Mar 09.12.2003

EL MUNDO  › RUSIA UNIDA OBTUVO LA MAYORIA EN LA CAMARA BAJA DEL PARLAMENTO

El fin de la época liberal de Rusia

El cómputo oficial de las legislativas del domingo en Rusia confirmó la victoria del partido del presidente Vladimir Putin. El ascenso de nacionalistas y populistas acaba con una década liberal.

Por Pilar Bonet y Rodrigo Fernández *
Desde Moscú

El resultado de las elecciones legislativas del domingo en Rusia supone el fin de la época liberal que comenzó con Boris Yeltsin al desintegrarse la URSS en 1991. Los reformistas, que han marcado el rumbo del país durante más de una década, han sido sustituidos por fuerzas nacionalistas y populistas de conducta imprevisible: o bien acaban cristalizando en un centro civilizado o bien harán retroceder al país con una política expropiatoria contra el gran capital. Anatoli Chubáis, el padre de las privatizaciones, advirtió anteayer que los rusos podían despertarse al otro día en otro país. Ayer, Estados Unidos y observadores europeos cuestionaron el marco democrático de los comicios.
Con el 97,87 por ciento de los votos escrutados, Rusia Unida, el partido progubernamental, obtenía el 37,09 por ciento de los sufragios (222 escaños), superando en más del doble a su rival más cercano, el Partido Comunista. El PC logró el 12,7 por ciento (53 bancas) y, con esta derrota que ni sus más enconados enemigos previeron, perdió casi la mitad del apoyo que tuvo en los anteriores comicios legislativos de 1999.
Si prescindimos del efecto del bombardeo descarado de los medios de comunicación de masas a favor de Rusia Unida, es incuestionable la victoria de este partido que se dice centrista y cuya mayor virtud es ser incondicional del presidente Vladimir Putin. Rusia Unida ganó prácticamente en todas las provincias rusas, rompiendo con la tradicional división del voto en las zonas depauperadas que solían inclinarse por los comunistas y las zonas beneficiadas por la reforma que eran más proclives a los liberales. Así, Rusia Unida obtuvo una indiscutible victoria también en las metrópolis de Moscú (34,5 por ciento) y San Petersburgo (30,74 por ciento). A Ródina (Patria) lo apoyaron el 9,1 por ciento, sobrepasando los pronósticos más optimistas del Kremlin. Al igual que Rusia Unida, el apoyo de Ródina es bastante regular en toda la geografía del país. Más aún, una de las sorpresas es el excelente resultado que obtuvo en las “civilizadas” y europeas ciudades de Moscú y San Petersburgo, donde llegó segunda con el 15,28 por ciento y 13,66 por ciento de los votos, respectivamente.
Algunos analistas hacen notar que el peso del nacionalismo en la nueva Duma estatal será más o menos similar al que este fenómeno tenía en la Cámara surgida en 1993, pero con una importante salvedad, a saber: que no estará equilibrado por la presencia de los reformistas. El Partido Liberal Democrático, del ultranacionalista Vladimir Zhirinovski, obtuvo el 11,6 por ciento (38 escaños), y quedó en tercer lugar. Yábloko y la Unión de Fuerzas de Derechas (UFD), que fueron incapaces de unirse pese a la presión de sus bases (profesionales liberales e intelectuales), obtuvieron respectivamente el 4,32 por ciento y el 4 por ciento, sin lograr superar la barrera del 5 por ciento necesaria para tener representación parlamentaria como partidos.
La victoria de Rusia Unida se ve fortalecida sustancialmente en las circunscripciones nominales, en las que se elige la mitad de la Duma estatal. De las 225 circunscripciones de este tipo, en 105 gana, de momento, el partido afín a Putin. Le sigue, el Partido Popular (PP), también progobierno, que no pasó la barrera del 5 por ciento pero que obtiene aquí 19 escaños. El PP será, como en la Duma saliente, un aliado de Rusia Unida, lo mismo que otros partidos minúsculos que han ganado algunos escaños en las circunscripciones nominales. El Partido Comunista obtiene en esta categoría 12 diputados, y Ródina 8. Hay 65 ganadores que se presentaron como independientes. De mantenerse la tendencia de las Duma anteriores, la mayoría de éstos formará parte del partido progubernamental. Y si se toma en cuenta que los ultranacionalistas de Zhirinovski terminan votando por el Kremlin, se puede esperar que el presidente tenga la mayoría constitucional en el Parlamento.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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