EL MUNDO › GANARON LIBERALES, CONSERVADORES, URIBISTAS Y PROGRES
La maquinaria partidaria pesó más que el factor paz en los comicios regionales. Quienes impulsan el diálogo en La Habana esperaban que los candidatos electos fueran los que más apoyaran la salida negociada al conflicto.
› Por Katalina Vásquez Guzmán
Tras conocerse los ganadores de las elecciones regionales en Colombia, el país quedó dividido entre los tradicionales liberales, conservadores, los aliados del uribismo, los independientes, y, en escasas ocasiones, la izquierda. Los diversos sectores políticos analizan todavía cómo jugó el factor paz en los comicios. Si bien fue un hecho que la tregua unilateral de parte de las FARC facilitó que éstas hayan sido las votaciones más pacíficas en las últimas décadas en el país, quienes impulsan los diálogos de La Habana esperaban que los candidatos electos fueran, en su mayoría, los que apoyan la salida negociada al conflicto. La maquinaria política pesó más que nada, como a lo largo de la historia de elecciones democráticas en Colombia.
El Partido de La U, fundado por Alvaro Uribe, así como el Centro Democrático del ex presidente –principal opositor del proceso de paz– se quedaron con importantes números de cargos en las corporaciones regionales. Las alcaldías, sin embargo, quedaron en su mayoría en poder de los liberales, el partido Cambio Radical, fundado por el actual vicepresidente Germán Lleras, y las opciones independientes. En Bogotá, Medellín y Cali, las tres ciudades más importantes, los futuros alcaldes se lanzaron con coaliciones por fuera de los partidos tradicionales y el uribismo.
Y aunque el gran tema nacional son las guerrillas y su posible regreso a la participación política democrática, sin armas en caso de lograrse un acuerdo final en Cuba, la izquierda no logró mayor mejoría en su mapa electoral. De hecho, perdió la alcaldía de Bogotá, que quedó en manos del ex alcalde hoy independiente Enrique Peñalosa. Éste llega después de una administración bastante cuestionada y convulsionada al frente de Gustavo Petro, quien estuvo destituido de su cargo el año pasado por decisión de la Procuraduría, pero que pudo volver alegando la protección de sus derechos civiles.
El novelón de la alcaldía de la capital colombiana con Petro, así como escándalos de corrupción de su antecesor también de izquierda, Samuel Moreno, parece haber agotado a los bogotanos, que optaron en mayoría por reelegir un economista que había sido alcalde hasta el año 2000 y que obtuvo importantes logros en materia urbanística, por ejemplo. De acuerdo con analistas, era de esperarse este resultado en la capital, pero no en regiones donde la influencia de la izquierda ha sido histórica y, este año, perdió terreno. David Florez, del movimiento de izquierda Marcha Patriótica, aseguró a los medios que “hay que reinventar el proyecto político de la izquierda”, lo que cobra gran importancia ahora que, si los colombianos refrendan los acuerdos de La Habana, en unos años veremos a las FARC aspirando a alcaldías, corporaciones y Congreso. Además Marcha Patriótica sería, como han dicho académicos y columnistas, eventualmente el partido con el que las Fuerzas Armadas de Colombia se lanzarían a las lides de la política.
Sea como se resuelvan las elecciones en cuatro años, es un hecho que los que llegaron a los cargos públicos hoy serán quienes tengan en sus manos impulsar o no un respaldo no sólo a las negociaciones de La Habana o las futuras con la guerrilla del ELN, sino a las transformaciones sociales y culturales que requiere el país para transitar hacia el fin del conflicto. La gran preocupación estaba puesta en que los opositores al proceso, representados principalmente en el uribismo, llegaran a las gobernaciones de las 32 provincias colombianas y sus ciudades capitales. Sin embargo, el uribismo fue parcialmente perdedor en los comicios del domingo.
El ex presidente Alvaro Uribe aspiró a gobernar tres ciudades y cuatro provincias, pero solo consiguió, con coaliciones con otros partidos, las gobernaciones de Tolima y Casanare, dos territorios no tan protagonistas en el panorama nacional. Mientras tanto, el partido Cambio Radical obtuvo cuatro. En Medellín, de donde es originario, el Centro Democrático de Uribe se daba por vencedor de la alcaldía con el candidato Juan Carlos Vélez que ganó apenas las encuestas. Con el movimiento Creemos, el aspirante Federico Gutiérrez logró 239 mil votos, apenas 9 mil más que Vélez. El próximo alcalde de la capital paisa es, de todas formas, uribista. Por tanto, muchos dan por ganador si bien no al partido del ex presidente de derecha, sí a sus ideas y apuestas por una seguridad con pie de fuerza y limitación de los derechos individuales.
De acuerdo con observadores internacionales como la OEA y medios nacionales, como ganadores se pueden dar a la democracia en paz que, por primera vez en cincuenta décadas, no sumó atentados con bombas, quemas de ómnibus por parte de las guerrillas, o secuestro de candidatos a manos de las FARC, como es recurrente en cada periodo de comicios cuando los rebeldes suelen presionar o manifestar su rechazo a ciertos partidos y candidatos con la fuerza. “Existe una gran posibilidad de que estas elecciones sean las últimas antes de la firma de la paz, por lo que es importante discutir la posibilidad de una reforma integral del sistema electoral y de partidos, con el objetivo de crear las condiciones para garantizar un sistema más transparente, incluyente y plural”, agregó el jefe de la Misión de Observación Electoral de la OEA en Colombia, Alvaro Colom.
En esta ocasión, el resultado de las elecciones preocupa porque los colombianos continúan eligiendo candidatos con señalamientos de corrupción y vínculos con sectores paramilitares. En caso del gobernador electo de Antioquia, Luis Pérez, o de los futuros mandatarios del Valle del Cauca y Guaviare, tienen procesos investigativos abiertos incluso. Además, la policía incautó unos 650 mil dólares en la jornada electoral de fin de semana que se supone se destinarían a la compra de votos. Según la misma Policía, en oposición, los incidentes de violencia bajaron en un 60 por ciento en relación a las elecciones de 2011. El homicidio de 12 policías y militares que escoltaban una comitiva de la Registraduría, autoridad nacional electoral, el domingo en la provincia de Bojayá, enlutó la jornada democrática y llenó de cuestionamientos a los colombianos sobre la voluntad de esta guerrilla de hacer la paz en un futuro proceso de negociación.
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