Jue 31.12.2015

EL MUNDO  › OPINIóN

(Malas) noticias desde el frente

› Por Robert Fisk *

Las noticias de Afganistán (foto) son muy malas. Nadie lo dice, por supuesto. El presidente Ghani tiene un “gobierno de unidad nacional” que “apoya una fuerte asociación con los Estados Unidos”, según Barack Obama hace dos meses. Claro, Kunduz fue capturado por el talibán –pero entonces los afganos lo recuperaron (salvo un hospital que Estados Unidos bombardeó, junto con la mayoría de sus pacientes y médicos)–. Claro, Sangin fue capturado por el talibán –pero ahora el ejército afgano está luchando para recuperarlo–. Pero ¿no murieron más de un centenar de soldados británicos para mantener Sangin? Claro, pero las tropas estadounidenses en Irak murieron para mantener y conservar Mosul –y Mosul es ahora el hogar del líder del Estado Islámico (EI), Abu Bakr al-Baghdadi–. Y las tropas estadounidenses en Irak murieron para capturar Faluya, luego la perdieron y murieron nuevamente para recapturarla –y Faluya se encuentra ahora en manos del EI–.

Nosotros no damos “malas noticias” de Afganistán o Irak. Es como una película, que se repite una y otra vez cada Navidad. Hace sólo dos semanas, el general John F. Campbell, el comandante estadounidense de las fuerzas de Estados Unidos y de la OTAN en el país, admitió que el EI resurgió en Afganistán. Podría haber 3000 o 4000 o 5000 hombres del EI tratando ahora de consolidar vínculos con su “nave insignia” en Irak y Siria; tome nota del lenguaje de Hollywood aquí. El EI quiere establecer su “Khorasan” (patria musulmana) pre-afgana en la provincia de Nangarhar de Afganistán.

Pero Obama nos asegura que el compromiso de Estados Unidos “con Afganistán y su pueblo perdura” y las fuerzas afganas están “luchando por su país con valentía y tenacidad” y “continúan manteniendo la mayoría de las zonas urbanas (sic)”. Los éxitos del taliban eran “previsibles”, dice el presidente de Estados Unidos, pero casi 10.000 soldados permanecerán en Afganistán –a pesar de que la guerra terminó– y hace 14 meses David Cameron les dijo a los soldados británicos que sus logros en Afganistán “vivirán para siempre”. Ya no más.

Como el propio ex jefe del Estado Mayor británico, el general Dannatt, dijo la semana pasada, “no me sorprende” la caída de Sangin. Para nada. Después de todo, “siempre supimos que la situación sería difícil una vez que dejáramos Sangin. Nos fuimos de Afganistán en una situación en que los afganos estaban en el control y el futuro estaba en sus manos. No es una gran sorpresa que el talibán haya seguido empujando en el sur de Afganistán, que es su corazón”.

De manera que los hombres del EI ahora están luchando de a miles en el país que llegamos a “liberar” hace 14 años, bien separados de las decenas de miles de miembros del talibán que empujan hacia a su “corazón” en torno de Sangin (esos logros que viven para siempren de Cameron) Y sin embargo, Obama les dice a los estadounidenses de que en el corrupto gobierno afgano, Estados Unidos tiene “un socio serio”, un “aliado estable y comprometido” para evitar “amenazas futuras”.

Fue en 1940, cuando los soldados alemanes entraban a manadas en Francia –manadas bastante más peligrosas que la que obsesiona a Cameron hoy en exactamente en la misma área– que Churchill decidió decirles a los británicos la verdad. “Las noticias de Francia son muy malas...”, comenzó. Y los soldados británicos, en sus miles, se estaban muriendo para detener la invasión. Su “logro” no era la victoria, sino Dunkerque.

Sin embargo, no se nos permite usar esta misma expresión –“muy malas”– sobre Afganistán. No, Cameron tuvo que hablar de un “logro”, y ahora la madre de un soldado terriblemente herido habla de su “desesperada sensación de desperdicio”. Para el general Dannatt, el futuro está en manos del ejército afgano ahora. No es gran cosa; siempre supimos que el talibán seguiría luchando.

Sólo hay que leer los informes de los periodistas afganos del país para saber que incluso la frase del viejo Churchill, “muy malas”, es un poco optimista. Tomemos el caso de los musulmanes chiítas hazaras afganos sacados de un autobús en el camino a Kabul este año. Los muchachos del EI detuvieron el autobús, secuestraron a 30 chiítas y querían cambiarlos por prisioneros de la familia –uzbekos, parece– en manos del gobierno afgano. Los cautivos fueron sometidos al tratamiento habitual del EI: al menos una decapitación, días de palizas, más videos de los chiítas llevando cinturones suicidas. Sólo después de nueve meses fueron liberados, después de un ataque armado a sus captores del EI por el talibán. Sí, los chicos malos de repente se convirtieron en los buenos, los mismos chicos malos que capturaron Sangin, pero ahora están luchando contra otros chicos malos, incluso peores. Si esto no fuera trágico, sería una farsa.

Y, sólo por si acaso, tome la reciente historia local en Afganistán sobre el pobre Qais Rahmani quien, junto con su familia, incluyendo su bebé de cuatro meses, formó parte del ejército de refugiados que partió rumbo a Europa. En Turquía se subió a un barco con destino a Grecia, que casi inmediatamente se hundió. El bebé de Qais murió en sus brazos. Sólo otro Alan Kurdi, podrá decir usted, pero lo que shoqueó a los afganos fue que Qais era un presentador de televisión muy conocido, su esposa y familia tenían educación universitaria. Los Rahmani no pertenecían a la masa de los pobres. Eran de clase media, las mismas personas que deberían haber querido quedarse y construir el nuevo Afganistán y trabajar por su gobierno, que está –cito a Obama de nuevo– “trabajando para combatir la corrupción, fortalecer las instituciones, y defender el estado de derecho”.

Dé tan sólo un paso atrás y mire el guión. El talibán puso fin al régimen sin ley de las milicias afganas y controló la casi totalidad de Afganistán en 1996. Pero también albergó a Al Qaida después del 11 de septiembre. Así que invadimos Afganistán para destruir a Al Qaida y el vil, misógino, asesino y antidemocrático talibán. Pero el talibán no fue conquistado. Y ahora está ganando. Y hoy, seguramente queremos que luche en contra del aún más vil, misógino y asesino EI. Razón por la cual, escondido al final de su perorata al pueblo estadounidense, Obama dijo que todo el mundo debe “presionar al talibán para hacer su parte en la búsqueda de la paz que los afganos se merecen”. Así que el horrendo talibán puede convertirse en el bueno y valiente talibán de nuevo. En verdad, las noticias de Afganistán son muy malas.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: C. D.

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