Por Phil Reeves *
Desde Bagdad

Al menos 18 personas murieron cuando atacantes suicidas detonaron automóviles repletos de explosivos ayer en una renovada ola de ataques contra miembros de la fuerza policial respaldada por Estados Unidos. En un ominoso desarrollo paralelo, un avión de carga de la compañía DHL fue impactado por un misil tierra-aire del tipo SAM-7 que fue disparado por guerrilleros. La aeronave, no obstante, logró realizar un aterrizaje de emergencia y no hubo bajas. Pero en otro atentado por la noche al menos siete norteamericanos e iraquíes fueron heridos en un ataque con cohetes contra un edificio de la Compañía Petrolera del Norte (NOC), fuertemente protegido.
Seis policías y tres civiles fueron muertos en el mercado de Khan Bani Saad, en los suburbios del norte de Bagdad, cuando un chofer suicida aceleró contra una comisaría e hizo estallar su auto mientras la policía abría fuego contra él. La explosión disparó escombros y astillas de vidrio así como miembros humanos en torno de un área extendida. La policía iraquí dijo que una niña de cinco años estaba entre los muertos. “Yo estaba parado ante la puerta de la comisaría, lavando mi auto, cuando vi un Chevrolet Caprice acelerando contra la puerta”, dijo el sargento Aqil Suheil, que resultó herido en el ataque. “Escuché una fuerte explosión. De pronto me encontré debajo del auto. Me incorporé rápidamente y corrí hacia la calle y entonces me desmayé.” Otro atacante suicida, en un Nissan Land Cruiser blanco, atacó la principal comisaría de Baba, 60 kilómetros al norte de Bagdad. Un testigo dijo que vio al hombre dirigirse hacia la comisaría y luego hacerse estallar cuando se aproximaba a sus puertas, donde la policía le estaba haciendo señales para que se detuviera. La explosión abrió un gran cráter en la calle y, de acuerdo con un portavoz militar estadounidense, mató a tres policías.
El número total de bajas –incluyendo a los atacantes– era de 18 por la tarde, convirtiendo al de ayer en otro día sangriento en el conflicto crónico que ahora atenaza a Irak. Al menos 20 personas fueron heridas en los ataques, que ocurrieron en un lapso de menos de media hora entre uno y otro, y que llevaron el número de ataques con coche bomba en Irak a cinco desde el miércoles. En las últimas semanas, los atacantes han apuntado persistentemente a la policía iraquí, que muchos ven como colaboracionistas con la ocupación estadounidense, en la esperanza de hacer estallar sus esfuerzos para reafirmar su autoridad tras la caída de Saddam y la invasión liderada por Estados Unidos.
Tanto iraquíes, incluyendo algunos miembros de la resistencia, como comandantes estadounidenses, tienden a culpar por los ataques a una cantidad muy pequeña de “jihadistas” islámicos extranjeros en Irak. Muchos iraquíes son muy críticos de estas tácticas, entre otras cosas porque creen que la insurgencia contra la ocupación debe concentrarse en atacar a fuerzas norteamericanas y no civiles iraquíes. El 27 de octubre, tres comisarías fueron atacadas en Bagdad junto con el Comité Internacional de la Cruz Roja, matando al menos 35 personas. Días antes, dos atacantes suicidas mataron a ocho iraquíes en otra comisaría.
El ataque de ayer vino después del lanzamiento de varias ofensivas altamente publicitadas por parte de los militares estadounidenses como parte de una estratega de endurecimiento contrainsurgente. Pero la inteligencia norteamericana había advertido de un brote de ataques cerca del fin del mes sagrado musulmán de Ramadán, que llega a su culminación en unos días.
Funcionarios de DHL, el servicio global de correos, dijeron que su avión, un Airbus A300, despegó ayer por la mañana temprano del aeropuerto de Bagdad, pero fue forzado a volver, haciendo un aterrizaje de emergencia debido a un incendio en uno de los motores. El avión dejaba en su estela un humo denso y perdió parte de un ala mientras se acercaba al aeropuerto para aterrizar. Pudo hacerlo sin que ninguno de sus tres tripulantesresultara herido. Después de haber derribado cinco helicópteros estadounidenses en un mes, matando a 49 soldados, éste es el primer ataque de la guerrilla contra una aeronave de ala fija.
Una fotografía del Airbus tomada desde el terreno mostró llamas surgiendo del punto de quiebre del ala izquierda, un daño consistente con los efectos de la explosión de un misil tierra-aire cerca del motor izquierdo. El aeropuerto nunca reabrió del todo para los vuelos comerciales, aunque aviones de transporte operan allí así como una subsidiaria de Royal Jordanian que vuela a la capital de Jordania, Amman.
El último de los ataque de ayer fue contra la Compañía Petrolera del Norte, en Kirkuk. “Dos cohetes cayeron en el momento de la cena y tres iraquíes están heridos –dijo una fuente de la compañía, que pidió el anonimato–. Los cohetes cayeron en el club cultural y social de la NOC, que los norteamericanos y los empleados de la empresa KBR usan como cantina”, dijo el oficial de policía iraquí Salam Jalal. La KBR es una filial del grupo norteamericano Halliburton, que tiene a su cargo el sector petrolero en Irak y que es célebre por haber sido dirigido por el vicepresidente Dick Cheney, de quien se sospecha que manipuló muchas concesiones en su favor. Un alto responsable norteamericano, que también pidió el anonimato, dijo que cuatro estadounidenses, civiles y soldados, también habían resultado heridos, y que se habían producido daños importantes en el edificio.
El Club se encuentra en el interior de una gran zona fuertemente protegida. Las fuerzas norteamericanas se han desplegado masivamente en Kirkuk, impidiendo que cualquier persona se acerque a esa zona de la compañía petrolera. Por la noche, la artillería estadounidense entró en acción bombardeando el sur de Kirkuk.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.