de sus compañeros. Su nombre fue tomado del indio Jacinto Canek, líder maya de raza pura de la zona de Campeche, quien fue masacrado por la corona española en el siglo XVIII y se convirtió en símbolo de lucha libertaria. Ah Kaan Ek, en maya, significa “serpiente negra”.
Su madre era Hilda Guevara, primogénita del Che y de la peruana Hilda Gadea. Hilda Beatriz Guevara Gadea nació en la Ciudad de México en 1956; murió en 1995 en La Habana. Canek Sánchez Guevara nació en La Habana en 1974. Su cadáver fue cremado ayer aquí, en las primeras horas de la noche.
Un tío suyo, Martín Guevara, primo de su madre, lo describe “valiente desde jovencito, punk, rebelde”, y perseguidor de esa verdad interior “que te lleva tanto al error como a la originalidad”. Consecuente con sus planteos, escribió Martín Guevara en su blog, Canek “denunciaba sin titubear las andanzas menos revolucionarias de los que abandonaron a su abuelo”. Canek tenía una banda de rock en Cuba, y siendo nieto del Che no le resultó fácil. Vivió en La Habana hasta 1996, cuando abandonó ese país y se radicó en el sureste mexicano, en la ciudad de Oaxaca. Tenía nacionalidad mexicana. Aquí publicaba eventualmente en las revistas Letras Libres y Milenio Semanal.
Diez años después de salir de Cuba, Canek Sánchez decía haberse interesado por las vanguardias artísticas, culturales, estéticas “y también, claro, por las ideológicas y políticas. Me hundí en los ismos, he de admitirlo. Empecé a dedicarme al diseño gráfico, al tiempo que hacía fotografía, componía música y escribía pésimos poemas ‘abstractos’. Me hice buen lector y poco a poco, editor”, escribió en julio de 2006 en el blog Baracutey Cubano, donde describió su infancia y adolescencia.
El primero de los varios nietos que tuvo el Che de pronto se quejaba: “Mis amigos me buscan porque soy Canek; los periodistas lo hacen porque soy nieto del Che”.
Pese a ser crítico del concepto mismo de la Revolución Cubana (“no se hace una revolución, se participa en ella”) y de la tesis sobre “el hombre nuevo” que surgiría de ella (“es una idea que no sólo me parece ingenua, sino también demasiado absolutista”), Canek se negaba a encasillar a su abuelo. Para él, la izquierda y la derecha construyeron reducciones “del todo” que fue el Che. “Y es que un hombre no puede caber en el estrecho universo de los mitos, donde –a diferencia de la realidad– todo es absolutamente bueno o absolutamente malo”, dijo en una entrevista concedida al semanario Proceso en octubre de 2007, en el 40 aniversario de la muerte del guerrillero.
Con todo, decía que el Che fue “un hombre capaz de abandonar el poder para continuar la lucha”, pero también reconocía que se convirtió en un icono pop de una época en la que “se descubrió que la mejor manera de anular las ideas subversivas es vendiéndolas como mercancías culturales (...) Pero ya no pasa de ahí: la subversión se compra, no se ejerce”.
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