Jue 16.07.2015

EL MUNDO  › TSIPRAS DESTACó COMO UN LOGRO LA PROMESA DE QUE HABRá UNA NEGOCIACIóN SOBRE LA REESTRUCTURACIóN DE LA DEUDA

El Parlamento griego votó por el rescate

La votación, que se saldó por 229 votos a favor, 64 en contra y 6 abstenciones, estuvo marcada por las disidencias internas del gobernante Syriza. Renunciaron la viceministra de Finanzas y el secretario general de Economía.

El Parlamento griego aprobó ayer el acuerdo alcanzado con los acreedores para desembolsar el tercer plan de rescate y que Grecia no salga de la Eurozona. La votación, que se saldó en la madrugada de Atenas por 229 votos a favor, 64 en contra y 6 abstenciones, estuvo marcada por las disidencias internas de Syriza: de 149 diputados, 32 rechazaron la propuesta de la troika. Entre los que secundaron el voto negativo estuvo Yanis Varoufakis, que hasta hace diez días era ministro de Finanzas; el ministro de Energía, Panayotis Lafazanis, y tres ministros adjuntos; el de Seguridad Social, Dimitris Stratulis; el de Defensa, Kostas Isijos, y la segunda en el Ministerio de Finanzas, Nadia Valavani, que renunció ayer a su cargo. Alexis Tsipras fue fiel exponente del clima de época en los países cuyas economías fueron bombardeadas por los organismos de crédito europeos. En su intervención ante el Parlamento heleno, el primer ministro dijo que tenía tres opciones en la negociación con los socios: aceptar el acuerdo actual, con el que está en desacuerdo, una quiebra desordenada del país o una salida de la Eurozona, propuesta defendida a capa y espada por el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble.

En su discurso previo a la votación de las reformas acordadas con los acreedores, medidas de las que depende el inicio de las negociaciones sobre el tercer rescate, Tsipras recalcó que él será el último en eludir sus responsabilidades y también el último que facilitará la caída de un gobierno de izquierda. También dijo no creer en el acuerdo firmado a comienzos de semana en el Consejo Europeo, pero aseguró que se ve obligado a ponerlo en práctica. Señaló además que su gobierno puede hacer mucho para rectificar las injusticias, dijo que luchará hasta el final y que esperaba el respaldo del grupo parlamentario de Syriza en su mayoría. “No haría un favor a nuestros rivales para convertirnos en un pequeño paréntesis en el tiempo”, manifestó en alusión a declaraciones del partido Nueva Democracia, desde donde señalaron que el gobierno de Syriza sería un mojón en la historia política de Grecia.

El jefe del gobierno heleno destacó como un logro la promesa de que a partir del otoño habrá una negociación sobre la reestructuración de la deuda para después de 2022 y aseguró que los socios europeos por primera vez examinan la reestructuración. Además, dijo que era necesario evitar la salida del euro para que hubiera inversiones en Grecia, sin las cuales no hay posibilidad de crecimiento. “Nuestro gobierno hará todo lo que pueda en contra de la evasión fiscal y la corrupción y, al mismo tiempo, intentará suavizar las consecuencias nefastas del acuerdo”, prometió Tsipras, para quien el mayor adversario del Ejecutivo está en el interior del país y tiene que ver con las fuerzas de la oligarquía, que actuaron estos años bajo la connivencia de los gobiernos anteriores.

El primer ministro aseguró que no intentará embellecer la situación como hicieron sus predecesores. “Quiero decir que, a pesar de las dificultades, habrá muchas cosas a favor de los más pobres”, aseguró. Tsipras afirmó que su gobierno podrá mantenerse en pie, porque –dijo– los gobiernos caen cuando pierden el apoyo de la sociedad y del Parlamento y, aseguró, ése no es su caso.

El ministro de Finanzas griego, Euclides Tsakalotos, pidió el voto del Parlamento para un acuerdo con los socios europeos. “La mañana del lunes fue el día más difícil de mi vida. No sé si hicimos lo que debíamos hacer. Sé que no teníamos alternativa”, se sinceró Tsakalotos al inicio del debate en el Parlamento griego. Aunque la sesión prometía ser más corta de lo esperado y se esperaba que la votación tuviera lugar cerca de la medianoche, no fue sino hasta las 2 de la madrugada hora local (20 de Argentina) que el paquete de medidas exigido por los acreedores fue aprobado por la mayoría de los legisladores presentes.

“Nunca dijimos que se tratara de un buen acuerdo”, subrayó el ministro de Finanzas heleno. Respecto de si estas reformas surtirán efecto para hacer crecer la economía griega, Tsakalotos dejó más dudas que certezas. “¿Habrá nuevas relaciones entre la economía y el Estado? ¿Habrá nuevas fuentes de financiación de inversiones? No lo sé”, señaló en su intervención. Y destacó que muchas de las cosas que pasen en el futuro dependerán del programa definitivo, de cómo se reforme el sistema de pensiones y del fondo creado para la gestión de las privatizaciones, dos de las medidas acordadas con los acreedores.

Antes de la votación, Tsipras llamó a la unidad de su grupo parlamentario. En los últimos días varios miembros de Syriza, entre ellos la presidenta del Parlamento, Zoe Konstandopulu, calificaron la firma del acuerdo de capitulación. Ayer, Valavani se alejó de la cartera de Finanzas por no poder apoyar las condiciones vinculadas con el nuevo rescate. También anunció su renuncia el secretario general de Seguridad Social, Yorgos Romanias, y el secretario general de Economía, Manos Manusakis.

Entre los ministros disidentes que se niegan a abandonar sus cargos figura el de Energía, Panayotis Lafazanis, quien remarcó ayer que no iba a respaldar el acuerdo pero que no piensa dimitir. En declaraciones a los medios antes de entrar en el Parlamento, Lafazanis afirmó: “Apoyamos al gobierno, pero no vamos a votar las medidas”. Y agregó que la unidad de Syriza no estaba en peligro. Más de la mitad de los miembros del comité central del partido pidieron ayer rechazar el acuerdo firmado con los acreedores.

En una declaración, 109 miembros de los 200 del comité central del partido señalaron que el acuerdo era incompatible con las ideas y los principios de la izquierda y sobre todo con lo que necesitan las clases más pobres de Grecia. El texto calificó al acuerdo de “golpe de Estado” y destacó que su objetivo era la “exterminación ejemplar de un pueblo que tuvo la osadía de pensar que había otra vía posible aparte del modelo neoliberal de la austeridad extrema”.

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