Dom 10.01.2016

EL MUNDO  › RAJOY NO ENCUENTRA ALIADOS DISPUESTOS A ATAR SU DESTINO AL PARTIDO POPULAR

La gobernabilidad de España se negocia

La formación de gobierno en España sigue encallada. Los socialistas rechazan “una gran coalición” con el PP y Ciudadanos, mientras que un frente de izquierdas se traba por las diferencias en torno de la independencia de Cataluña.

› Por Flor Ragucci

Desde Barcelona

Veinte días después de las elecciones, España sigue sin presidente a la vista. El reparto inédito de poder que se dio tras los comicios generales del 20 de diciembre dejó al país en un escenario tan plural como inestable. Dado que ningún partido obtuvo la mayoría absoluta necesaria para conformar gobierno, las negociaciones se suceden incansablemente entre unos y otros para conseguir la cantidad de diputados necesarios a través de pactos que, hasta ahora, son inviables.

El grupo más votado, el Partido Popular (PP), es el que tiene de momento la pelota en su terreno para intentar formar gobierno y por eso su candidato, el presidente Mariano Rajoy, no deja pasar oportunidad de ofrecer a las demás formaciones su alianza. El Partido Socialista (PSOE) y Ciudadanos son el principal blanco al que los populares apuntan con el objetivo de constituir “la gran coalición” que les permita conservar la presidencia y evitar el temido avance de un frente de izquierdas, que podría darse si los socialistas se unen a Podemos y los otros partidos que, con similar tendencia política, ganaron escaños en las últimas elecciones.

Desde el día siguiente a las urnas –en plenas vísperas de las navidades– Rajoy golpea una y otra vez a la puerta de Pedro Sánchez mientras que el líder del PSOE, sin pestañear, se la cierra en la cara. El último no rotundo que el secretario general de los socialistas le transmitió al PP fue el pasado jueves desde Lisboa, durante un encuentro con el primer ministro de Portugal, Antonio Costa, quien también tuvo que pactar con otras fuerzas –los comunistas– para llegar al gobierno. Pedro Sánchez repitió en rueda de prensa los dos mensajes ya conocidos: no hay la más mínima posibilidad de la llamada gran coalición con el PP, y si Mariano Rajoy fracasa en su intento de investir como presidente, “el PSOE intentará convocar una gran coalición de fuerzas progresistas para liderar el Gobierno del cambio”.

El líder socialista indicó que seguirá el mandato aprobado por el Comité Federal de su partido a la hora de posibles negociaciones para formar Gobierno e insistió en que “España necesita un gobierno fuerte, progresista y con capacidad de diálogo”. Sánchez aprovechó su visita a Portugal como lanzadera de guiños hacia los partidos de izquierdas: “Como Antonio Costa, yo quiero ponerme de acuerdo en revalorizar las pensiones, en subir el Salario Mínimo Interprofesional, en pactar una fiscalidad más justa o en una mayor inversión en innovación y desarrollo”, aseguró, confiando en que el acuerdo pase por lo que denominó “una agenda social”.

El candidato socialista centra sus apuestas en un hipotético consenso entre los progresistas en torno al eje social porque sabe que es ese el camino que podría llevarlos al encuentro y, en cambio, procura hacer a un lado el principal punto que los aleja: la independencia de Cataluña. El líder de Podemos, Pablo Iglesias, dejó claro en todo momento que las prioridades de su formación siguen pasando, por un lado, por resolver la “emergencia social”, y por otro, la cuestión territorial “por vías democráticas”, es decir, a través de un referéndum en Cataluña. En este sentido, Iglesias respondió al llamamiento de Pedro Sánchez apelando al PSOE “sensato”, que “quiere avanzar” y que “entiende España”, frente al que “comparte hoja de ruta con el PP, con Ciudadanos y con el bloque inmovilista”. En la primera reunión del Consejo Ciudadano de Podemos tras las elecciones generales, Iglesias reclamó a los socialistas “que digan claramente si van a permitir que Rajoy gobierne o van a dialogar sin unas líneas rojas que nos dejan claramente sin interlocutores”, en alusión a la exigencia del PSOE a Podemos de que renuncie al referéndum catalán para sentarse a dialogar.

La otra condición que tanto los socialistas como el resto de formaciones se niegan a aceptarle a Podemos es la que el partido de Iglesias puso sobre la mesa en el diálogo sobre la composición del órgano de gobierno de la Cámara baja. El próximo 13 de enero se eligen la Presidencia y la Mesa del Congreso de los Diputados y Podemos exige el reconocimiento de las candidaturas con las que se presentó en Galicia, Cataluña y Valencia como grupos parlamentarios diferenciados al del propio Pablo Iglesias. Iñigo Errejón, número dos de la formación violeta, explicó que se trata de una demanda fundamental para reflejar la pluralidad de España y que, además, quedó reforzada en el resultado electoral. De ser así, los cuatro grupos tendrían mayor subvención del Congreso, intervenciones de todos en los plenos y comisiones y mayor cupo para presentar iniciativas, cosa a la que todos los demás partidos se oponen amparándose en que el reglamento estipula que miembros del mismo partido no pueden constituir grupos distintos.

Para ponerse de acuerdo en lo relativo a la elección del presidente del Congreso también se reunieron Pedro Sánchez y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera. Sin embargo, en lo único en que coincidieron fue en bloquear la exigencia de Podemos de conformar cuatro grupos parlamentarios porque, en lo que respecta a la constitución de un nuevo Gobierno, sus posturas son hasta el momento irreconciliables. Mientras el secretario general del PSOE está intentando conformar una mayoría para ser investido con los votos de Podemos y sus aliados, el presidente de Ciudadanos este viernes descartó su colaboración en ese proyecto. Ante la pregunta de los periodistas sobre si su partido facilitaría la investidura de Sánchez con su abstención si Podemos renunciara el referéndum catalán en un hipotético acuerdo con el PSOE, la respuesta de Albert Rivera fue redonda: no. “Esa condición no es suficiente, la economía de mercado, el pacto del euro, son pilares de nuestra democracia, como el pacto constitucional. No puedo decir que no pago la deuda, y tampoco puedo renunciar a la economía de mercado”, afirmó el líder de la formación centroderechista.

Rivera asegura también que no hay ningún avance en la investidura de Mariano Rajoy: “No hemos tenido contacto con el presidente, ni discreto ni indiscreto. Si hay que hablar, lo haremos, porque es importante tener diálogo fluido entre los líderes políticos”, explicó. “Cuando tuve la reunión con Rajoy no hubo ninguna propuesta. Sólo está sobre la mesa si la abstención de varios grupos juega un papel decisivo; nadie está planteando ninguna otra propuesta salvo la de un Gobierno en minoría a cambio de una hoja de reformas”, declaró el candidato de Ciudadanos. En efecto, eso es lo que espera Rajoy y por eso ya anunció que volverá a intentarlo con los socialistas quienes, como previsiblemente le giren otra vez la cara, tendrán que escuchar en el debate de investidura la nueva oferta que el presidente le tiene reservada al líder del PSOE, Pedro Sánchez, para que lo ayude a seguir en el gobierno.

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