EL MUNDO › EL INDEPENDENTISMO CATALáN GANó LAS ELECCIONES, PERO NO EL PLEBISCITO
El bloque soberanista formado por Junts pel Sí y la CUP obtuvo la mayoría absoluta –72 diputados–, pero no superó el 50 por ciento de los votos, que validaría un referéndum. Prometen seguir adelante con el proyecto de separación.
› Por Flor Ragucci
Página/12 En España
Desde Barcelona
Tal como lo pronosticaban todas las encuestas, el independentismo ganó. Junts pel Sí, la lista que une a Convergència democrática (CDC), Esquerra Republicana (ERC) y las entidades soberanistas, alcanzó 62 escaños en el Parlamento catalán y, junto a los 10 asientos conseguidos por la CUP –izquierda independentista– el bloque partidario de la secesión logró la mayoría absoluta en las elecciones de ayer. La suma de estas dos formaciones le concede al “sí a la independencia”, en esta suerte de plebiscito, 72 diputados y, con más de 1,9 millones de votos, la legitimidad para llevar a cabo el proceso soberanista que se proponen.
Al menos así lo aseguraron sus líderes ante la multitud que los aclamaba ayer en el barrio céntrico del Borne, en Barcelona. Oriol Junqueras, número uno de ERC y quinto en la candidatura de Junts pel Sí, dijo tras conocer la victoria que “a ojos de la sociedad catalana y del mundo, el independentismo está legitimado para iniciar el proceso”. Artur Mas le siguió en el escenario y en cuatro idiomas –catalán, castellano, francés e inglés– repitió: “Hemos ganado”; para luego dirigirse a quienes le negaban a estos comicios un carácter plebiscitario. “Los que decían que no había ganas de votar en Cataluña que tomen nota”, pronunció el actual presidente de la Generalitat, amparado por unas altísimas cifras de participación –el 77 por ciento del censo electoral acudió a las urnas– un record absoluto desde la recuperación de las instituciones durante la transición democrática.
El presidente recordó al cerrar su discurso que aún queda “mucho trabajo” pero que, desde la formación ganadora, administrarán estos resultados “con cohesión dentro de Cataluña y concordia respecto a España, Europa y el mundo”. “Tenemos el mandato democrático, tenemos la fuerza y tenemos la legitimidad para llegar hasta el final”, exclamó un Artur Mas triunfal.
Pero la mayoría absoluta del bloque soberanista en el nuevo Parlamento autonómico no significa que el convergente reedite su mandato al frente del gobierno catalán. Para hacerlo, necesitaría que la CUP –formación de izquierda independentista– que encabeza el periodista Antonio Baños y que, con más del 8 por ciento de los votos, logró 10 escaños, apoye su investidura, lo cual hasta ahora repitió hasta el cansancio que no iba a hacer. “Si Mas necesita nuestro sí, es su problema, porque no lo tendrá”, dijo Baños tras conocerse los resultados del 27-S.
Las Candidatures de Unitat Popular (CUP) persiguen la independencia pero con una voluntad rupturista muy diferente de la que plantea el grupo de Artur Mas. De ideología anticapitalista, su propósito es la transformación tanto de la relación entre Cataluña y España como del propio sistema económico dominante. “Esta es la noche en la que todo empieza. A partir de mañana, la legalidad española ha de ser desobedecida”, proclamaba el número uno de la lista celebrando los resultados.
Estos comicios no sólo favorecieron a los grupos que abogan por la independencia. El otro gran ganador de la jornada fue Ciudadanos, el partido que al mando de Albert Rivera pasó a liderar el bloque partidario de la unión con España. Se vendieron como la única alternativa capaz de frenar el independentismo y el mensaje caló. Ciudadanos dio en estas elecciones autonómicas el gran salto y se convirtió en la segunda fuerza más votada, por detrás de la coalición de Esquerra Republicana y Convergència. La formación naranja se hizo con 25 escaños –el 18 por ciento de los votos– liderando el bloque unionista dentro del nuevo Parlamento catalán y desplazando así a quienes hasta ahora ocupaban cómodamente esa posición, los del Partido Popular (PP) que se quedaron con solo 11 escaños.
Lo primero que hizo Inés Arrimadas, su candidata a la presidencia del gobierno catalán, fue agradecer la altísima participación en las elecciones, un incremento que tuvo mucho que ver con su victoria, dado que el tradicional abstencionismo en las autonómicas catalanas se solía atribuir a sectores contrarios a la independencia que, sin embargo, este domingo decidieron expresarse en las urnas. Luego, exultante, la dirigente arremetió contra su adversario, el líder de CDC y del proceso soberanista: “Con los resultados de hoy, Artur Mas sólo puede hacer una cosa, ¡dimitir e irse a su casa!”, proclamó Arrimadas y la sala del hotel en el barrio de Sants, en Barcelona, explotó con los gritos de “¡dimisión!” de los cerca de trescientos simpatizantes que llenaron el recinto durante la noche electoral.
Y es que el bloque independentista ganó en escaños pero no en votos. Los dos partidos que lo conforman –Junts pel Sí y la CUP– no lograron rebasar el 50 por ciento de los votos que necesitaban para vencer no solo en las elecciones, sino también en lo que ellos diagnosticaron como un plebiscito. El independentismo se quedó con el 47,8 por ciento de los votos y eso dio pie a que los partidos contrarios al proyecto secesionista –el PP, PSOE y Ciudadanos– relativizaran el triunfo del sí a la independencia.
Los del Partido Popular lo dijeron claro ni bien conocer los resultados: “Quienes dijeron que esto era un plebiscito han perdido”, proclamó Xavi García Albiol, su candidato a la presidencia catalana. El dirigente se amparó en este argumento también para intentar ocultar unos resultados que para su partido supusieron una fuerte derrota. El PPC se quedó con 11 escaños frente a los 19 que había sacado en 2012 y Albiol tuvo que admitir que “no eran los resultados que queríamos”.
En la sede nacional del Partido Popular, tras especularse con que pudiera salir Mariano Rajoy a hacer declaraciones, fue finalmente el portavoz y vicesecretario general de Comunicación, Pablo Casado, quien compareció en rueda de prensa para valorar los resultados de su formación. “El Gobierno no va a consentir el proceso hacia la independencia de Cataluña que pretenden poner en marcha los soberanistas” y subrayó que, a pesar de los resultados de este domingo, “mañana sigue todo igual”.
Los socialistas catalanes, por su parte, pueden darse por satisfechos porque superaron los peores vaticinios y consiguieron situarse en tercera posición, alcanzando 16 escaños y más del 17 por ciento de los votos en unos comicios en los que sufrieron menos de lo esperado la polarización entre las posiciones independentistas y las contrarias a la independencia. Miquel Iceta, su candidato, calificó “de éxito” el resultado obtenido dado que las encuestas de antes de verano les otorgaban “sólo entre 8 y 9 diputados”. El dirigente socialista también felicitó a Junts pel Sí por su victoria y los conminó a gobernar “desde el respeto a la ley”, aunque les recordó que Artur Mas “convocó a elecciones convencido de que habría mayoría de catalanes a favor de la independencia, pero contados los votos, no es así”.
Detrás de los socialistas, en un cuarto lugar, se ubicó finalmente el partido integrado por Podemos, Iniciativa per Catalunya Verds (ICV), Esquerra Unida (EuiA) y Equo. La confluencia de Catalunya Sí que es Pot (CSQP) obtuvo un resultado mucho menor de lo esperado y, mientras las encuestas le daban a la formación encabezada por Lluís Rabell claras opciones de ser la segunda fuerza del Parlamento al inicio de la campaña, la realidad fue que se quedaron con 11 escaños y el 8,9 por ciento de los votos. El líder de la candidatura admitió que “no ha conseguido el objetivo deseado” y que “en un escenario extremadamente polarizado entre el sí (a la independencia) y el no, ha sido muy difícil para una candidatura como la nuestra, de corte social, exponer problemáticas económicas y sociales, que han quedado expulsadas del debate”.
Desde Madrid, Pablo Iglesias –número uno de Podemos– reconocía también su decepción por los resultados en Cataluña, sugiriendo que quizás su error “había sido hablar de derechos sociales” o de la necesidad de que los catalanes puedan disfrutar de servicios públicos básicos, frente al austericidio recetado en los últimos años por el presidente Mas. “Si ese ha sido nuestro error, lo seguiremos cometiendo”, aseguró Iglesias.
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