Jue 14.03.2002

EL MUNDO

Al mediador norteamericano nadie le prometió ningún jardín de rosas

Un fotógrafo italiano de 42 años se convirtió ayer en víctima fatal de la crisis en Medio Oriente, tras haber recibido disparos israelíes. Y el premier Ariel Sharon rechazó bajar la represión.

Por Suzanne Goldenberg *
Desde Ramalá

El primer ministro Ariel Sharon se comprometió ayer a continuar la ofensiva militar más letal contra los palestinos en 20 años mientras sus tanques disparaban contra bandas de hombres armados en el corazón de Ramalá, horas antes de la llegada del enviado de Washington a Medio Oriente. Mientras el círculo se cerraba sobre la plaza Manara de Ramalá –el último recinto de la provisional capital palestina aún bajo control de Yasser Arafat–, Sharon dejó de lado las protestas de su ministro de Defensa, Benjamín Ben Eliezer, y dijo que su guerra contra los palestinos continuará.
Ben Eliezer, líder del moderado Partido Laborista, había querido desescalar los dos días de ataque sobre Ramalá antes de que el enviado norteamericano, el general An-thony Zinni, llegara hoy a la región. Pero un Sharon furioso se opuso y, luego de desafiar a su ministro de Defensa a que renuncie, se salió con la suya. Ayer fue el segundo día de feroces tiroteos en el corazón de Ramalá, y un silencio ominoso se instaló en lo que una vez fuera la ciudad más bulliciosa de Cisjordania. El combate cobró intensidad luego del amanecer cuando tanques israelíes empezaron a avanzar sobre la plaza Manara, cercando la zona comercial de la ciudad con obuses y fuego de ametralladora. Los atacantes corrían entre los edificios, agazapados en pasajes angostos para devolver los disparos, avanzando y retrocediendo al estilo guerrilla. Periódicamente, un tanque israelí lanzaba un obús en su dirección, rompiendo vidrieras. Al menos tres personas murieron en esos enfrentamientos: el vicecomandante de la fuerza de seguridad de F-17 Yasser Arafat, un soldado israelí y un fotógrafo italiano, Raffaele Ciriello. Otros 25 resultaron heridos.
Periodistas italianos en el área dijeron que el fotógrafo murió víctima de siete balas de una ametralladora montada sobre un tanque israelí. De acuerdo con los testigos, el tanque abrió fuego cuando Ciriello sacó una pequeña videocámara mientras caminaba alrededor de Manara Square. Ciriello fue llevado al hospital inmediatamente pero murió poco después. Se trata del primer periodista extranjero muerto en los 18 meses del levantamiento palestino. El Instituto de Prensa Internacional dijo que los disparos parecían ser “parte de una estrategia planeada por el ejército israelí para controlar los informes de las recientes olas de hostilidades en la región”. También fue herido un periodista francés.
La lucha de ayer por Manara Square –y la insistencia de Sharon de llevar a cabo su ofensiva– han creado una misión casi imposible para el enviado norteamericano, el general Zinni, un comandante de Marines retirado que llega hoy para intentar imponer un cese de fuego en un conflicto cada vez más brutal. Los activistas palestinos han jurado vengar el ataque israelí en su capital con un explosión de ataques sobre los israelíes. Los asesores de Arafat dijeron que la visita del general Zinni estaba destinada al fracaso desde el principio a menos que Sharon abandone su estrategia de golpear a los palestinos hasta que ellos rueguen por la rendición. “Israel debería parar con su ataque primero, si espera que esta misión tenga éxito”, dijo el principal asesor de Arafat, Nabil Abu Rudeneih. El mayor número de bajas palestinas causado por los ataques israelíes en los campos de refugiados no fue pasado por alto por la Casa Blanca ayer. “Estamos muy preocupados por las reiteradas acciones de defensa israelíes que resultan en numerosas bajas palestinas, ya sean deliberadas o no, de civiles y trabajadores humanitarios –dijo el vocero Scott McClellan–. No generan el tipo de ambiente necesario para que el general Zinni sea eficaz.”
Mientras los blindados israelíes avanzaban hacia la plaza Manara, los 50.000 ciudadanos se escondieron en sus hogares, apilando mesas y bibliotecas contra las ventanas, una magra protección contra las balas perdidas. Afuera, los tanques avanzaban libremente a través de la ciudad, rompiendo autos, destruyendo calles y perforando acueductos. Sellaron el acceso al principal hospital de Ramalá y empalmes claves a través de la ciudad. “Esto es una sentencia a muerte”, dijo el ministro de Salud, Munther al-Shariff. “Si ellos no nos permiten abrirlo, vamos a tener que hacer cirugías en la calle.” El único lugar que permaneció a salvo fue el complejo de Arafat, que aparentemente Sharon había declarado fuera del alcance de los soldados israelíes. Pero tal vez no por mucho tiempo. Su sede estaba rodeada por al menos seis tanques ayer, y el nombre en código para el ataque israelí es Bekarov Etzlecha –“Que tu turno llegue pronto”-.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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