Por Ferrán Sales *
Desde el Kibutz de Revadim

El kibutz de Revadim, a medio centenar de kilómetros al sur de Tel Aviv, se ha negado a convertirse en cementerio secreto de los suicidas palestinos. Las protestas de los granjeros han obligado a las fuerzas de seguridad israelíes a exhumar los cuerpos de nueve terroristas que habían sido enterrados clandestinamente en esta finca agrícola. El incidente ha puesto así al descubierto que desde que se inició la Intifada el gobierno israelí mantiene “secuestrados” unos 70 cadáveres de terroristas palestinos, al parecer con la esperanza de convertirlos en moneda de cambio de las futuras negociaciones de paz.
Aunque ahogado por las deudas y la crisis económica, que embarga a la globalidad del movimiento colectivo israelí, este kibutz acaba de rebelarse y plantar cara a las autoridades israelíes, porque durante el último año han estado enterrando de manera clandestina en su cementerio los restos de al menos nueve los suicidas palestinos. “Lo descubrimos gracias a la indiscreción de un conductor de ambulancias. Los cuerpos presuntamente no identificados, que yacían en una parte de nuestro cementerio, alquilado a una funeraria nacional, pertenecían en realidad a los restos de los suicidas palestinos. El descubrimiento nos dejó atónitos”, explica Gideon Muñiz, 75 años, maestro de escuela, oriundo de Berlín, convertido desde hace medio siglo en miembro de la mesa directiva de esta comunidad.
Para los 400 habitantes de Revadim, entre los que se encuentran un buen número de judíos provenientes de Latinoamérica y de los países miembros de la ex Unión Soviética, lo más irritante de este incidente es sentirse engañados por su propio gobierno israelí, que según ellos “nos ha sorprendido en nuestra buena fe” y “nos ha ocultado la verdadera personalidad de los muertos”.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.