EL MUNDO › RECORTA CARGOS PUBLICOS, MINISTERIOS Y SALARIOS DE MINISTROS Y RECOMPONE ALIANZAS
La renovación llega en medio de una profunda crisis económica, de frente a un ajuste fiscal que enfrenta al gobierno con las clases populares, y ante la amenaza de juicio político contra Rousseff. El PT pierde tres ministerios y el PMDB suma uno.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, anunció una reforma en la que redujo el número de ministerios y en la que recortó los salarios de los ministros con el fin de bajar gastos. La reforma puede interpretarse como una maniobra política que, además de ahorrarles 50 millones de dólares a las arcas estatales, recompone la alianza del gobierno y diluye las posibilidades de apertura de un juicio político contra la mandataria.
En el marco de la reforma, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), principal aliado y determinante en el Congreso, aumentará de seis a siete las carteras bajo su control, mientras que el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) perdió la titularidad de tres ministros, que fueron fusionados con otras carteras. También como parte de las medidas, la presidenta desplazó a uno de sus hombres más leales, el hasta ahora jefe del Gabinete Civil, Aloizio Mercadante, y puso en su lugar al actual titular de Defensa, Jaques Wagner. Este gesto que responde al reiterado reclamo del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, el PT, y el PMDB, al que pertenecen el vicepresidente Michel Temer, y los jefes de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, y del Senado, Renan Calheiros, que tienen una relación tensa con Rousseff y rechazaban al ministro y mano derecha de la mandataria. La reforma llega en medio de una profunda crisis económica, de frente a un ajuste fiscal que enfrenta al gobierno con las clases populares, y ante la amenaza de juicio político contra Rousseff, como un intento por fortalecer su mandato y reconciliar posturas con el Congreso.
La jefa de Estado explicó que, además de mejorar la eficacia de la gestión y reducir gastos públicos, la reforma garantizará una mayoría mas estable del gobierno en el Parlamento, la gobernabilidad y la consecuente aprobación de leyes y proyectos necesarios para superar la crisis económica. “Sabemos que existen dificultades que tienen que ser superadas para que la economía del país vuelva a crecer, pero para eso necesitamos estabilidad política, por eso también esta reforma”, aseguró la mandataria en una conferencia de prensa al justificar su mayor acercamiento al PMDB.
La mandataria recortó un total de diez carteras, pero fueron creados otros dos ministerios, que resultan de la fusión de carteras extinguidas. Es decir, redujo de 39 a 31 el número de ministerios. La reforma contempla la eliminación de 30 secretarías y 3000 cargos de confianza –los que otorgan los titulares o directores de organismos públicos sin mediar concurso–, la reducción del diez por ciento de los salarios de los ministros y límites de gastos en los ministerios.
Luego de tres encuentros en el Palacio de Planalto con Rousseff, Lula da Silva fue un actor clave en el nuevo gabinete, que ahora cuenta con varios hombres de su confianza en el área política. El flamante ministro de la Casa Civil, Jaques Wagner, es un experimentado dirigente del PT, ex gobernador de Bahía y antiguo aliado de Lula, de quien fue ministro. Con la designación de Wagner, el ex jefe de Estado obtuvo dos victorias: proyectó a la Casa Civil a un político con quien mantiene un diálogo fluido y separó del cargo a un dirigente como Aloizio Mercadante, que pese a ser petista nunca fue uno de los preferidos de Lula. El respaldo del PMDB, uno de los espacios más beneficiados con la reforma, es vital para Rousseff en el Congreso para que avancen las medidas de ajuste fiscal y para frenar un eventual pedido de apertura del impeachment en su contra que pueda derivar en su destitución.
El presidente de la Cámara baja, Cunha, que además de ser investigado por corrupción dentro del caso Petrobras también es procesado por la Procuraduría General de Suiza por sospechado de lavado de dinero ampliado a corrupción, rompió relaciones con el ejecutivo en agosto, y tanto él como Calheiros boicotearon el ajuste fiscal propuesto por el equipo económico del gobierno. Al ceder en la salida de Mercadante y el aumento de carteras para el PMDB, el gobierno aspira a tener votos suficientes para impedir que prosperen los pedidos de destitución.
Según publicó el periódico Folha de Sâo Paulo, asesores presidenciales calculan que a partir de ahora el oficialismo contará con los votos de un mínimo de 50, del total de 66 diputados del PMDB, que serán vitales para evitar la apertura de un juicio político. Al respecto, el PT admitió ayer que el espacio perdido en el nuevo gabinete “es malo para nosotros, del PT, pero no había otra alternativa que ceder espacio en el diseño del gabinete”, según declaró el senador Humberto Costa, jefe del bloque del oficialismo. “El haber negociado con la bancada del PMDB, que demostró cierta rebeldía con el gobierno, fue una decisión que ayuda mucho, ya que con ellos se garantiza gobernabilidad”, aseguró Costa.
Desde la oposición, sin embargo, consideraron que la reforma de gabinete aisló a la mandataria. Para Marina Silva, del partido Red de Sustentación, Dilma quedó atrapada al no tener ministros de su confianza. Por su parte, el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, jefe del Partido de la Socialdemocracia Brasileña, los cambios pueden ser beneficiosos para Rousseff, pero no son una solución a los problemas de fondo.
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