Mié 15.10.2003

EL MUNDO  › LOS MANDOS MILITARES BOLIVIANOS VACILAN SOBRE SANCHEZ DE LOZADA

Cuando las armas cambian de blanco

El comandante de las FF.AA. bolivianas dijo ayer que respalda la investidura del presidente, pero no a la persona de Gonzalo Sánchez de Lozada. Pero luego, las FF.AA. declararon su “respaldo activo” al presidente, en medio de señales de fractura entre los uniformados.

Los días de Gonzalo Sánchez de Lozada como presidente podrían estar contados. El comandante de las Fuerzas Armadas, general Roberto Claros, dijo que éstas no respaldan al presidente “como persona” sino como integrante de un “gobierno legítimo”. Luego, en medio de versiones cruzadas sobre la lealtad de las FF.AA., un comunicado oficial de éstas últimas confirmó su “activo respaldo” a Sánchez de Lozada. En el plano político, y después de reunirse con el mandatario boliviano, el líder de la cogobernante Nueva Fuerza Republicana (NFR), Manfred Reyes Villa, admitió que podría considerar la “renuncia” de Lozada, como reclaman las principales organizaciones sindicales de Bolivia. Pero el diputado y líder de los cocaleros, Evo Morales, denunció que la embajada norteamericana les habría pagado a las Fuerzas Armadas para que respalden a Lozada. Mientras, la Central Obrera Boliviana (COB) declaró la huelga general indefinida y el bloqueo total de todos los caminos y calles del departamento de Cochabamba “para que este gobierno se vaya sí o sí”, dijo su secretario general, Luis Choquetilla.
Después de volverse de urgencia de Estados Unidos, Reyes Villa, aliado al presidente desde agosto, declaró que “tenemos que considerar si preservar la democracia pasa por su renuncia”. Luego de reunirse durante dos horas con Lozada, Reyes Villa remarcó que “no estoy con el gobierno”, sino con la democracia y “los intereses de todos los bolivianos”. El líder del NFR, que controla 27 bancas en el congreso, y al que pertenecen los tres ministros del gabinete de Lozada que renunciaron el lunes, explicó a la prensa que le pidió al mandatario que “escuche” las demandas sociales. A la tarde “volveré a reunirme con él para escuchar su respuesta”, concluyó. Horas antes de sus declaraciones, el ex presidente Jaime Paz Zamora había expresado su apoyo al acorralado presidente. “¡Qué difícil es amar a Bolivia!”, declaró el ex mandatario luego de que uno de sus principales colaboradores, Jorge Torres, renunciara el lunes a la cartera de Desarrollo Económico en desacuerdo por el uso de la fuerza para manejar las protestas populares.
Luego de denunciar un plan sedicioso “organizado y financiado desde el exterior”, Lozada declaró el lunes a la noche que “la policía y las Fuerzas Armadas están con la democracia”. Horas después, el jefe de las Fuerzas Armadas, Roberto Claros, expresaba su apoyo al presidente “no como persona”, sino como un “gobierno legítimamente constituido”. También negó supuestas divergencias entre los militares: “La cohesión dentro de las Fuerzas Armadas es fuerte y firme”, dijo. Sobre el alto número de bajas civiles que se ha registrado en las tres semanas que lleva el conflicto, Claros culpó a “grupos liderados por delincuentes”. El lunes, un comunicado de las Fuerzas Armadas había informado que esta institución “actuará con firmeza” contra los que se aparten de la convivencia pacífica.
“No puedo creer que el Departamento de Estado norteamericano y el secretario de la OEA, César Gaviria, apoyen a Lozada”, bramó el dirigente de los cocaleros de El Chapare y diputado del Movimiento Al Socialismo (MAS), Evo Morales. “Eso significa ser cómplices de las masacres del pueblo boliviano”, dijo. Según Morales, la comunidad internacional debería desconocer al gobierno de Lozada porque, “aparte de ser un criminal, ha actuado como un vendepatrias”. También arremetió contra el gobierno de Estados Unidos, al que acusó de entregar dinero a las Fuerzas Armadas bolivianas a cambio de que respalden al mandatario. Según Morales, el lunes hubo un encuentro “entre el embajador de Estados Unidos, el alto mando militar y dos delincuentes, narcotraficantes y corruptos, como lo son Oscar Smith y Carlos Sánchez Berzaín, para darles plata a las Fuerzas Armadas”. Sánchez Berzaín es el ministro de la Presidencia y la oposición lo llama el “Montesinos” boliviano, mientras que otros prefieren decirle el “zorro Berzaín”. Pero la avalancha de acusaciones no terminó ahí: para Morales, la embajada estadounidense en La Paz busca favorecer al gobierno de Lozada y acabar con la democracia. “Es posible que el embajador norteamericano decida una salida autoritaria que termine acabando con la democracia”, dijo luego de señalar que sus declaraciones no deben ser entendidas como una conspiración contra Lozada, como señalan en elgobierno. “No somos subversivos. Con tantos muertos, el único conspirador es el presidente. Nuestro planteo está dentro de la Constitución”, agregó.
Mediante un comunicado, la embajada norteamericana en La Paz expresó su “pleno apoyo” al gobierno de Lozada y afirmó que éste no debe ser reemplazado “por uno impuesto por la fuerza o por la violencia delincuencial”. Y el vocero del Departamento de Estado norteamericano, Richard Boucher, pidió a los bolivianos que eviten “las confrontaciones que puedan llevar a una mayor violencia”.
Ayer, las ciudades de La Paz y El Alto –epicentros de la represión militar– amanecieron en calma cuando el ejército se replegó parcialmente. Según Waldo Albarración, presidente de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (Apdhb), su organización tiene “registros de que el lunes murieron 32 personas” en la represión policial de El Alto. “Son datos que nunca van a ser exactos porque hay varios muertos que no pueden ser rescatados”, explicó. Y denunció que “algunos cuerpos fueron puestos en camiones militares con destino desconocido”.

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