EL MUNDO › EL DRAMA DE LOS MIGRANTES QUE LLEGAN A EUROPA DE MEDIO ORIENTE SE RENUEVA CON NUEVAS MEDIDAS Y DESGRACIAS
Tras el naufragio del enésimo lanchón cerca de la isla griega de Samo, la Guardia Costera griega recuperó 24 cuerpos. Mientras tanto Suecia limita la entrada de refugiados, Holanda negocia para echarlos y Dinamarca les cobra alojamiento.
› Por Elena Llorente
Desde Roma
Parecía que los problemas y las disputas por los miles de migrantes que siguen escapando de la guerra en Medio Oriente y llegando a Europa se habían más o menos tranquilizado. Pero fue sólo una apariencia, tal vez porque los gobiernos y los críticos se tomaron el descanso de las fiestas Pero no sólo los gomones inflables y las lanchas llenas de familias y de niños sirios, iraquíes y afganos siguen atravesando el mar Egeo de Turquía a Grecia, sino que varios países europeos se han puestos muy duros y obligarán a muchos de ellos a volver a sus países.
El miércoles por la noche naufragó el enésimo lanchón cerca de la isla griega de Samo. La Guardia Costera griega recuperó 24 cuerpos, y según distintas fuentes periodísticas, más de 10 de ellos eran niños. Los niños han sido las principales víctimas de estas desesperadas migraciones. Las cifras son alucinantes porque si bien el espacio que separa las islas griegas de Turquía puede ser corto, el mar en el invierno europeo hace todo tipo de jugarretas. El miércoles en otro naufragio murieron 7 personas, dos de ellas niños, y en las costas de Libia se recuperaron 6 cuerpos mientras el viernes habían muerto 45 personas cerca de Grecia. Según las organizaciones internacionales que se ocupan de los migrantes, en 2015 unos 3770 migrantes desaparecieron en las aguas del Mediterráneo y más de 700 de ellos eran niños. Desde principios de enero han sido al menos 20 los niños ahogados.
Pero muchos países europeos parecen no sentirse conmovidos por estas cifras. Entre ellos, raramente, la propia Suecia que ha sido uno de los países europeos que más refugiados ha aceptado en relación a su población en todos estos años. Esta vez ha dicho basta. Según anunció el ministro del Interior, Anders Ygeman, entre 60.000 y 80.000 personas de las 165.000 que pidieron asilo en 2015 serán reenviadas a sus países porque su pedido ha sido oficialmente rechazado. Hay que recordar que según las leyes internacionales, pueden gozar de asilo sólo los refugiados, es decir personas que huyen de países en guerra o que escapan de persecuciones religiosas o políticas. Pero no son aceptados los que escapan por hambre, por lo que organizaciones de derechos humanos consideran que las reglas son discriminatorias. El ministro sueco especificó además que serán alquilados aviones charter para transportar a estas personas y que ese trabajo durará años. Comentando esta decisión, la portavoz de la Comisión Europea para la Inmigración, Natasha Bertaud, dijo: “No queremos dar la impresión de que Europa es una puerta abierta. Las personas que no tienen derecho de quedarse deben ser repatriadas”.
Algo parecido está programando el gobierno holandés. Ha anunciado que tiene intenciones de devolver por tren o barco a Turquía a los inmigrantes llegados a su territorio y que entraron a Europa por el mar Egeo. Al parecer se trata de un plan que Holanda está negociando a nivel europeo, en particular con Suecia, Alemania y Austria. Se trataría de hacer un pacto con Turquía, estableciendo tope que la Unión Europea estaría dispuesta a recibir este año, de entre 150.000 y 250.000 refugiados que se encuentren ya en territorio turco. Durante 2015, unas 850.000 personas llegaron a las costas griegas desde Turquía. Según la Organización Internacional para las Migraciones, desde el primero de enero de 2016 más de 40.000 personas llegaron por mar a Europa.
Dinamarca por su parte esta semana aprobó una ley que ha desatado no pocas críticas en toda Europa y por la cual pueden quitarle dinero y joyas a los refugiados por valor superior a 1300 euros, para “contribuir a los gastos de alojamiento y alimentación” cuando llegan al país.
Inglaterra, que desde hace tiempo tiene una actitud bastante dura respecto a los migrantes, ha dicho que sólo dará asilo a casos excepcionales de niños provenientes de Siria u otras regiones en dificultad y para esto, la dicho el gobierno conservador de David Cameron, Gran Bretaña trabajará junto al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Unhcr).
A todo esto hay que agregar las críticas que Francia y Alemania sobre todo, han hecho a la pobre Grecia –extenuada por infinidad de problemas económicos y sociales– a causa de la escasez de controles en las fronteras.
Muchos hacen esas críticas extensivas a Italia. Según las reglas europeas, los países fronterizos de la Unión Europea –Grecia e Italia entre ellos– deben registrar a todos los migrantes que llegan para estudiar luego si tienen o no derecho al asilo. Y esto no siempre ha sido así. En parte por serias carencias de parte de las autoridades locales, en parte también porque la registración puede llevar meses y muchos de los migrantes prefieren escapar de los centros de recepción para dirigirse a otros países europeos sin ser reconocidos.
Con todas estas divergencias, Europa no logra tener una política unitaria respecto de los migrantes. Algunos de sus países, asustados además por el terrorismo y porque suponen que los extremistas pueden llegar con los migrantes, piden que se suspenda el acuerdo de Schengen que permite la libre circulación de las personas dentro de la UE. “Que se ponga en duda Schengen para nosotros es muy triste,” ha declarado el primer ministro italiano Matteo Renzi. “La libre circulación fue un gran sueño europeo. Hay que estar atentos sobre el terrorismo, claro, pero no bloquearemos a los terroristas suspendiendo Schengen.”
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