Sáb 22.11.2003

EL MUNDO  › LOS DEMOCRATAS EMPIEZAN A VER LA CHANCE DE GANARLE A BUSH

Sueños y cálculos por la Casa Blanca

Hace apenas seis meses era difícil siquiera pensarlo, pero la oposición ya está calculando cómo ganarle a Bush en las elecciones de 2004. Claro que primero hay que tener candidato y rogar porque la economía no crezca demasiado el año que viene.

Por José Manuel Calvo *
Desde Washington

¿Los demócratas pueden ganar las elecciones presidenciales? Hace seis meses era difícil plantear esta pregunta seriamente. Dentro de seis meses habrá un panorama más claro. Mientras tanto, la situación actual es abierta: existe la posibilidad. El presidente George W. Bush ha dejado al descubierto sus puntos vulnerables y los sondeos dan esperanzas a los demócratas. Aunque once meses y medio son una eternidad, republicanos y demócratas tienen ya en marcha sus maquinarias apuntando al 2 de noviembre de 2004. Ya están en marcha los mecanismos de financiación de la que será la campaña más cara de la historia y la lucha por captar el interés de los medios.
Los políticos norteamericanos están divididos: de los 7382 representantes elegidos en las dos Cámaras de los 50 estados, el 49,7 por ciento son congresistas republicanos y el 49,3 por ciento demócratas. Es cierto que en las últimas seis semanas los republicanos han ganado tres de las cuatro elecciones a gobernador, pero la más importante, California, tenía sus particularidades. En Washington, los republicanos tienen un cierto margen en la Cámara de Representantes (229 contra 205 demócratas y un independiente), pero en el Senado hay 51 republicanos y 49 demócratas. Y el último gran sondeo sobre las preferencias de los votantes, hecho por Gallup, indicó que el 45,1 por ciento de los estadounidenses se identifican con los republicanos y el 44,7 con los demócratas.
Los republicanos tienen varias ventajas. Primero, saben ya quién va a ser su candidato. En segundo lugar, ese candidato, el presidente Bush, es una máquina de juntar dinero, algo fundamental para la publicidad televisiva. Y tercero, aunque el efecto ya es menor, la Casa Blanca aún tiene un margen de rentabilidad post 11 de septiembre.
Los demócratas todavía deben pasar por el costoso y duro proceso de las primarias y dependen demasiado del fracaso de dos elementos claves: la economía e Irak. De los nueve candidatos demócratas todavía en carrera, solamente hay tres con posibilidades: el ex gobernador de Vermont, Howard Dean, el congresista Dick Gephardt y el senador John Kerry. En un reciente encuentro con corresponsales en Washington, el analista Charles Cook citaba sondeos internos de líderes demócratas para concluir que la pelea estará entre Dean y Gephardt. El primero gusta más a las bases, pero es altamente imprevisible; el segundo es menos atractivo, pero tiene más posibilidades frente a Bush. “Eso es lo que ofrece cada uno: Dean es estimulante, pero potencialmente autodestructivo. Gephardt es menos emocionante pero más estable. Así que la final será entre Dean y el antiDean. Y Gephardt es el que más posibilidades tiene de ser su contrincante”, explicó Cook.
Debido al cronograma de las primarias, entre Iowa y New Hampshire todo el pescado demócrata estará vendido. El problema es que una reelección como la del año que viene es, en realidad, un referendo sobre el ocupante de la Casa Blanca. Si la economía sigue recuperándose y sube el empleo, y si la situación en Irak no empeora, no importará quién se enfrente a Bush. Lo determinante para saber quién ganará las elecciones no es el rival del presidente sino la marcha de la economía y el panorama en Irak. Es difícil que la economía mantenga el ritmo de crecimiento del 7,2 por ciento del tercer trimestre y la duda es si un promedio en torno del 4 por ciento podrá crear un número suficiente de empleos como para que se note la recuperación en los estados que más han sufrido la crisis.
Entretanto, Irak se ha convertido en un talón de Aquiles para Bush: la mitad de los estadounidenses critican la forma en que la Casa Blanca dirige la posguerra. No se ha llegado a un punto catastrófico para sus aspiraciones, pero nadie puede garantizar que no lo será en el futuro.Los demócratas no pueden esperar a ver qué pasa y trabajan en una estrategia que cuestiona la recuperación económica y condena a Bush por el aislamiento internacional de la guerra y la imprevisión de la posguerra. Dean debe buena parte de su popularidad a que fue el primero que supo ver los problemas de Irak. “Estoy absolutamente convencido de que si John Kerry hubiera votado contra la guerra, sería ahora el favorito para la nominación demócrata”, sostiene Cook, quien cree que, al final, lo decisivo será la pelea económica y social, y que para eso es más sólida la candidatura del veterano Gephardt, aunque guste menos a las bases.
¿Y las sorpresas? ¿No tiene posibilidades el ex general Wesley Clark o la senadora de Nueva York Hillary Clinton? Para Cook, las posibilidades del militar retirado son cero porque “es demasiado nuevo en política”. Hillary está muy favorecida en los sondeos que la enfrentan hipotéticamente a Bush pero no se presentará en el 2004. Pero Cook no duda de que “cada noche ella reza para que Bush sea reelegido y tener abierta la posibilidad en el 2008”.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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