Mar 14.07.2015

EL MUNDO  › DESAFíOS PARA EL PREMIER

La odisea de Tsipras

› Por Michael Day *

Desde Atenas

El primer ministro griego Alexis Tsipras (foto) regresó a Atenas ayer con los resultados de un acuerdo de rescate pero también una montaña de dificultades para aprobar recortes de gastos en el Parlamento en sólo 48 horas. Tsipras dijo que tenía la “creencia y la esperanza de que la posibilidad de ‘Grexit’ quede en el pasado. Evitamos el plan que resultaría en un estrangulamiento financiero y en el colapso del sistema bancario”.

Mientras una rebelión política despegaba en su propio partido y la ira entre la población crecía harta ya del ajuste, él podía prometer una inyección de efectivo de emergencia de 500 millones de euros para mantener activos los bancos griegos –y tal vez permitirles reabrir el viernes–. Pero teniendo en cuenta los millones que votaron “no” a la austeridad en el referéndum, muchos predecían disturbios en las calles de un país donde el nivel de vida ya se está hundiendo.

Tsipras debe asegurarse de que el polémico paquete de aumento de impuestos, privatizaciones y reformas del mercado laboral obtengan el respaldo del Parlamento mañana por la noche. Pero el acuerdo por el que Atenas debe lograr ahorros por 13 mil millones de euros en los próximos tres años a cambio de un préstamo de más de 50 mil millones de euros, está exacerbando las divisiones en la izquierdista Syriza, la coalición de gobierno.

Varios representantes de Syriza ya estaban furiosos la semana pasada después de que su líder propusiera un nuevo paquete de austeridad en un intento por evitar salir del euro. Se espera que al menos 30 de los 149 diputados de Tsipras se rebelen, pero la oposición proeuropea se comprometió a votar a favor del acuerdo de Bruselas, por lo que es casi seguro que los votos serán para él.

A todo esto, Tsipras fue atacado por su ex ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, que se vio obligado a renunciar la semana pasada. Varoufakis dijo que no habría aceptado la oferta de hoy, que era “absolutamente imposible, totalmente inviable y tóxica”. Fuentes gubernamentales predijeron una remodelación ministerial en los próximos días, para lograr un gabinete más propenso a respaldar reformas.

El nuevo acuerdo dividió a la opinión pública. Algunos lo consideran como un precio duro, pero inevitable para evitar la expulsión de la moneda única. Otros dicen que se sienten traicionados e incluso “invadidos” por las potencias europeas y los burócratas de la Unión Europea.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12. Traducción: Celita Doyhambéhère.

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