EL MUNDO
› GRAN BRETAÑA DIO LSD A SOLDADOS QUE NO LO SABIAN
Tengan un buen viaje, boys
Documentos que recientemente salieron a la luz revelan que los servicios de inteligencia británicos administraron LSD a militares que sirvieron de conejillos de Indias de una guerra experimental.
Por Rob Evans*
Desde Londres
Eric Gow tuvo una vívida experiencia cuando tenía 19 años, algo que nunca olvidará. Se dio cuenta de que no podía sumar tres números. El radiador de su habitación empezó a agrandarse y a achicarse, las marcas de los zapatos en el suelo giraban como una rueda de fuegos artificiales. A la noche, todavía en viaje, vio imágenes de brillantes colores en una cabina telefónica mientras llamaba a un taxi.
Eric no era un hippie en busca de una conciencia mágicamente más alta. Era un miembro en servicio de las Fuerzas Armadas británicas en un laboratorio militar secreto, a quien los científicos le habían ordenado que bebiera un líquido incoloro. El y otros jóvenes estaba siendo usados como conejillos de Indias en experimentos altamente clasificados dirigidos, parece, por espías de Gran Bretaña. De acuerdo con nuevas pruebas obtenidas por este diario, el MI5 y MI6 sometían a los hombres a los efectos del LSD sin decirles lo que estaban haciendo. Los hombres dicen que fueron engañados, y las acusaciones están siendo investigadas por la policía como parte de una investigación que ya dura dos años sobre el uso de humanos en pruebas de guerra química.
En medio de la Guerra Fría, la inteligencia británica, en colaboración con la CIA, estaba interesada en descubrir si el LSD podía ser usado como una droga de la verdad durante los interrogatorios. Pero aún hoy a los conejillos de Indias les resulta difícil conseguir que el gobierno británico admita que estos psicodélicos experimentos tuvieron lugar. Gow, que ha sido un magistrado durante 25 años, es uno de los que más enérgicamente hace campaña por la verdad. En 1954 era un adolescente operador de radio de la Marina Real que se ofreció como voluntario para participar en lo que se le dijo era una investigación para encontrar la cura para un resfrío común. En cambio, terminó en el establecimiento de investigación de química de guerra en Porton Down, Wiltshire, al oeste de Londres. Durante 80 años, Porton llevó a cabo pruebas en más de 20.000 miembros de las Fuerzas Armadas para desarrollar armas químicas y protección contra el gas venenoso. En este establecimiento, más clandestino que ningún otro, resultaría fácil para los funcionarios del gobierno sacar a algunos de los hombres de su grupo de conejillos de Indias humanos y prestarlos al MI5 y MI6 para sus experimentos.
Aún hoy, Gow está enojado porque los científicos probaron sus drogas con jóvenes en servicio sin tener en cuenta su seguridad. “Usar a los tuyos como conejillos de Indias y exponerlos al peligro no está bien, ¿no?” Otro joven de 19 años, Don Webb de la Aeronáutica, dice que en 1953 le dijeron que estaba participando en una investigación sobre el resfrío común, creyendo que era un “número fácil” y “el pago de una semana por nada”. En cambio, le dieron LSD varias veces durante la semana, en lo que dice que fue una experiencia pesadillesca y horrible. Los científicos le dijeron “tomá esto y contanos lo que sucede. Tuve alucinaciones durante un tiempo larguísimo”. Recuerda “paredes que se derretían, grietas que aparecían en los rostros de las personas, se les podía ver el cráneo, los ojos se deslizaban por sus mejillas, rostros tipo Salvador Dalí, todo a la luz del día. Una flor se podía convertir en una babosa. Uno podía ver cómo le crecían cosas en el cuerpo”.
Webb se puso más furioso a medida que pasaba el tiempo. Sufrió de visiones durante 10 años, pero no fue monitoreado en ninguna forma por los funcionarios del gobierno. Dice que fue “absolutamente imprudente y bastante arrogante” administrar alucinógenos a hombres en el servicio que no sabían lo que les estaba pasando. El impulso hacia este tipo de experimentos parece haber provenido de una CIA paranoica que temía que los rusos tuvieran una droga maravillosa que pudiera convertir a la gente en súper soldados robots. Los norteamericanos respondieron en 1950 lanzando un enorme programa de investigación sobre las formas de controlar la conducta humana. Estaban especialmente interesados en el LSD y estaban, alarmados por los informes de que los rusos estaban intentando comprar todo el LSD en el mundo. En una respuesta desesperada, la CIA secretamente financió experimentos con gente, sin su conocimiento, en universidades e institutos de investigación, y aun en prisiones.
Documentos de la CIA muestran que en 1951 funcionarios de inteligencia británicos aceptaron cooperar con la agencia en su investigación. Muchos detalles de los experimentos fueron expuestos en la década del ‘70, pero la parte británica de esta cooperación permaneció oculta, gracias a la cultura del secreto en Gran Bretaña. El gobierno británico admite que se hicieron pruebas con LSD en 136 hombres de las Fuerzas Armadas en Porton entre 1961 y 1968, para un programa militar que no tenía nada que ver con los servicios de inteligencia. Pero hasta hace poco se negó a admitir que se estaba ensayando con LSD en humanos antes de esa fecha.
La evidencia más clara proviene de Peter Wright, un funcionario del MI5 que ganó una batalla contra el gobierno de Thatcher para publicar sus memorias, Spycatcher (Cazador de espías). Wright, también un científico de MI5, reveló: “Toda el área de investigación química era un campo activo en la década de 1950. Yo cooperaba con el MI6 en un programa conjunto para investigar hasta dónde la droga alucinógena LSD podría ser usada en interrogatorios, y extensos ensayos se llevaron a cabo en Porton. Hasta me ofrecí como voluntario a conejillo de Indias en una ocasión”. Enterrados entre los papeles oficiales desclasificados, hay fragmentos que corroboran las declaraciones de Wright. Un documento muestra que en 1964 altos funcionarios del ejército que estaban luchando para reprimir las rebeliones en las colonias británicas querían saber si existían drogas de la verdad que pudieran usar con los rebeldes capturados.
Otro documento revela que en 1965 el Dr. Bill Ladell, entonces a cargo de los experimentos humanos en Porton, había comentado que “ensayos previos con LSD se habían llevado a cabo en Porton muchos años antes, que éstos habían sido incierta e inadecuadamente controlados”. Y Ladell debería saberlo: el “manejaba todo el trabajo de MI5 y MI6” en Porton, según Wright. El gobierno insiste en que no puede discutir ningún aspecto de las operaciones del MI5 o el MI6, aun aquellas de hace 50 años. De manera que muchas preguntas sobre la investigación de LSD permanecen sin respuesta: ¿cuánto tiempo duraron estos experimentos?, ¿cuántos conejillos de India se usaron?, ¿cuántas dosis se dieron? y ¿cuáles fueron los resultados de estas pruebas?
Alguna información fue concedida por el gobierno en enero, después de que detectives de Wiltshire sacaran a la luz nueva información. El ministro de Defensa Lewis Moonie se vio obligado a admitir ante Gow que “había, en realidad, una investigación con LSD llevándose a cabo en Porton Down desde 1953”. Pero añadió que aunque la experiencia de Gow “tiene todas las características de un ensayo de LSD”, no existían documentos que probaran que en realidad se le había dado eso. En Estados Unidos, la búsqueda de la CIA por controlar la conducta humana no llegó a nada, pero se pagó un precio por este fracaso. Las investigaciones del congreso revelaron que la CIA había violado flagrantemente los derechos de los involuntarios conejillos de India. Las posibilidades de que el gobierno británico salga bien parado de esto son remotas.
* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.