Brasil y México abrieron ayer una nueva etapa en sus relaciones con el anuncio de un acuerdo para facilitar las inversiones mutuas y la meta de duplicar sus niveles de comercio en la próxima década. “Estamos dando un paso más, estamos llevando esa relación un escalón más”, dijo el presidente de México, Enrique Peña Nieto, tras reunirse con su colega Dilma Rousseff, en la primera visita de Estado de la mandataria brasileña. En un mensaje conjunto brindado en el Palacio Nacional del Distrito Federal, Rousseff afirmó que dos países como México y Brasil, los de mayor peso económico y mayor población en América latina, no podían estar de espaldas. “Creo que estamos abriendo un capítulo nuevo en nuestra historia”, afirmó Dilma, necesitada de que lleguen mayores inversiones a su país para reactivar la economía.

Aunque los vínculos bilaterales siempre fueron cordiales, la competencia natural entre las dos potencias de la región y su pertenencia a diferentes grupos subregionales impidieron a Brasil y a México un mayor acercamiento. Los últimos dos gobiernos mexicanos, con los conservadores Vicente Fox y Felipe Calderón, coincidieron con la llegada de la izquierda al poder en Brasil de la mano de Luiz Inácio Lula da Silva y Rousseff. Peña Nieto, de centro, estuvo en Brasil como presidente electo en 2012 y acordó con Rousseff en la pasada Cumbre de las Américas celebrada en Panamá que era momento de actualizar las relaciones entre dos países que juntos tienen el 62 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) regional.

Luego de la firma de una serie de convenios de tinte comercial, turístico, científico y cultural, Peña Nieto afirmó que, con esta nueva etapa que se abre, se busca dar un salto cualitativo en la relación bilateral. Entre los anuncios sobresale la firma de un Acuerdo de Cooperación y Facilitación de Inversiones (ACFI), el primero de Brasil en el continente, y el inicio de negociaciones en julio para ampliar el acuerdo de complementación económica bilateral ACE 53. El acuerdo abarca actualmente 800 productos con preferencias arancelarias. “Es muy poco porque tenemos en vista los más de 6000 productos que podríamos llevar a un acuerdo”, dijo Rousseff.

El intercambio comercial entre estas naciones fue de unos 9200 millones de dólares en 2014, pero Peña Nieto afirmó que se puede duplicar ese monto en menos de diez años. Con la actualización del ACE se amplía el universo arancelario con preferencias, tanto en sectores agrícolas como industriales, y se incluyen nuevos capítulos como servicios, comercio electrónico y propiedad industrial. Brasil es el primer destino de las inversiones mexicanas en América latina y el segundo a nivel mundial después de Estados Unidos, mientras que México ocupa el quinto lugar de las inversiones brasileñas en la región y el decimoquinto en el mundo.

Asimismo, Rousseff indicó que con Peña Nieto habían decidido actualizar las relaciones bilaterales y transformarlas de acuerdo con su potencial. Una vez finalizado el encuentro, en el que también se intercambiaron condecoraciones, tuvo lugar una comida de honor. Por la tarde, ambos mandatarios asistieron al cierre de un encuentro empresarial México-Brasil. Hoy la presidenta brasileña será recibida en una sesión solemne que tendrá lugar en el Congreso mexicano.

En Brasil, activistas mexicanos denunciaron ayer en la ciudad de San Pablo una crisis de derechos humanos en el país latinoamericano y confiaron en que la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa marque un punto de inflexión, durante el XIV Coloquio Internacional de Derechos Humanos. En el centro de México se organizó una marcha en la que familiares de los 43 estudiantes pidieron justicia a ocho meses de la desaparición de los jóvenes. No obstante, ninguno de los dos mandatarios hizo mención a la problemática y el encuentro se limitó, como se había anticipado mediante las cancillerías, a la agenda bilateral y acuerdos comerciales.