Arabia Saudita y sus aliados continuaron por tercer día consecutivo su ofensiva diplomática contra Irán, y éste respondió acusando a la monarquía conservadora sunnita de utilizar la crisis regional para tapar la ejecución del clérigo chiíta. Esta crisis, que podría arrastrar una vez más a Medio Oriente a un nuevo conflicto regional, comenzó el sábado pasado, cuando en un hecho inesperado Riad ejecutó a 47 condenados a muerte de forma simultánea con sables y fusiles.

El ministro de Relaciones Exteriores saudita, Abdel al Yubair, culpó a Teherán de la escalada en las tensiones. “La agresión es por parte de Irán, no del reino”. Al Yubair acusó al país persa de inmiscuirse en los asuntos de la región, de apoyar el terrorismo y avivar la violencia y el extremismo. Y la ofensiva de Riad continuó: además de pedir una reunión extraordinaria el próximo domingo de la Liga Arabe –una organización regional que no incluye a Irán, ya que es un país persa, no árabe–, también convocó a una sesión urgente del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) para tratar la actual crisis política el próximo sábado. Este último organismo está integrado por las monarquías sunnitas que gobiernan los países de la zona del Golfo Pérsico: Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos, Kuwait, Bahrein, Qatar y Omán.

Al respecto, ayer Kuwait ordenó volver a su embajador en Irán, por lo que se transformó en el tercer socio de Arabia Saudita en romper relaciones diplomáticas con Teherán. La Cancillería de Kuwait explicó que pidió a su embajador volver a “causa de la irrupción de manifestantes en la embajadas sauditas y la agresión contra su consulado”. Sin embargo, no especificó si el representante fue llamado a consulta o retirado definitivamente. El lunes dos de los socios más cercanos de Arabia Saudita, Bahrein y Sudán, siguieron sus pasos y rompieron relaciones con Teherán.

Por su parte, el presidente iraní, Hasam Rohani, apuntó contra Riad. “Arabia Saudita, para encubrir su crimen de haber decapitado a un líder religioso en su país, realizó un acto extraño”. Además, criticó a las potencias occidentales, férreas aliadas de Arabia Saudita, por no condenar con fuerza la ejecución de Nimr Baquir al Nimr, un clérigo saudita símbolo para las comunidades chiítas de Medio Oriente, la más importante en Irán. “Esperamos que los países europeos que constantemente reaccionan ante los derechos humanos, esta vez también cumplan sus deberes”.

La capacidad de arrastre regional de un conflicto entre Arabia Saudita e Irán es tan importante que hasta las potencias vecinas intentan calmar los ánimos e inclusive algunas se ofrecen como mediadores, como ayer lo hicieron Pakistán y Turquía. Una de las principales preocupaciones de los países vecinos y de las potencias mundiales es que la crisis bilateral lleve al fracaso de las incipientes negociaciones de paz multilaterales para poner fin al conflicto en Siria. Así lo estimó el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan De Mistura en Nueva York, donde se negocian los preparativos para la mesa de diálogo que comenzará el próximo 25 de enero en Ginebra. “No podemos darnos el lujo de perder este impulso en Siria”.