EL MUNDO › EL GOBIERNO DE DILMA DECLARó AL LíDER DE LA IZQUIERDA “HéROE NACIONAL”
Brizola resistió el golpe del 64 y mantuvo las banderas socialistas hasta su muerte; fue durante años uno de los vicepresidentes de la Internacional Socialista (IS) y tuvo vínculos con grupos de izquierda de Argentina.
El líder izquierdista brasileño Leonel Brizola, que llegó a atrincherarse con armas para intentar resistir al golpe militar de 1964, fue declarado ayer oficialmente “héroe” del país. La ley que inscribe a uno de los más férreos opositores de la última dictadura militar (1964-1985), aprobada este año por el Congreso, fue sancionada por la presidenta Dilma Rousseff, que inició su carrera política en el Partido Democrático Laborista (PDT), fundado por el líder socialista.
La presidenta incluso alteró la ley que rige para los homenajes, que sólo permitía su concesión 50 años después de su muerte, para inscribir el nombre del político en el llamado Libro de los Héroes de la Patria, una publicación de páginas de acero que es guardada en el Panteón de la Patria, estructura ubicada en la plaza de los Tres Poderes, en Brasilia. Con la modificación de la reglamentación, para poder celebrar los homenajes alcanza con que hayan transcurrido apenas diez años desde el fallecimiento del homenajeado. Dilma sancionó la sugerencia realizada en 2013 por el entonces líder del PDT en la Cámara de Diputados, Vieira da Cunha, ya que contemplaba de esa forma la posibilidad de conmemorar al ex político brasileño.
Brizola, quien mantuvo las banderas socialistas hasta su muerte, fue durante años uno de los vicepresidentes de la Internacional Socialista (IS) y tuvo vínculos con varios grupos de izquierda en los países latinoamericanos, especialmente en Argentina y Uruguay.
El ingeniero, que murió a los 82 años en Río de Janeiro, defendió el uso de las armas para resistir al golpe de 1964 y llegó a atrincherarse en la sede del gobierno del sureño estado de Rio Grande do Sul en un intento de impedir que los militares derrocaran al entonces presidente Joao Goulart, su cuñado. En las dos ocasiones en que disputó sin éxito la presidencia (1989 y 1994), así como cuando fue elegido gobernador de los estados de Rio de Janeiro (1982 y 1990) y Rio Grande do Sul, Brizola se presentó como el heredero del laborismo brasileño.
El flamante héroe nacional fue el líder de un movimiento civil que, tras la renuncia de Janio Quadros, garantizó que Goulart asumiese la presidencia, a lo que se oponían los militares que identificaban al vicepresidente con la revolución cubana. Entonces gobernador de Rio Grande do Sul, comandó el llamado Movimiento de la Legalidad, que alcanzó dimensión nacional, pero cuya causa, caracterizada por las reformas sociales, económicas y políticas de izquierda, chocó finalmente con los tanques en 1964. El dirigente tuvo que huir a Uruguay, donde se exilió durante 15 años, y su regreso a Brasil, amparado en el marco de la Ley de Amnistía de 1979, se convirtió en un acontecimiento masivo.
Unico político brasileño que gobernó dos estados diferentes, Brizola se destacó por su especial interés en el sector educativo, el cual se reflejó en la construcción de cerca de 6000 escuelas en Rio Grande do Sul y de 600 centros integrados de educación en Rio de Janeiro.
Brizola fue sepultado en el mismo cementerio en el que se encuentran los restos de los mayores caudillos del laborismo brasileño, los ex presidentes Getulio Vargas y Goulart, sus mentores políticos.
Dilma inició su carrera política de la mano del PDT, ya que se afilió al Partido de los Trabajadores (PT) en el 2001. Ideológicamente, la mandataria siempre fue considerada como “brizolista”, ya que defiende un Estado con fuerte desarrollo en el área económica a partir de la intervención estatal. Tanto es así que cada vez que los dirigentes del PT critican a Dilma, recuerdan su falta de identificación histórica con el partido. Cuando Brizola murió, Dilma era ministra de Minas y Energía. En esa ocasión, ella afirmó que el líder socialista tuvo un papel destacado en la vida social y política del país, especialmente por su rol en el movimiento de la legalidad y el proceso de redemocratización. “Su trayectoria política es parte indisociable de la historia de Brasil”, dijo la entonces ministra.
De esta forma, el ex dirigente socialista se sumó a los 31 nombres ya inscriptos en el Libro de los Héroes de la Patria, en el que figuran, entre otros, el emperador Pedro I, que declaró la Independencia de Brasil, y los mariscales Deodoro de Fonseca, que proclamó la República y fue el primer presidente del país, y Luis Alves de Lima e Silva, duque de Caxias, que lideró las fuerzas brasileñas en la Guerra del Paraguay. También figuran Joaquim José da Silva Xavier Tiradentes, líder de una fallida revuelta contra los colonizadores portugueses, Zumbi dos Palmares, que encabezó una revolución de esclavos, Sepé Tiaraju, un guaraní que combatió a los ejércitos de España y Portugal, y Francisco Chico Mendes, líder “serengueiro” que fue asesinado por defender la Amazonia.
El Libro de los Héroes es la principal atracción en el primer piso del Panteón Nacional, una edificación de arquitectura modernista con forma de paloma diseñada por Oscar Niemeyer.
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