EL MUNDO › TSIPRAS DEFENDIó SU PLAN ANTE SYRIZA
El primer ministro griego, Alexis Tsipras (foto), obtuvo ayer el respaldo de una amplia mayoría del Comité Central de su partido, Syriza, para seguir negociando el tercer rescate económico para su país. Antes, Tsipras había defendido su cambio de posición respecto del programa de ahorro acordado con los acreedores internacionales de Grecia. El alegato del primer ministro tuvo lugar en un encuentro con el Comité Central de su partido gobernante, donde se debatieron las divisiones internas. En un contexto de tensión creciente al interior del gobierno griego, el Comité Central convocó a un Congreso Extraordinario que tendrá lugar en septiembre. El Fondo Monetario Internacional echó más leña al fuego al señalar que su participación en el plan de ayuda al país heleno está en suspenso y seguirá estándolo si no existe un compromiso concreto de parte de los europeos para aliviar la deuda de Atenas. Esa no es la única condición planteada por el FMI para participar del tercer plan de ayuda a Grecia desde 2010: Atenas también tendrá que adoptar un paquete completo de reformas, aseguró ayer un alto responsable de la institución, que pidió mantener su identidad en el anonimato.
En su discurso, retransmitido por la televisión estatal, Tsipras aseguró que no le quedó otra opción que aceptar las nuevas negociaciones impuestas para un tercer rescate, para el que las reformas eran condición imprescindible. Al mismo tiempo, pidió que se pusiera fin a la disputa abierta con el ala más a la izquierda del partido, que votó contra las reformas en el Parlamento en dos ocasiones, decisión que le hizo perder a Tsipras el apoyo de su mayoría de gobierno (el primer ministro pudo sacar adelante las propuestas sólo con el apoyo de la oposición). Como salida a las disputas internas, Tsipras propuso que se estableciera una “decisión democrática”, ya sea mediante un congreso del partido que tenga lugar en septiembre o de una votación de la que participen todos los miembros del partido en las próximas dos semanas.
Syriza se encuentra al borde de la división a raíz de las diferentes posturas. “Estamos viviendo un absolutismo muy particular. Vivimos en una dictadura del euro”, aseguró el líder del ala más radical del partido, Panagiotis Lafazanis. Tsipras insistió en que no existen soluciones mágicas para la crisis que atraviesa el país. “Quien crea tener una solución mejor debe decirlo, aunque ello suponga el regreso al dracma”, afirmó el jefe de Gobierno. La presión sobre el ex ministro de Finanzas Yanis Varoufakis, que podría enfrentar una demanda por alta traición por un supuesto plan secreto para una salida de Grecia del euro, aumentó ayer, según medios griegos.
Por el momento, un precomité de investigación debe decidir si se forma una comisión parlamentaria que investigue el caso. En el supuesto de que esta comisión abogara por abrir un proceso jurídico, el Parlamento debería definir en una votación si retira la inmunidad parlamentaria a Varoufakis. “El proceso, si llega a tener lugar, podría durar más de un año”, adelantó el abogado constitucionalista Giorgos Stamatopoulos. Según el diario Kathimerini, Varoufakis planeó en secreto la creación de un sistema de pago paralelo para el país, que habría entrado en vigor en el caso de una salida de Grecia de la zona euro, creando las bases para la reintroducción del dracma.
Según el alto funcionario del FMI, para asegurar una sostenibilidad a mediano plazo para el país heleno es necesario tomar medidas drásticas en dos sentidos: decisiones difíciles en Grecia sobre reformas y decisiones difíciles por parte de los socios europeos de Grecia sobre un alivio de la deuda. “El FMI sólo participará una vez que se den estas dos condiciones”, adelantó el vocero. “Nadie puede hacerse la ilusión de que una sola parte puede solucionar el problema”, declaró el emisario del organismo de crédito. Estas reservas pueden plantear un problema importante a algunos países europeos, con Alemania a la cabeza, que hicieron de la presencia del Fondo en la negociación una de las condiciones para liberar un plan de ayuda de 86.000 millones de euros a Atenas.
En el marco del acuerdo del 13 de julio, esta semana comenzaron en Grecia discusiones entre el país y sus acreedores, en un clima de incertidumbre política, y deben completarse antes de la fecha límite, el 20 de agosto. Según el FMI estas negociaciones, que deben sumar por primera vez hoy a los ministros de Finanzas y de Economía griegos, no abordarán cuestiones de fondo que condicionan su participación en el plan de ayuda. “Está claro que estas discusiones no tocarán por ahora una cierta cantidad de temas cruciales para un programa de mediano plazo”, declaró Christine Lagarde, directora gerente de la institución. La deuda griega, que ronda el 170 por ciento de su Producto Interno Bruto, sólo podría cumplir con los criterios del FMI si los europeos aceptan un alivio importante de la deuda, dijo el miércoles Lagarde, y estimó que una reestructuración es inevitable.
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