Después de los ataques al cuartel policial italiano y de que una encuesta revelara anteayer que un 85 por ciento de los españoles cree que la guerra a Irak no valió la pena, la resistencia volvió a elegir ayer un blanco blando, pero estratégico: siete agentes murieron y uno resultó herido en una emboscada tendida a un convoy de los servicios secretos españoles a unos 30 km al sur de Bagdad, en el ataque más sangriento contra miembros del contingente español enviado a Irak después de la ofensiva angloestadounidense, apoyada por Madrid, que derrocó al régimen de Saddam Hussein.
Militares de la coalición internacional que dirige Estados Unidos en Irak hallaron los siete cadáveres en el lugar del atentado, explicó el Ministerio de Defensa español en Madrid. “Siete miembros del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) fueron asesinados a 30 km al sur de Bagdad”, cerca de la localidad de Suwaira, afirmó el ministro de Defensa español, Federico Trillo, quien viajaría anoche a Bagdad para repatriar los cadáveres. “El octavo miembro del convoy sobrevivió y salió casi ileso. El gobierno transmite su pésame y manifiesta su solidaridad a las familias de las víctimas y a todos los miembros del CNI”, agregó.
Según el ministro, los ocho hombres efectuaban misiones de reconocimiento en el sector bajo mando estadounidense. Cuatro de ellos tenían que sustituir a los otros cuatro que se disponían a regresar a España, agregó. El ataque terrorista fue perpetrado a las 15.45 locales por iraquíes con lanzacohetes RPG y “fusiles de asalto, aparentemente, Kalachnikov”. “La 3ª brigada de la 82ª división aerotransportada estadounidense recuperó los siete cadáveres y los trasladó a una capilla ardiente en el aeropuerto de Bagdad” mientras que el sobreviviente fue hospitalizado, según Trillo.
De momento se ignoraba si el convoy español era el blanco del ataque o si cayó en una emboscada destinada a miembros de la fuerza internacional en Irak que pasaran por el lugar a esa hora.
Desde que comenzó la guerra y hasta ayer murieron en Irak dos militares y un agente de los servicios secretos españoles. El rey Juan Carlos, informado de los hechos por el ministro de Defensa, transmitió su más profundo pésame, informaron los medios de comunicación españoles.
Por su parte, el responsable de Asuntos Internacionales del Partido Popular (PP, en el poder), Gustavo de Arístegui, afirmó que las víctimas españolas estaban al servicio de la seguridad y la estabilidad en Irak y que el ataque de este sábado no intimidará al gobierno español.
El jefe de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero, secretario general del Partido Socialista (PSOE), condenó el ataque reiterando su posición opuesta a la guerra en Irak, pero insistió en que es un día de duelo para todo el país y de solidaridad con las familias y con los que cumplen con su deber “al servicio del país”.
El coordinador del partido Izquierda Unida (IU, comunista), Gaspar Llamazares, exigió la renuncia del ministro de Defensa y reclamó el regreso de las fuerzas españolas desplegadas en Irak. Crear fisuras en la coalición es una prioridad de la resistencia.