La canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro griego, Alexis Tsipras, dejaron ver nuevamente sus desacuerdos ante la crisis de deuda que atraviesa Atenas. A pesar de las discrepancias, ambos ratificaron la apuesta por Europa y el deseo de mantener un diálogo constructivo que contribuya a superar los estereotipos que enfrentan a sus países. Aunque la firma de acuerdos no estaba en la agenda, el encuentro, que formó parte de la primera visita oficial de Tsipras como jefe del Gobierno a la sede de la Cancillería en Berlín –a casi dos meses de llegar al poder–, estuvo dominado por la atención mediática. El objetivo de Alemania y de los socios del Eurogrupo, aseguró Merkel en una conferencia de prensa conjunta, es que Grecia vuelva a crecer, se fortalezca y supere problemas como el alto desempleo, especialmente entre los jóvenes, para lo que son necesarias reformas estructurales y la consolidación fiscal. Tsipras dijo que su gobierno llevará a cabo amplias reformas estructurales, pero sin dejar de lado el plano social para hacer frente a la crisis humanitaria que vive su país.

El primer ministro griego recordó que Grecia carga con cinco años de esfuerzos sobre sus espaldas, desde el inicio del plan de austeridad, que implicó un fuerte ajuste financiero, y señaló que el camino adoptado no significó para nada una historia de éxito para su país. “Este programa tuvo efectos terribles en nuestra economía”, afirmó en la rueda de prensa posterior a su encuentro con la canciller alemana. Asimismo, Tsipras reconoció que Atenas no pudo solucionar los problemas devenidos de esas recetas económicas en los últimos años. “También hay causas internas para la enorme crisis en Grecia. Debemos conseguir una nueva combinación política para reparar este mal”, sentenció.

Para ello, el líder de Syriza destacó la importancia de mejorar el entendimiento entre los dos países. “No hay ningún otro camino que el diálogo para poder superar las dificultades existentes”, dijo. Sin embargo, en su opinión, las tensiones vienen de los dos lados. “Ni los griegos son holgazanes, ni los alemanes tienen la culpa de los males y de los problemas en Grecia. Debemos trabajar duro para superar estos horribles estereotipos”, añadió. Por otro lado, el primer ministro griego le reclamó a Merkel tratar el tema de las reparaciones de guerra de la época nazi, exigidas por el gobierno heleno, al mismo tiempo que reclamó trabajar en conjunto para despejar las sombras del pasado.

“Las cuestiones en torno del crédito forzoso griego a la Alemania nazi, así como las reparaciones, no se trata en primera línea de cuestiones materiales, sino de un tema moral, ético”, indicó Tsipras. “Esto no tiene nada que ver con la crisis de deuda”, afirmó con la mirada puesta en los que apuntaban que era un grito desesperado del gobierno griego para minimizar su deuda. Asimismo, el líder de Syriza aclaró que en ese contexto ningún miembro de su gobierno propone confiscar patrimonio del Estado alemán en Grecia o cerrar el Instituto Goethe. “Eso es algo que pueden olvidar”, sostuvo.

Por su parte, Merkel insistió en la posición que su admnistración repitió en las últimas semanas: “La cuestión de las reparaciones está cerrada, tanto política como jurídicamente desde el punto de vista del gobierno”. Aseguró que Alemania se encargará de mantener este capítulo en la memoria de los ciudadanos, pero indicó que aún no se tomó ninguna decisión sobre un futuro fondo griego-alemán para promover las relaciones entre los dos países. Durante el encuentro, el mandatario griego criticó la asociación del país germano con su pasado nazi. “La Alemania actual no tiene nada que ver con el Tercer Reich, que tanta sangre costó”, dijo. Y criticó las caricaturas publicadas recientemente en algunos medios de comunicación, como la polémica portada de la revista alemana Der Spiegel, donde Merkel aparece en un fotomontaje ante la Acrópolis, rodeada de soldados nazis. “Me parece muy injusto que se publique una provocación así”, se solidarizó Tsipras con la mandataria alemana. Con tono conciliador, aprovechó la ocasión para distanciarse del rotativo de su partido. “También mi diario publicó algo horrible. En ese momento dije: ‘Esto no es una broma’. No se puede bromear con la historia.”

En el plano de las negociaciones, Merkel garantizó su deseo de dialogar con Atenas con toda confianza, por encima de las diferencias de opinión existentes, y evitó opinar sobre la lista de reformas concretas que debe presentar el país en el marco de la prórroga del programa de rescate, al recordar que no es Alemania quien las evalúa, sino las instituciones europeas. “Represento a uno de los 19 países de la Zona Euro. Las decisiones sobre la liquidez de Grecia afectan a todos los miembros del Eurogrupo y se adoptarán, tras escuchar las valoraciones de las tres instituciones implicadas, de común acuerdo”, insistió la canciller tras los recelos de algunos socios de la moneda única.

A falta de medidas concretas para recibir nuevas ayudas, lista que se ultima en Atenas, Tsipras reiteró su deseo de reformar el sistema tributario para hacerlo más justo y combatir la evasión fiscal y apostó por luchar contra la corrupción. Abogó por la cooperación judicial con Alemania con el objetivo de investigar presuntos sobornos a altos funcionarios griegos por parte de empresas germanas, entre los que citó el caso de Siemens. Tras hora y media de reunión y después de la rueda de prensa, Merkel y Tsipras cenaron juntos en la Cancillería. Afuera se apagaba el rebote de la concentración en la que decenas de personas protestaron contra la política de ajuste aplicada en Grecia. El primer ministro griego continuará hoy con su agenda en Berlín, donde tiene previsto reunirse con los líderes de la izquierda y los verdes, miembros de la oposición parlamentaria.