EL MUNDO › LOS PRESIDENTES DE CHINA Y TAIWAN SE DAN LA MANO EN SINGAPUR
El mandatario chino, Xi Jinping, y su homólogo taiwanés, Ma Ying-jeou, se reunieron en un escenario neutral y lograron consensuar el desarrollo futuro de las relaciones si no hay una declaración de independencia de Taiwan.
Los presidentes de China y Taiwan celebraron ayer una histórica reunión en Singapur por primera vez desde que los comunistas tomaron el poder en Pekín hace 66 años tras el final de la guerra civil china en 1949. El mandatario chino, Xi Jinping, y su homólogo taiwanés, Ma Ying-jeou, se reunieron en un escenario neutral y lograron consensuar el desarrollo futuro de las relaciones si no hay una declaración de independencia de Taiwan.
Antes de iniciar su reunión a puerta cerrada, los jefes de Estado se dieron durante un minuto la mano, sonrientes, ante una masa de periodistas congregados en un lujoso hotel. El encuentro, que se estuvo preparando durante dos años hasta que fue anunciada por sorpresa en la medianoche del pasado martes, transcurrió en un ambiente sumamente cordial y con ambos líderes dirigiéndose entre sí como “señor”, a fin de evitar el uso de la palabra “presidente” y sus implicaciones legales. Tras la cumbre, de cariz fundamentalmente simbólico ya que ninguna de las partes acepta reconocer la legitimidad de la otra, no se anunció ningún acuerdo.
Xi señaló que el desarrollo de las relaciones entre ambos países durante los últimos 66 años demuestra que pese a las diferencias los lazos son inseparables. “Aunque estén rotos, nuestros huesos siguen unidos por los tendones. Seguimos siendo hermanos, compatriotas, la misma sangre corre por nuestras venas”, añadió el dirigente chino. Xi, quien aludió en varias ocasiones a la trascendencia de esta cumbre, aseguró que “somos responsables ante la Historia y debemos tomar decisiones sabias”.
A su vez, el taiwanés pidió respeto mutuo después de décadas de hostilidades y rivalidad. Ma presentó cinco puntos para consolidar el desarrollo pacífico de las relaciones y colocó al principio el consenso de 1992 y el rechazo a la independencia formal, que constituyeron los principales puntos en común de esta cumbre.
Tras la reunión hubo breves ruedas de prensa por separado: Ma habló ante medio millar de periodistas, mientras que por parte de Beijing compareció posteriormente el responsable de la Oficina de Asuntos de Taiwan, Zhang Zhijun. El presidente taiwanés explicó que había buscado el apoyo chino al ingreso de la isla en los acuerdos comerciales regionales TPP (región del Pacífico) y RCEP (Asia y Sureste Asiático), así como la eliminación de presiones diplomáticas de Beijing contra la participación internacional de Taiwán. Xi, según Ma, respondió de forma positiva a las peticiones de participación internacional e ingresó en el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII) si Taipei no avanza hacia el independentismo. El mandatario taiwanés también pidió a su par chino el retiro de los aproximadamente 1.500 misiles pertenecientes a Beijing que actualmente apuntan a la isla, ya que China mantiene en vigor una ley que no descarta el uso de la fuerza si Taiwan declara su independencia. Ma aclaró que ambas partes coincidieron en que “no cabe el independentismo” de la isla, ya que “va contra la Constitución”.
Por su parte, Zhang Zhijun señaló por parte de Beijing que China ofreció una postura pragmática sobre muchos aspectos, especialmente una mayor presencia internacional de Taiwán,si no hay una intención secesionista en la isla. “Podemos acceder a cooperar en todo si se mantiene el consenso de 1992”, afirmó el responsable chino, quien recalcó que bajo esa premisa “se puede hablar de todo de forma pragmática”.
Este acercamiento no disipó la desconfianza, especialmente del lado taiwanés. En la isla hubo protestas en el aeropuerto de Taipei antes de la marcha del presidente Ma Ying-jeou el sábado por la mañana. Los manifestantes quemaron fotos de ambos mandatarios, mientras gritaban consignas calificando al jefe de Estado chino de “dictador” y al taiwanés de “traidor”.
La isla perdió su silla en Naciones Unidas en 1971 en beneficio de China y sólo 22 pequeños países la reconocen formalmente, en buena medida latinoamericanos y del Caribe, lo que provoca un importante resentimiento entre los taiwaneses.
En Taiwan, la oposición acusa al presidente Ma de querer aprovechar la reunión con Xi para favorecer a su partido. En la isla, la oposición acusa al presidente Ma de querer aprovechar la reunión con Xi para favorecer a su partido, el KMT, que aparece como perdedor en los próximos comicios presidenciales de enero. La dirigente del Partido Democrático (PDP), Tsai Ing-Wen, favorita de las presidenciales, reaccionó ante el encuentro. “Después de haber visto la cumbre Ma-Xi por televisión, creo que la mayoría de taiwaneses como yo se sienten muy decepcionados”.
A pesar de las mejoría en las relaciones entre Beijing y Taipei, China había declinado hasta el momento una reunión entre Ma y Xi. Muchos analistas se interrogan ahora sobre las razones que han llevado a las autoridades chinas a aceptar finalmente el encuentro.
Muchos especialistas creen que China quiere favorecer al Kuomintang taiwanés frente a la oposición, más tendiente a un discurso independentista. La cumbre también se interpreta como un intento de Pekín de parecer conciliador y de desviar la atención de la tensión causada por su expansionismo en el mar de China Meridional, donde se disputa con varios vecinos la soberanía de una serie de islas.
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