EL MUNDO › AL MENOS 48 MUERTOS EN LIBIA EN REPRESALIA POR LOS BOMBARDEOS DE EGIPTO
Las explosiones se produjeron en un cuartel policial, en la casa de un político local, el presidente del Parlamento libio, Aguila Salah Isa, y en una estación de servicio y combustible, en la ciudad de Al Qubah, en el este del país.
Un ataque coordinado con tres coches bomba, perpetrado en Libia por el grupo islamista radical Estado Islámico (EI) en represalia por recientes bombardeos de Egipto contra los jihadistas, dejó al menos 48 muertos y más de medio centenar de heridos, informaron fuentes médicas y de seguridad.
Los coches cargados de explosivos detonados en la ciudad de Al Qubah, cercana al bastión de grupos afines al EI en el este de Libia, tuvieron como objetivos intereses del gobierno internacionalmente reconocido de Tobruk, al que apoya Egipto. Las explosiones se produjeron en un cuartel policial, en la casa de un político local, el presidente del Parlamento libio, Aguila Salah Isa, y en una estación de servicio y combustible, dijeron fuentes gubernamentales. Los socorristas precisaron que la mayoría de las víctimas se encontraba en la gasolinera, donde decenas de vehículos hacían cola, debido a la escasez de carburante en la ciudad. Añadieron que el presidente del Parlamento, con sede en Tobruk, más al este, no estaba en la casa en el momento del ataque.
La rama leal al EI en el este de Libia asumió pocas horas después la autoría del triple atentado en un comunicado emitido por los jihadistas en la Cirenaica (región este de Libia), y difundido por canales de TV locales. Según el grupo, el objetivo de los ataques fueron posiciones del general sublevado Jalifa Hafter, un antiguo héroe de la guerra en Chad del ejército del fallecido Muammar Khadafi, que años después se convirtió en uno de sus principales opositores.
Esta rama del EI acusa a Hafter de haber ofrecido a la aviación egipcia información valiosa para los bombardeos que realizó esta semana contra diferentes edificios de la ciudad de Derna, bastión del Estado Islámico en el este de Libia y uno de los focos islamistas de la rebelión contra Khadafi. Esos bombardeos, que causaron al menos siete muertos, fueron lanzados en represalia por la difusión, días antes, de un video en el que se mostraba cómo verdugos del EI ejecutaban a una veintena de obreros coptos (cristianos egipcios) cerca de la ciudad costera de Sirte, en el centro de Libia.
El gobierno egipcio condenó los atentados de ayer y reafirmó su apoyo al país vecino. En un comunicado, el portavoz de la Cancillería egipcia, Badr Abdelati, expresó su “profundo pésame” a las familias de las víctimas, el gobierno y el pueblo libios, y pidió por la pronta recuperación de los heridos. “Egipto apoya al gobierno legítimo de Libia en su lucha contra el terrorismo. La comunidad internacional tiene que asumir sus responsabilidades en cuanto a la grave situación en Libia, que amenaza la seguridad y la paz internacionales”, señaló Abdelati en el comunicado.
Libia se halla sumida en el caos desde que una revuelta encabezada mayormente por islamistas –entre otros grupos el AQMI (Al Qaida en el Mogreb Islámico) que luego se declaró leal al califato del EI– y apoyada por ataques aéreos de la OTAN derrocó a Khadafi, en 2011.
Desde entonces, dos gobiernos rivales se disputan la legitimidad y el territorio, mientras que milicias islamistas que participaron de la revuelta contra Khadafi controlan ciudades y regiones enteras y se niegan a deponer las armas y reconocer a las autoridades. Integrados por radicales tunecinos, egipcios, libios y argelinos que viajaron a Siria e Irak y regresaron con entrenamiento y experiencia en combate, esta rama del EI avanza hacia ciudades de la costa, como Sirte, en cuyas calles ya patrullan y ejercen control.
Esta semana, Egipto y el Vaticano se manifestaron a favor de una intervención en Libia, bajo un mandato de la ONU, para controlar la situación. El Cairo, que junto a Marruecos cerró su espacio aéreo y su frontera con Libia, es el país que con más énfasis pidió en la ONU una intervención internacional para frenar el caos en el que vive Libia, solución que no respaldan muchos países vecinos del Magreb, como Argelia, ni algunas capitales occidentales, como Londres.
La ONU y la Unión Europea siguen por ahora apostando por retomar el proceso de paz y diálogo que trata de llevar adelante el español Bernardino León y que debía reactivar durante este próximo fin de semana las conversaciones entre todas las partes implicadas en el conflicto.
Ayer, los cancilleres del sur de Europa destacaron en París la necesidad de lograr una “solución política” para el conflicto libio, cuyo desenlace, acordaron, debe pasar por la formación de un gobierno de unidad nacional.
Los titulares de Exteriores de Italia, Portugal, Francia, Chipre, Malta, Grecia y España, reunidos en el llamado Grupo Mediterráneo, expresaron su confianza en la mediación de León, para conciliar los intereses de las diferentes facciones implicadas.
Esta nueva escalada de violencia en Libia gatilló una nueva oleada de embarcaciones repletas con inmigrantes que intentan llegar a las costas de Libia.
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