EL MUNDO › EL PREMIER IRAQUI AL ABADI FUE RECIBIDO POR PUTIN EN MOSCU
El primer ministro iraquí, Haidar Al Abadi, fue recibido ayer en Moscú por el presidente ruso, Vladimir Putin, quien le ofreció aumentar la ayuda militar para frenar el avance del jihadista Estado Islámico (EI). El arsenal que proverá el Kremlin será vital para el gobierno de Bagdad, que ayer volvió a perder la ciudad de Ramadi, poniendo en evidencia la dificultad que las fuerzas iraquíes tienen para detener al grupo fundamentalista sunnita, aún con el apoyo de la aviación estadounidense.
El premier Al Abadi reconoció que algunos funcionarios de su gobierno le aconsejaron no viajar a Moscú en medio de la crisis de seguridad que afronta, pero él consideró necesario ir para subrayar la importancia de los lazos con Rusia. El tema principal de las conversaciones fueron la cooperación militar y las relaciones económicas entre los dos países, históricos aliados en épocas de Saddam Hussein, pero que con la invasión estadounidense en 2003 y el cambio del mapa político en Irak, se vieron entorpecidas. El jefe del Kremlin expresó que varias empresas de armamento rusas tienen como clientes al estado iraquí. “Irak es nuestro socio duradero y sólido en la región. A pesar de las dificultades en la economía mundial y en la región, nuestras relaciones se están desarrollando de manera exitosa. El volumen del comercio todavía no es tan grande, pero se incrementó diez veces en los últimos años”, expresó Putin. Rusia ya entregó a Irak una parte de los 40 helicópteros de combate prometidos tras la firma de un contrato en el que también se comprometieron a enviar aviones de combate Su-25, misiles de defensa aérea y otras armas. “Estamos ampliando la cooperación en el área de la tecnología militar. Haremos todo lo posible para colaborar con Irak”, dijo. El jefe de Estado ruso recordó que su país celebró recientemente el aniversario de la victoria en la Segunda Guerra Mundial, y espera que Irak festeje la suya sobre el terrorismo.
Antes de reunirse con Putin, Al Abadi mantuvo un encuentro con su homólogo ruso, Dimitri Medvedev. “Queremos desarrollar la cooperación con Moscú en todos los ámbitos, incluidos el técnico-militar, el económico y los hidrocarburos”, dijo el primer ministro iraquí. Al Abadi consideró que la colaboración rusa será importante, ya que “el terrorismo evoluciona y adquiere nuevos rasgos”.
La caída de Ramadi significó un duro golpe al gobierno chiíta de Al Abadi, ya que EI amplió su control en la provincia occidental de Al Anbar, la más grande de Irak, luego de que el Ejército iraquí lograra recuperar la norteña ciudad de Tikrit, que estaba en manos de los terroristas desde marzo.
Los jihadistas rompieron el cerco defensivo al este de Ramadi, por lo que obligaron a las fuerzas gubernamentales a retirarse. El jefe de Policía de la capital de la provincia de Al Anbar, reconoció que las fuerzas chiítas huyeron “a la parte oriental de la zona a la espera de refuerzos y nuevos ataques de la fuerza aérea”. El ejército iraquí se agrupó en una base cercana a la ciudad perdida, donde se preparan para un contraataque para el cual necesitan refuerzos armamentísticos, debido a que en la retirada abandonaron tanques, artillería y grandes cantidades de municiones que ya están en poder de las tropas jihadistas.
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