EL MUNDO › UN JOVEN BLANCO ABRIO FUEGO EN UNA IGLESIA DE LA COMUNIDAD AFROAMERICANA
El asesino rezó junto a sus víctimas y discutió sobre textos bíblicos antes de disparar. Luego fue detenido. Obama lamentó que no exista un control de armas.
Un norteamericano blanco mató a balazos a nueve afroamericanos en una iglesia metodista de la comunidad negra en la ciudad de Charleston, en el sur de los Estados Unidos. El presunto autor de la matanza, identificado como Dylann Roof, fue detenido ayer por la policía en la localidad de Shelby, a más de 300 kilómetros de la escena del crimen. En tanto, el presidente estadounidense, Barack Obama, condenó el ataque y lamentó que en otras ocasiones haya tenido que dar este tipo de discurso debido a los innumerables casos de violencia que han ocurrido en el país porque no existe un control de armas.
Según explicó el jefe de policía Gregory Mullen, el atacante entró en la noche del miércoles a la Iglesia Africana Metodista Episopal, ubicada en una calle principal en el centro de Charleston, rodeada de cuidadas viejas casas de madera pintadas de blanco. Su ingreso pudo ser verificado a partir de la presencia de videocámaras de seguridad ubicadas en el recinto, las cuales revelaron que el asesino rezó junto a sus víctimas y discutió sobre textos bíblicos durante aproximadamente una hora antes de comenzar a disparar. En total, perdieron la vida tres hombres y seis mujeres. Ocho de ellos murieron dentro de la Iglesia y una novena en un hospital de la zona. Una testigo relató a la cadena televisiva CNN que en medio del encuentro, Roof se levantó y abrió fuego. “Mientras disparaba dijo: ‘Tengo que hacerlo. Ustedes violan mujeres y se están quedando con el país’”, afirmó, y agregó que el asesino manifestó a una de las sobrevivientes que la dejaba viva para que contara lo que había pasado.
Uno de los muertos en el ataque fue el reverendo Clementa Pinckney, de 41 años, quien además era senador estatal por los demócratas. En 1996 había sido elegido a la Cámara de Representantes regional y desde el año 2000 había entrado en el Senado, cuando tenía sólo 27 años. En aquel momento, fue el afroamericano más joven en ser elegido para la Legislatura en Carolina del Sur. La iglesia atacada es la más antigua con esa denominación en el sur de Estados Unidos. Los orígenes se remontan a finales del siglo XVIII, cuando fue creada por el movimiento metodista para creyentes negros.
La policía dispuso una cinta amarilla para impedir el acceso al perímetro del templo. En la esquina de la iglesia, un hombre mayor se acercó con una pancarta que rezaba: “Jóvenes, bajen las armas”. Por su parte, Bill Parson, un hombre blanco de 38 años, depositó unas flores en un improvisado memorial. “No lo entiendo. Es un sin sentido lo que ocurrió”, dijo el hombre, citado por el periódico español El País. Parson relató que se trata de un barrio en el que conviven blancos y negros, pero que en los últimos años atrajo a más residentes blancos al promoverse un plan de rehabilitación de casas antiguas que disparó el valor de las viviendas. El hombre admitió que hay “tensión racial” en Charleston, pero aseguró que es la misma que hay en otras partes del país. Sin embargo, Ernest Fields, un hombre afrodescendiente de 62 años, lo puso en duda. “Aquí, hay mucha disparidad racial.”
En tanto, la policía del condado de Berkeley distribuyó fotografías de Roof en las que el joven usaba una campera en la que se ven las banderas de Sudáfrica y Rhodesia, los dos regímenes racistas africanos que impusieron una completa segregación racial entre blancos y negros durante varias décadas en el siglo XX. Otra de sus fotos publicadas lo muestra sentado sobre el capó de un auto, cuya patente tiene la bandera de la Confederación, el símbolo que representó al sur esclavista de Estados Unidos hasta la victoria del norte abolicionista en la Guerra Civil, en 1865.
Por su parte, el FBI, que intervino por tratarse de un “crimen de odio”, publicó a través de las redes sociales un número telefónico gratuito para recibir información o denuncias. El sospechoso fue arrestado luego de un control de tránsito en la localidad de Shelby, en el estado de Carolina del Norte. Mullen expresó su aprobación respecto de la rápida reacción de las fuerzas de seguridad para detener a Roof. “Estoy muy satisfecho de que hayamos sido capaces de resolver este caso de forma rápida, para que nadie más sea herido por este individuo”, expresó el jefe de policía.
Por su parte, Obama expresó, desde la Casa Blanca, que tanto él como su esposa Michell conocían a algunos miembros de la comunidad negra de Charleston y también al pastor asesinado en el tiroteo. “Es especialmente desgarrador cuando la muerte ocurre en un lugar donde buscamos consuelo, donde buscamos paz. Hechos como éste no pueden tener lugar en una sociedad civilizada”, afirmó el presidente. Además, hizo un llamado para que este tipo de hechos violentos se detengan. “Nosotros sí podemos hacer algo al respecto, lo digo reconociendo la política en Washington, sería incorrecto no reconocer el problema sobre la forma en cómo pensamos acerca de la violencia con armas de fuego”, dijo. “Una vez más, personas inocentes perdieron la vida por alguien que quería hacer daño y no tuvo obstáculos para obtener un arma”, se lamentó el mandatario. Obama expresó que hará todo lo posible para que se haga justicia y que no haría declaraciones sobre detalles del caso hasta en tanto no finalice la investigación.
Por su parte, el alcalde de Charleston, Jon Riley, dijo que expresó sus condolencias a las familias de las víctimas. “El único motivo por el cual alguien entraría en una iglesia y dispararía a personas que están rezando es el odio”, señaló. El funcionario llamó a los habitantes a acercarse más unos a los otros y a ser más tolerantes.
Pocas horas antes de la matanza, la precandidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton, visitó Charleston en el marco de su campaña electoral. Por su parte, el aspirante republicano Jeb Bush canceló, a raíz de los asesinatos, el mitin electoral que tenía programado en la ciudad, el cual estaba previsto para ayer.
En los últimos meses, varios afroamericanos fueron abatidos a balazos por policías blancos en diferentes ciudades de Estados Unidos, después de lo cual se produjeron numerosas protestas callejeras. A finales de abril pasado, un transeúnte filmó cómo un policía blanco acribilló por la espalda, con ocho disparos, a Walter Scott, un hombre negro de 50 años que estaba desarmado y había sido detenido a plena luz del día. Las imágenes desataron la ira de la comunidad afroamericana de esa ciudad, que salió a la calle y se encontró, como en Baltimore, Ferguson y Nueva York, con una fuerza policial intransigente, que intentó hacer de la muerte de Scott un caso aislado.
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