EL MUNDO
› NUEVAS PLATAFORMAS DE BOMBARDEO EN IRAK
Carritos con burro y cohetes
Por Angeles Espinosa *
Desde Bagdad
Fue sin duda un desafío. Al menos una decena de cohetes alcanzaron ayer a los hoteles Palestina e Ishtar y al Ministerio de Petróleo, en pleno centro de Bagdad. Con este triple ataque, la resistencia iraquí se apuntó un tanto propagandístico. Una persona resultó herida de gravedad, otra levemente, y no hubo muertos, pero el mensaje fue claro: la Operación Martillo de Hierro que las tropas estadounidenses llevan a cabo desde hace dos semanas en la capital no amilana a los rebeldes. Los objetivos tal vez fueran “militarmente insignificantes”, como declaró un vocero de las fuerzas de la Coalición, pero, sin embargo, tienen un gran valor simbólico. También ayer, dos soldados norteamericanos murieron en dos ataques separados. En otro atentado en Bagdad, una granada mató a cuatro personas e hirió a 20. Las víctimas vendían alcohol en las calles, algo prohibido durante el Ramadán, un mes santo para los musulmanes.
De nada sirvieron las alambradas de púa, los muros de hormigón y los tres controles de seguridad que en los últimos meses han crecido alrededor de los dos hoteles más famosos de Bagdad. Un simple carro tirado por un burrito, de los que aquí utilizan los vendedores de garrafas, sirvió para apoyar al lanzacohetes. El modesto vehículo es tan habitual en las calles de la capital iraquí que los atacantes se permitieron estacionarlo enfrente de la comisaría de la avenida Saadún.
Faltaban unos minutos para las siete y media de la mañana cuando dos fuertes explosiones despertaron a muchos de los huéspedes y sacudieron a quienes ya se hallaban en el estacionamiento de los hoteles. Varios coches que se dirigían a la salida, aceleraron como en un rally. Luego, el silencio y las carreras de los soldados. Antes de que militares estadounidenses y policías iraquíes hubieran terminado de bloquear las calles aledañas, se oía una nueva tanda de explosiones hacia el este. Dos proyectiles similares alcanzaban al Ministerio del Petróleo, el único edificio oficial que no fue saqueado luego de la caída de Saddam y que actualmente albergaba a las oficinas de Comercio, Derechos Humanos y Recursos Hidráulicos, que sí fueron arrasadas. También en este caso los cohetes fueron lanzados desde un carro arrastrado por un burrito.
El único herido grave estuvo en el Palestina. Un empleado norteamericano de la empresa de seguridad y logística KBR (Kellog Brown Root), subsidiaria del gigante estadounidense Halliburton, fue sacado del hotel en camilla, ensangrentado. KBR tiene reservados el piso 14 del Palestina y el 11 del Ishtar, cerradas al resto de los clientes y con un sistema propio de vigilancia. Aunque desde el estacionamiento sólo se escucharon dos detonaciones y un portavoz militar confirmó que un cohete había impactado en cada uno de los hoteles, en la fachada del Palestina y el Ishtar se veían varios impactos. “Fue un ataque muy similar al que hace un mes se llevó a cabo contra el hotel Al Rachid”, declaró el coronel Peter Mansur, refiriéndose al atentado que casi le cuesta la vida al subsecretario de Defensa norteamericano, Paul Wolfowitz, que en ese momento estaba alojado en el Al Rashid.
A última hora del viernes, la policía iraquí encontró otros dos carritos con más cohetes y una carta que ordenaba a “las fuerzas de ocupación, especialmente a los judíos y los norteamericanos” abandonar Irak.
Esta nueva serie de ataques coincide con el anuncio del jueves del general Martin Dempsey, el encargado de la seguridad de la capital. Según Dempsey, los ataques a sus tropas han disminuido un 70 por ciento desde el lanzamiento de la Operación Martillo de Hierro, hace dos semanas. Pero justo ayer, dos soldados norteamericanos murieron en dos ataques separados en Ramadi y Bakuba. Dempsey tampoco mencionó que desde el inicio de Martillo de Hierro han aumentado los ataques contra objetivos civiles. “Las medidas de seguridad evitan que la gente entre en los hoteles, perono que sean bombardeados”, manifestó el gerente del Palestina, Loay Yunis Jalil.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.