EL MUNDO › SEGúN LA FAO SIGUEN DESNUTRIDAS 795 MILLONES DE PERSONAS
La Organización de Naciones Unidas (ONU) consideró ayer en Roma que es posible erradicar el hambre, que aún padecen en el mundo casi 800 millones de personas, pero pidió compromiso político y social para lograrlo. Así lo dijo el director general de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, quien sostuvo que erradicar el hambre es un objetivo que está “muy cerca” de conseguirse y pidió compromiso político para lograrlo.
“Estamos muy cerca, pero desgraciadamente no hemos logrado la meta para 2015”, dijo Da Silva en la presentación del informe sobre el estado de la inseguridad alimentaria publicado por la FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), todos con sede en la capital italiana. El texto revela que la meta de reducir a la mitad la proporción de personas que pasan hambre está a punto de cumplirse, pero siguen desnutridas 795 millones de personas, cifra que disminuyó en 167 millones en la última década y en 216 millones desde 1990.
“El mensaje principal y más importante es que de 129 países en vías de desarrollo, 72 alcanzaron ya el Objetivo del Milenio. Podemos erradicar el hambre”, sentenció Da Silva, quien incidió en la necesidad de desarrollar “políticas activas” para lograrlo. Se refirió a la voluntad política como la clave para explicar la reducción del hambre en estos países, aunque también apuntó al compromiso social porque “es la sociedad la que quiere erradicar el hambre y la que lo lleva como la gran prioridad”.
Las agencias de la ONU destacan que un factor clave para luchar contra la desnutrición es el crecimiento económico inclusivo, con nuevas oportunidades de desarrollo para los pobres. En este sentido, Da Silva destacó la necesidad de “buenos empleos, empleos decentes” y “políticas activas para erradicar el hambre”, especialmente en las áreas rurales, porque “el crecimiento por sí mismo no resuelve la pobreza ni el hambre”. Por el contrario, los conflictos, la inestabilidad política y los desastres naturales provocaron crisis en diferentes países, aumentando su vulnerabilidad y el hambre entre su población, de acuerdo con el informe.
“Es muy importante que los países menos desarrollados llamen a la comunidad internacional a que los ayude a superar los problemas persistentes”, afirmó Da Silva, quien aseguró que la ayuda internacional actualmente “se concentra en afrontar emergencias”. “No podemos sólo actuar para aliviar los primeros problemas tras un desastre. El objetivo de la ayuda internacional es crear resiliencia”, dijo.
Añadió que la crisis también lo hace a los que están en vías de desarrollo, en los que hay desde hace dos años “una disminución en el ritmo de reducción de pobreza extrema y desnutrición”.
La vicepresidenta del FIDA, Josefina Stubbs, insistió en la importancia del desarrollo agrícola para avanzar en los objetivos, porque “tres cuartas partes de las personas pobres y hambrientas están en áreas rurales”.
Da Silva afirmó que América latina demuestra que la protección social que desarrolló la región es un aliado para reducir el hambre mundial. “Hemos aprendido de América latina que la protección social ayuda mucho para combatir el hambre”, dijo Da Silva. El informe publicado por la FAO revela que en América latina la prevalencia de la subalimentación cayó del 13,9 por ciento en 1990-1992 a menos del 5 por ciento en 2014-2016, mientras que el número de personas subalimentadas se redujo desde 58 millones hasta menos de 27 millones.
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