EL MUNDO › VACCARI, DEL OFICIALISTA PT BRASILEÑO, SE DESPEGO DEL ESCANDALO PETROBRAS
Acusado por un cambista y por un ex gerente de la petrolera, Vaccari desmintió ayer reiteradas veces las denuncias de Barusco y de Youssef y dijo que nunca tuvo tratos financieros con ellos, aunque admitió conocer superficialmente a ambos.
El tesorero del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, João Vaccari, se desvinculó ayer del caso de corrupción que gira sobre la petrolera estatal Petrobras durante una comparecencia ante el Congreso y negó haber cobrado comisiones ilegales, aunque reconoció conocer a varios implicados. En una larga sesión, declarando ante la comisión de la Cámara de Diputados que investiga el caso, Va- ccari respondió a la mayoría de las preguntas de los legisladores, a pesar de que el Tribunal Supremo le concedió el derecho de permanecer callado, de no autoincriminarse y de no firmar el compromiso de decir la verdad.
El tesorero del partido de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, está imputado por corrupción, asociación ilícita y lavado de dinero dentro de este caso de proporciones gigantescas que salpicó a varios partidos y a unos 50 políticos, además de altos ejecutivos de Petrobras y de las mayores constructoras del país. Según las investigaciones, Vaccari negociaba las comisiones que el PT supuestamente recibió por amparar la firma de contratos entre Petrobras y las empresas privadas que formaban parte de la red de corrupción que se cree que operó durante más de una década. Un ex gerente de Petrobras, Pedro Barusco, y el cambista Alberto Youssef, que están arrestados y se acogieron a sendos procesos de colaboración judicial a cambio de una futura reducción de condena, acusaron directamente a Vaccari de participar en esas maniobras y de cobrar comisiones millonarias en efectivo. Vaccari desmintió ayer reiteradas veces las denuncias de Barusco y de Youssef y dijo que nunca tuvo tratos financieros con ellos, aunque admitió conocer superficialmente a ambos.
En su declaración a la policía, Barusco presentó una contabilidad del pago de sobornos a varios políticos, en la que, según él, figuraba la entrega de sumas millonarias a Vaccari, identificado en la lista como Moch. Aunque en ningún momento se refirió a esa contabilidad fraudulenta ni admitió tener intimidad con Barusco, Vaccari sí explicó lacónicamente el motivo del apodo: “Uso mochila”. Sobre su relación con Youssef, acusado de ser uno de los intermediarios en el pago de sobornos, Vaccari reconoció que en una ocasión visitó una de sus firmas invitado por el propio empresario, aunque dijo que sólo permaneció en las instalaciones cuatro minutos porque el empresario no se encontraba en el lugar.
Del mismo modo, Vaccari reconoció que hizo visitas institucionales a varias de las constructoras investigadas por su supuesta participación en las corruptelas para negociar donaciones al PT que, según aseguró, siempre fueron “legales”, declaradas a las autoridades y “voluntarias”, sin contrapartidas asociadas.
Precisamente, una de las tesis que baraja la fiscalía es que los políticos implicados recibían el dinero “disfrazado” de aportes legales para sus campañas, pero negociaban antes los valores con las empresas y directivos de Petrobras. Las empresas investigadas, en su mayoría grandes constructoras, son importantes donantes a partidos políticos de todo el arco parlamentario. Según números presentados ayer por Vaccari, el 35 por ciento de las donaciones que el PT recibió desde 2010, año en el que él asumió la tesorería, proceden de estas empresas sospechosas, un número similar al de otras grandes formaciones oficialistas y opositoras. A pesar de la gran dimensión del escándalo, que contribuyó a minar la popularidad de Rousseff, Vaccari aseguró que cree que cuenta con el respaldo de la directiva de su partido.
La sesión de la declaración de Vaccari fue acalorada y hubo constantes acusaciones entre los diputados oficialistas y opositores. Instantes antes del inicio de la comparecencia del tesorero se produjo un alboroto en la sala cuando un funcionario de la Cámara soltó una caja llena de ratones, que fueron capturados por agentes de seguridad del legislativo.
Rousseff también habló ayer del caso de corrupción, pero para defender la integridad de la empresa después de que, según ella, se haya expulsado a todos los corruptos. “Petrobras está de pie. Limpió lo que tenía que limpiar. Sacó a los que estaban dentro aprovechándose de sus posiciones para enriquecer sus propios bolsillos”, afirmó la jefe de Estado en un discurso en Río de Janeiro. La corrupción, que fue destapada por la policía hace un año, dañó gravemente la imagen de Petrobras, le ocasionó serios problemas para conseguir financiación y obligó a la petrolera, la mayor empresa de Brasil, a reducir sus inversiones de forma drástica. En la óptica de Rousseff, la petrolera “superó” los problemas y está lista para volver a crecer y “dará mucho más orgullo que el que ya le dio al país”.
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