EL MUNDO › EL PROGRAMA DE AYUDA FINANCIERA DE LA UNION EUROPEA SE PRORROGO CUATRO MESES
Tras largas semanas de duras negociaciones que muchas veces estuvieron al borde de la ruptura, el Eurogrupo y el gobierno de Tsipras llegaron a un acuerdo para un crédito puente que amplía el rescate en 240.000 millones de euros.
El gobierno izquierdista griego del primer ministro Alexis Tsipras llegó ayer a un acuerdo con el Eurogrupo para ampliar por cuatro meses y en 240.000 millones de euros el programa de ayuda financiera de la Unión Europea (UE) al país mediterráneo, confirmó el presidente del organismo, Jeroen Dijsselbloem.
Tras largas semanas de duras negociaciones que muchas veces estuvieron al borde de la ruptura, el Eurogrupo y el gobierno de Tsipras llegaron finalmente a un acuerdo de extensión de crédito que Atenas considera una “vuelta de página” y Dijsselbloem ve como un “primer paso en el largo proceso de reconstruir la confianza”. La decisión se tomó en una reunión de los ministros de Economía y Finanzas de los países de la Zona Euro, que se inició con varias horas de retraso y terminó con un acuerdo de extensión del financiamiento que permitirá a Atenas recapitalizar el sector bancario griego durante estos cuatro meses. El gobierno de coalición de Syriza y los Griegos Independientes proclamó desde Atenas que se demostraba ayer que “la negociación hubiese podido hacerse en los últimos años y que Grecia no estaba aislada ni tampoco había fracasado”.
Grecia “consiguió el principal objetivo”, que era ganar tiempo para negociar “en el marco de un acuerdo puente de cuatro meses” un pacto más amplio, explicaron las fuentes oficiales. Agregaron que “los chantajes de las últimas 24 horas fracasaron” y “se evitaron medidas que provocan recesión, como la reducción de las pensiones, el aumento de los impuestos y los superávit primarios exagerados”, y se suprimió el objetivo de que el superávit primario fuera “del 3 por ciento del PIB, es decir 5500 millones de euros para 2015”.
Ahora, según las fuentes, Grecia “presentará su propio programa de reformas con las prioridades que todos comparten: la lucha contra la corrupción, la evasión fiscal, la reconstrucción de los servicios públicos y la lucha contra la crisis humanitaria”.
La comunicación de Atenas precisó, finalmente, una declaración de Dijsselbloem, al explicar que el compromiso de no emprender acciones unilaterales que el político holandés había resaltado sólo corresponde “a las iniciativas que tienen un coste financiero”. El presidente del Eurogrupo, un conservador ultraneoliberal, había aclarado además en conferencia de prensa tras el encuentro en Bruselas que Grecia se comprometió, a cambio del dinero, a ampliar el programa de reformas que había propuesto.
Dijsselbloem y su par alemán, Wolfgang Schauble, encarnaron durante las duras negociaciones que llevaron largas semanas la máxima oposición al apartamiento de Grecia respecto del programa de austeridad y exigieron el pleno respeto a los pactos previos al triunfo electoral de Syriza.
“Me alegra poder informarles que el trabajo tuvo buenos resultados”, afirmó Jeroen Dijsselbloem ante la prensa. “Establecimos un terreno común otra vez”, aclaró. “El jueves recibimos una solicitud para una prórroga de seis meses, pero nuestra decisión es una prolongación de cuatro”, aclaró posteriormente el eurofuncionario.
Por su parte, el comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, el francés Pierre Moscovici, se congratuló por el acuerdo alcanzado y señaló que “estaba absolutamente convencido de que era necesario un acuerdo para Grecia y para la Zona Euro”. Moscovici agregó que a partir de ahora los equipos trabajarán para tener completado el acuerdo para el lunes, ya que los parlamentos de algunos países tienen que dar su aprobación a la ampliación de la prórroga de la ayuda financiera a Grecia, que expira el próximo 28 de febrero.
El titular griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, había solicitado el jueves, en una carta a Dijsselbloem, la prolongación a partir del 1º de marzo y hasta finales de agosto del acuerdo de asistencia financiera que expiraba el próximo día 28 y ya se prorrogó en diciembre pasado.
Grecia ofreció algunas concesiones importantes, entre ellas un retorno de los inspectores de la Comisión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo (BCE), aunque sin mencionar la palabra troika, que era como se conocía conjuntamente a estos acreedores internacionales de Grecia.
El tramo final de las negociaciones no fue sencillo. El jueves, la Comisión Europea consideró la propuesta de Grecia como una primera “señal positiva”, pero minutos después Alemania mostró su rechazo. Según dijo un vocero del ministro de Finanzas germano, Wolfgang Schauble, la propuesta de Grecia no era de solución “sustancial”, sino que “en realidad pretende una financiación puente sin cumplir las exigencias del programa” de rescate.
Tras el rechazo inicial de Schauble, Atenas reaccionó diciendo que su petición era definitiva y que en la reunión ayer había “sólo dos opciones aceptar o rechazar la solicitud de Grecia”.
Pero si Grecia y Europa no llegaban a un acuerdo antes del 28, ambos podían sufrir consecuencias muy negativas: Grecia podía caer en default y verse obligada a salir del euro y esto afectaría gravemente a la Unión Europea (UE), que no podría recuperar lo prestado, y a los bancos alemanes tenedores de los bonos griegos.
Así fue que, en la primera de una serie de posteriores indicaciones de mayor flexibilidad y en contraposición a Schauble, el ministro de Economía alemán, Sigmar Gabriel, llamó a no precipitarse “a la hora de decir que sí o que no. Mi consejo es hablarlo”. Más tarde –en lo que fue la primera indicación de que se podrían acercar posiciones–, una larga llamada telefónica mantenida anoche entre el primer ministro griego, Alexis Tsipras, y la canciller alemana, Angela Merkel, pareció calmar las aguas.
Según una fuente del gobierno griego, la conversación estuvo “dirigida a encontrar una solución mutuamente beneficiosa para Grecia y la Zona Euro” y se desarrolló en un “clima positivo”.
Luego, hubo más indicios de que podría llegar a haber un acuerdo en la trabajosa negociación cuando el presidente de Francia, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, recalcaron –ayer– que la intención de sus dos países era seguir trabajando para que Grecia se quede en la Eurozona. Horas antes de la reunión del Eurogrupo, finalmente Alemania mostró un tono más conciliatorio, ya que, aunque reiteró que la propuesta es “insuficiente”, también la calificó de “buena señal”.
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