Vie 29.05.2015

EL MUNDO  › TRAS REUNIRSE CON EL PAPA, MUJICA PRESENTO UN LIBRO EN ROMA Y FUE OVACIONADO

El Pepe, visitante en el Vaticano

“Los que quieren cruzar el Mediterráneo –dijo Mujica, aludiendo a los barcos que se hunden en el mar con inmigrantes– no son pobres de Africa, son pobres de la humanidad. Y el problema de su recepción no es de Italia, sino de todo el mundo.”

› Por Elena Llorente

Desde Roma

Dos grandes salas de un hotel cerca del Vaticano, repletas. Decenas de periodistas y camarógrafos, diplomáticos y gente común recibieron con aplausos y gritos de “bravo, bravo” ayer en Roma al ex presidente uruguayo José Mujica, que presentó un libro autobiográfico, La felicità al potere (La felicidad al poder, Edit. EIR). Junto a Mujica, en la mesa de los invitados que participaron de la presentación, estaba también otro famoso personaje de la cultura italiana, el escritor Roberto Saviano, que vive bajo escolta policial desde hace años por las serísimas amenazas que ha recibido a causa de sus investigaciones y escritos sobre las mafias italianas. Mujica, que acaba de cumplir 80 años, no ahorró críticas al mundo político en general y habló de la necesidad de tomar “decisiones que abarquen al mundo entero”. “Los que quieren cruzar el Mediterráneo –dijo aludiendo a los barcos que se hunden en el mar con inmigrantes– no son pobres de Africa, son pobres de la humanidad. Y el problema de su recepción no es de Italia sino de todo el mundo. Nadie mira al mundo. Nos peleamos por las elecciones. Y sin embargo estamos en el mismo barco porque pertenecemos a esta población que está en esta barcaza que navega en el universo.”

“Los que están en contra de los inmigrantes, qué equivocados están”, dijo, desencadenando un fuertísimo aplauso que no dejaba casi escuchar el resto del discurso. “Europa está vieja. Europa tiene que comprar autos y heladeras y televisores nuevos y no tiene tiempo para tener hijos. En lugar de ser un problema, los inmigrantes son una solución. No les tengan miedo a la mezcla de razas, a los inmigrantes. Tengan el coraje y la inteligencia de recibirlos. Precisan trabajadores, necesitan sangre nueva”. Y como bromeando agregó: “Tienen las montañas abandonadas... cuántas ovejas podría haber...”.

Mujica, que ayer fue recibido por el papa Francisco en el Vaticano para un coloquio privado, dijo haber venido a Europa en busca de sus raíces. Visitó el País Vasco, en el norte de España, y esta semana, la región italiana de Liguria, de donde proviene parte de su familia. En Livorno recibió de manos del alcalde la ciudadanía honoraria y las llaves de la ciudad. “Con el papa Francisco hablamos de la integración de América latina”, dijo brevemente a algunos periodistas al concluir la presentación del libro. No entró en detalles, como tampoco lo hizo el Vaticano, que no informó ayer del encuentro, tal vez porque se realizó por la tarde, cuando la oficina de prensa vaticana ya estaba cerrada.

Durante la presentación, el político uruguayo –que estaba acompañado por su esposa, la senadora Lucía Topolansky– fue de hecho entrevistado por una conocida periodista italiana de la RAI, Milena Gavanelli, que dirige un programa de investigaciones periodísticas sobre temas conflictivos. “Tengo dolor pero también esperanza –le dijo a la periodista–. Quiero transmitirles el entusiasmo por vivir. Si pudiera volver a vivir, volvería a luchar pero tratando de evitar los errores que cometí por el camino. Pero vivan con ganas, con alegría, ríanse de ustedes mismos y vuelvan a empezar cada vez que caen, cuando son derrotados. Ningún valor vale más que la vida. La vida es un milagro. Júntense con los jóvenes, los jóvenes-jóvenes, no con los jóvenes-viejos. Blancos, negros, viejos, amarillos, jóvenes, hombres, mujeres. La única diferencia está entre los que se comprometen y los que no se comprometen”. Y refiriéndose a los italianos en particular les dijo: “Mantengan la alegría de vivir, defiéndanla... y enamórense”.

“Considero heroico a Mujica, que puede hablar de sentimientos... En política es muy difícil hablar de sentimientos”, comentó por su parte Saviano que destacó cómo el ex presidente no tiene miedo de hablar de los problemas de Uruguay “mientras nosotros en Italia, si hablamos de los problemas, incluso de la mafia, nos acusan de difamar al país”. Según Saviano, el libro del ex presidente es “un manual de errores y de aciertos”. Pero está todo dicho de una manera que parece casi que le está pidiendo al lector “ayúdame a realizarlo”, explicó. Y citó una frase del ex presidente: “Todas las dependencias son negativas, excepto la dependencia del amor”...”Que un presidente diga eso...”, indicó Saviano.

El excepcional tema de la legalización de la marihuana no podía no salir a relucir. “No legalizamos la marihuana. No la condenamos. En Uruguay hay 150.000 consumidores. No decimos que la marihuana es buena, ni el tabaco tampoco. Peor que la marihuana es el narcotráfico. Buscamos establecer una dosis, un consumo regulado. Si alguien quiere más de la dosis estipulada, tiene que ir a hacerse un tratamiento”, explicó Mujica.

El político uruguayo, que hoy es senador, dijo haber elaborado tres principios en los que cree firmemente. 1. No te dejes esclavizar por el odio. 2. La libertad es un conflicto. Nadie tiene necesidad de libertad si todos están de acuerdo. 3. Las verdades son relativas, Dependen de la realidad donde se vive. Y contó que no odia a los que lo obligaron a pasar 14 años en la cárcel, 8 o 9 de ellos sin libros. “Tuve que pelear para no volverme loco, pero esos años fueron los que más me enseñaron.” Y respondiendo a las críticas que lo acusan de haber sido demasiado blando con los exponentes de la dictadura que encarceló, torturó y mató a decenas de personas, agregó: “En Uruguay me reprochan. He luchado con la Justicia por lo que ocurrió. Pero no puedo sentir odio por los que me apresaron. Y dado que soy un luchador político, los que me pusieron en la cárcel tienen hijos y nietos y, si me enfrento por odio con los padres, pierdo la posibilidad de rescatar a sus hijos y sus nietos”.

¿Cómo se sintió siendo presidente? ¿Y en las reuniones internacionales?, se le preguntó. “No encajo en el modelo de presidente. Yo soy directo. Digo lo que pienso. A veces digo cosas muy duras. En la alta política, las cosas que se dicen no deben ser groseras, pero sí penetrantes. A veces creo que me invitaban a las reuniones internacionales como un jarrón raro, que adorna porque es distinto. Pero en esas reuniones se percibe por momentos un ambiente casi feudal. Y yo creo que si estamos en democracia, hay que vivir como la mayoría, no como la minoría”.

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