EL MUNDO › EN UNA CAMPAñA POLARIZADA, UN SECTOR AFíN A PODEMOS AúN NO DECIDE EL VOTO DEL DOMINGO
El independentismo está muy movilizado y es favorito, de ahí que para dar vuelta los sondeos las fuerzas contrarias a la secesión necesitan convencer al electorado de izquierda, que no prioriza el tema soberanista.
Elena García es una barcelonesa parte de ese electorado indeciso que terminará inclinando la balanza en las elecciones regionales del domingo en Cataluña, comicios que se plantean como plebiscito para la secesión de España. En medio de la polarización entre partidarios y detractores de la independencia quedan cientos de miles de personas indecisas, muchos “indignados” como Elena, que en las elecciones municipales de mayo votaron por nuevas candidaturas de izquierda y ahora se ven obligados a definirse en un debate que no les interesa.
“En mayo voté a Barcelona en Común pero ahora es muy diferente. No sé qué voy a votar, es muy complejo”, dice la mujer de 31 años, vecina del barrio El Clot de Barcelona. El barrio de clase media es un antiguo asentamiento industrial y obrero situado entre los límites de la Gran Vía, en su confluencia con la moderna Diagonal Mar, donde se levanta la emblemática Torre Agbar, y la Avenida Meridiana, la frontera de la Barcelona más popular e hispanoparlante, a la que los independentistas trasladaron su última gran movilización que dio inicio a la campaña.
En los comicios locales de mayo, la alcaldesa Ada Colau, candidata de Barcelona en Común, recibió un mayoritario respaldo de casi un 30 por ciento, superando en más de 10 puntos al partido del presidente catalán Artur Mas, la fuerza soberanista más votada. De hecho, todos los partidos no soberanistas juntos le sacaron una amplia ventaja de 17 puntos a los secesionistas. Buena parte de ese voto no soberanista provino de la izquierda, nicho del electorado donde se concentra la mayoría de los que no tienen decidida su opción electoral y que representan entre el 20 y el 30 por ciento del total, de acuerdo con algunos sondeos.
“Siempre voté teniendo en cuenta la cuestión social, las políticas que benefician a los más desfavorecidos. Pero éstas elecciones están planteadas en otros términos, entre el sí o el no a la independencia, y no tengo claro mi voto”, sostiene Elena. “No tengo un sentimiento nacionalista fuerte y el debate entre Cataluña y España no me interesa realmente. Por eso quiero saber qué intenciones sociales tienen los independentistas”, agrega.
Algunos analistas consideran que el avance de los soberanistas en los sondeos pasa por la incapacidad de la candidatura de confluencia de la izquierda para atraer a los detractores de la independencia. Lo que está claro es que el independentismo está muy movilizado, de ahí que para dar vuelta las encuestas que auguran una mayoría absoluta soberanista, las fuerzas contrarias a la secesión necesitan convencer a ese electorado que potencialmente vota a la izquierda y a todos los indignados con la clase política, que llevan tiempo sin sufragar.
Ese es el caso de Fran, otro vecino de El Clot, de 41 años, defraudado por todos los políticos, pero que esta vez entiende que hay mucho en juego como para no votar. “Votaré contra la independencia, a Podemos o Ciudadanos”, apunta Fran, mencionando a las dos fuerzas emergentes en el panorama político español. En El Clot, como en otros barrios barceloneses, la sociedad catalana se encuentra dividida entre los independentistas y los que no lo son. “No estoy de acuerdo con la independencia, aquí somos españoles, que se dejen de tonterías”, remarca, enfadado, Carlos Angulo, el dueño de una ferretería del barrio.
Otra vecina, de nombre María Teresa y originaria de Zamora, en la frontera con Portugal, sostiene que votará a cualquiera menos a Artur Mas y los independentistas. Del otro lado, María del Carmen Romero se declara defensora de la secesión: “Si nos separamos vamos a estar mejor, somos los que más pagamos a España, y no recibimos los que nos corresponde”. En cambio, Francisca, su madre, no lo tiene claro: “Antes votaba a los socialistas porque los del PP (Partido Popular) son unos sinvergüenzas. Ahora no se qué voy a hacer”. La anciana de origen murciano se siente catalana y española. Y, aunque cree que la independencia puede estar bien, dice que tiene “miedo a que nos saquen del euro, como dice Rajoy”.
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