EL MUNDO › MáS DE 10.000 PERSONAS PROTESTARON EN CONTRA DE LA AUSTERIDAD
Bajo la consigna “Pan, trabajo y techo”, contra la miseria y el desempleo, la movilización fue convocada por 300 organizaciones sociales y sindicales, con un llamamiento especial a los jóvenes, el grupo que más sufre la crisis.
Más de 10.000 personas procedentes de toda España protestaron ayer en el centro de Madrid contra los efectos de las políticas de austeridad, el de-sempleo y la pobreza bajo la consigna “Pan, trabajo y techo”. La movilización fue convocada por 300 organizaciones sociales y sindicales, con un llamamiento especial a los jóvenes, el grupo que más sufre la crisis.
Durante la tarde del viernes y las primeras horas de ayer, los manifestantes se concentraron en los barrios periféricos, según las regiones de procedencia, para dirigirse después al centro de la ciudad. Nueve columnas procedentes de todas las regiones del país avanzaron bajo la lluvia hacia la céntrica plaza madrileña de Colón, ondeando una marea de banderas republicanas, entre gritos de “Viva la lucha de la clase obrera” o “No nos mires, únete”. Si bien no tuvo la convocatoria de las marchas del año pasado, la cantidad de manifestantes fue importante. La delegación del gobierno cifró en 12.000 los asistentes en el momento más álgido de la protesta. El objetivo final de los organizadores es la convocatoria a un paro total durante 24 horas para el próximo 22 de octubre. Por eso, los convocantes consideran la manifestación de este sábado como un paso importante para la huelga general. “Nos movilizamos por la situación de los jóvenes, porque en Extremadura es de hasta 60 por ciento el paro juvenil”, afirmó Juan Antonio Laso, un manifestante de 28 años, procedente de Extremadura, en el suroeste de España, una de las regiones más golpeadas por la crisis económica. “Estaba independizado y he tenido que volver a la casa de mis padres”, lamentó Laso. Junto a él, las pancartas pedían “Empleo digno”, “Vivienda digna, para todos y todas” o “Servicios públicos y de calidad”. En una España que desde el inicio de la crisis en 2008 vio a cientos de miles de familias perder su empleo y su vivienda, muchas personas asistieron indignadas al rescate europeo de 41.000 millones de euros a la banca española. “Vivimos ahora mismo un estado de emergencia social en que estamos pagando con nuestras vidas los desmanes de los bancos”, denunció Cecilia Salazar, profesora de Filosofía de 54 años que lleva 32 enseñando en Madrid. Otros manifestantes denunciaron la reforma laboral, la educativa o el proyecto de imponer multas por celebrar protestas públicas no autorizadas. La mayoría de los asistentes señaló a los gobiernos del PP y el PSOE como responsables de la crisis que atraviesa España. Expresaron que estos partidos son los culpables de que la troika haya ahogado el país con las políticas de austeridad. Uno de los manifestantes, insistió en que la recesión no acabó aún. “Sigue habiendo millones de desempleados, miles de familias a las que el banco echa a la calle, cientos de jóvenes que se tienen que ir al extranjero”, reflexionó.
A la manifestación concurrió el coordinador federal de Izquierda Unida, Cayo Lara, quien instó al presidente Mariano Rajoy a resolver los problemas de la clase trabajadora española. Lara defendió esta movilización social porque, a su juicio, existen causas para su convocatoria. “La gente no salimos a la calle porque nos apetece salir a la calle a manifestarnos, nos apetece salir a pasear”, ironizó Lara, insistiendo en que los ciudadanos tienen motivos para protestar.
Tras la manifestación, que se desarrolló de forma pacífica, alrededor de 200 personas cubiertas con pasamontañas protagonizaron incidentes. Por su parte, el candidato de Izquierda Unida a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Luis García Montero, también defendió la movilización y dijo que los partidos políticos no pueden solucionarlo todo. “Los partidos políticos caemos en la tentación de decirle a la gente: ‘Votadnos, que lo vamos a solucionar todo’, y los partidos no podemos solucionarlo todo, es imprescindible la movilización de la gente”, señaló Montero durante su asistencia a las Marchas de la Dignidad. También participó un buen número de manifestantes que expresó su apoyo a la agrupación política Podemos. Los seguidores del movimiento de Pablo Iglesias eran fácilmente identificados por los emblemáticos pañuelos morados.
Tras la manifestación, que se desarrolló de forma pacífica, alrededor de 200 personas cubiertas con pasamontañas protagonizaron incidentes. Cortaron la Gran Vía (una de las principales calles de la capital española) y lanzaron bengalas y petarddos, además de destrozar mobiliario urbano. Los revoltosos se enfrentaron con la policía tras quemar varios contenedores de basura y romper los parabrisas de algunos patrulleros. Finalmente, los agentes de seguridad los dispersaron.
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