Vie 06.03.2015

EL MUNDO  › UN MILITANTE NACIONALISTA, OPUESTO A LA ALIANZA MILITAR BILATERAL, CORTO A MARK LIPPERT CON UN ARMA BLANCA

Atacan a un embajador de EE.UU. en Seúl

El agresor, armado según la policía con un cuchillo de cocina de unos 25 centímetros, atacó al funcionario cuando participaba en una reunión. El agresor lanzó proclamas contra las maniobras militares de Corea del Sur y Estados Unidos.

El embajador de Estados Unidos en Corea del Sur, Mark Lippert, fue herido con arma blanca ayer en Seúl por un militante nacionalista opuesto a la alianza militar entre su país y Estados Unidos. El presidente Barack Obama llamó al embajador para desearle “una pronta recuperación”, indicó la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional (NSC), Bernadette Meehan, y el Departamento de Estado “condenó con fuerza” este “acto de violencia”.

El agresor, armado según la policía con un cuchillo de cocina de unos 25 cm, atacó a Mark Lippert cuando participaba en una reunión en un desayuno en el céntrico Instituto Cultural Sejong de la capital. “Este hombre surgió bruscamente entre el público cuando empezaba el desayuno. Algunos intentaron detenerlo, pero todo transcurrió muy deprisa. Lippert, de 42 años, fue instalado en un coche policial y transportado al hospital. Su vida no corría peligro y se encontraba “estable”, según un portavoz de la embajada. Los miembros de los servicios de seguridad y los policías se precipitaron sobre el asaltante, que llevaba atuendo coreano tradicional y lanzó un eslogan contra la guerra cuando atacó al diplomático.

Lippert tiene heridas en cinco lugares diferentes, la más grave, una incisión de once centímetros de largo y tres de profundidad desde la mejilla derecha hasta la barbilla, según los médicos del hospital Severance, de Seúl. Recibió 80 puntos entre las cinco heridas. Kim, por su parte, se lesionó el tobillo durante el suceso y fue arrestado e interrogado durante tres horas.

Tras perpetrar el ataque, el agresor lanzó proclamas contra las maniobras militares anuales a gran escala Key Resolve y Foal Eagle iniciadas por Seúl y Washington el lunes en territorio surcoreano. Entre arengas contra la presencia estadounidense en Corea del Sur y a favor de la unificación con el Norte, el detenido también aseguró no estar arrepentido de haber apuñalado al embajador y reveló que el cuchillo era suyo y había planeado la agresión diez días atrás.

Se trata del primer ataque al máximo representante de Estados Unidos en Corea del Sur y el segundo a un embajador en Seúl después de que en 2010 el de Japón recibiera una pedrada que no llegó a alcanzarlo. Sorprendentemente el autor de los dos ataques fue el mismo, Kim Kijong, un activista radical que ya pasó dos años en la cárcel por el intento de agresión al diplomático japonés y que, según la policía, en las últimas décadas ha protagonizado diversos actos violentos en protestas y manifestaciones.

Kim lidera una organización de tendencia ultranacionalista, con 56 miembros, llamada Woorimadang (“Nuestro lugar”), en cuya página web se observan duras críticas a las maniobras de los ejércitos surcoreano y estadounidense. También era miembro del Consejo Coreano para la Reconciliación y la Cooperación, una organización política con representantes tanto de la izquierda como de la derecha que auspiciaba el evento, y se cree que fue esto lo que le brindó el acceso.

Tampoco tuvo problemas para introducir el cuchillo, ya que los asistentes no fueron sometidos a controles de detección de metales o registro corporal, reconoció la policía, tras alegar que la Embajada de Estados Unidos no había solicitado protección especial.

Seúl confirmó que el sospechoso viajó a Corea del Norte de forma legal en hasta seis ocasiones en 2006 y que trató de erigir en Seúl un monumento de homenaje al dictador Kim Jong-il tras su muerte en 2011, aunque prácticamente se descarta que tenga vínculos con el gobierno de Pyongyang. Dada la gravedad del caso, será tratado por la oficina antiterrorista de la fiscalía de Seúl, mientras un equipo de investigación de 76 fiscales y policías ya solicitó una orden para registrar la casa del agresor y baraja presentar cargos de intento de asesinato contra él.

En cuanto a las reacciones de los gobiernos de Estados Unidos y Corea del Sur, el primero expresó su “condena rotunda” en un comunicado del Departamento de Estado, mientras la Cancillería de Seúl “lamentó profundamente” lo ocurrido y remarcó que Washington es su “aliado más importante”.

Aunque prácticamente se descarta la implicación de Corea del Norte en este suceso que más bien apunta a la acción aislada de un fanático, el régimen de Kim Jong-un celebró el ataque al considerar que se trata de “un castigo merecido” para Estados Unidos.

Pyongyang considera la agresión como “una muestra de la resistencia” de la sociedad surcoreana a la “crisis de guerra provocada por los ejercicios militares conjuntos” de Seúl y Washington,.

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