EL MUNDO › PREOCUPACION EN LA CAMPAÑA DE HILLARY CLINTON ANTES DEL CAUCUS
Los votantes demócratas que buscan un poco de pasión política real asisten a los actos de campaña de Bernie Sanders, el veterano senador que sobrepasó en intención de voto a la ex primera dama en la primera primaria.
› Por David Usborne *
Viajen con Hillary Clinton en la campaña electoral y la escucharán decir “wow” muchas veces. “¡Wow, qué multitud grande”, o, como en esta respuesta a un partidario que preguntaba esta semana si como presidente ella nombraría a Barack Obama a la Corte Suprema de Justicia: “Wow, qué gran idea. Nunca nadie me sugirió eso a mí, me encanta eso, ¡wow!”.
Que un “wow” de Hillary de alguna manera no acaba de convencer puede ser un muy aleatorio indicador de por qué, a sólo cuatro días de los caucus de Iowa, donde los votantes de ese estado son los primeros en el país en expresar sus preferencias por los candidatos presidenciales de ambos partidos, su candidatura está luchando por mantener altura. Ella lo dice con el énfasis y la energía necesaria, así que, ¿por qué no nos convence?
Hay mucho acerca de la ex primera dama, senadora y secretaria de Estado que los demócratas tienden a no cuestionar, desde su pragmatismo a su capacidad para defender y ampliar la agenda social progresista de Obama. Sin embargo, se preocupan por su sinceridad y su autenticidad. A los votantes que buscan un poco de pasión política real este fin de semana se les aconseja que asistan a los actos de campaña del senador Bernie Sanders, no a los de ella.
Ya lo están haciendo. Cuando Clinton eligió el Teatro Orpheum magníficamente restaurado en Sioux City, Iowa, para un evento la semana pasada, apenas llenaba el vestíbulo. Cuando Sanders tomó su autobús de campaña allí una semana antes, había una multitud esperándolo –en el auditorio principal–. La máquina de entusiasmo de Sanders es sólo uno de muchos fenómenos desconcertantes de esta temporada electoral. Tiene ralo cabello blanco, aparece como un inventor loco y a los 74 es seis años mayor que Clinton. Sin embargo, si le gana en Iowa un motivo será que los votantes jóvenes se entusiasman con su llamado a una “revolución” política en Estados Unidos, ofreciendo atención médica gratuita para todos y la matrícula universitaria gratuita.
Esta es una perspectiva que Clinton teme profundamente. Una pérdida en Iowa sería particularmente dolorosa debido a lo que pasó aquí ocho años atrás. Así como en esta ocasión, Clinton comenzó como la gran favorita para la nominación demócrata en 2008, sólo para que los votantes de Iowa la despreciaran bruscamente en favor de Obama. Clinton ganó las primarias de New Hampshire, una semana después, pero el daño ya estaba hecho.
En los últimos años, casi la mitad de los residentes de Iowa decidió sobre los candidatos que más le gustan en las últimas 72 horas antes de que se abran las puertas del caucus –así que predecir el resultado en la noche del lunes es peligroso–. Pero durante semanas las encuestas mostraron a Sanders erosionar el otrora significativo liderazgo de Clinton en el estado y, en los últimos días, superar a la candidata.
Sanders, que felizmente se hace llamar un socialista democrático, podría ganar Iowa. Luego viene Nueva Hampshire, el 9 de febrero, donde ya es el favorito a ganar. El es de Vermont, que queda al lado, donde como senador de Estados Unidos su índice de aprobación siempre estuvo por las nubes. El ex habitante de Brooklyn tiene una temprana ventaja. Mostró la mayor fortaleza entre los votantes blancos, que en gran medida dominan en ambos estados.
La campaña de Clinton confía en que su globo pierda aire tan pronto como la cabalgata primaria se mueva hacia los estados con mayor número de votantes de las minorías. En primer lugar a mediados de febrero están las primarias de Nevada y Carolina del Sur. Catorce estados eligen en el llamado Súper Martes del 1º de marzo, y la mayoría están en el sur estadounidense. Aun así, la idea de que Clinton podría ser derrotada en Iowa y New Hampshire pone los pelos de punta a sus fans y patrocinadores, que hace apenas unas semanas pensaban que podían relajarse mientras navegaba a una coronación inevitable en la Convención Demócrata en julio. Especialmente ansiosos están los principales donantes que han invertido mucho para que ella para que ocupe la Oficina Oval. “Yo no diría que es un pánico generalizado, es nerviosismo”, dijo Ed Rendell, el ex gobernador de Pennsylvania y desde hace un largo tiempo un adepto de Hillary, al sitio Politico esta semana. “Les recordé a los partidarios de Clinton que Nueva Hampshire cambia como el viento, le dije a la gente que mantenga la calma, que no se asuste.”
Existe la percepción, sin embargo, de que Clinton no está disfrutando la campaña, sino que se está esforzando, como si tuviera la obligación de ganar “cueste lo que cueste”. En una entrevista también de Politico esta semana, Obama dijo que Clinton había tenido un comienzo lento y parecía fuera de práctica. Luego le hizo un cumplido, sugiriendo que mientras que ella es “una malvada inteligente” en la política, eso podría hacer que su campaña fuera “más prosa que poesía”.
Algunos comparan al Obama de hace ocho años con el Sanders de ahora. Ambos parecen tener la magia necesaria para atraer a los votantes, sobre todo a los más jóvenes. el auge de los medios sociales fue clave para el éxito de Obama. Asimismo, Sanders se valió de esos medios para sobrepasar a Clinton en Iowa. Hay otro paralelismo que uno pensaría que la gente podría estar haciendo: Obama tomó la energía adicional de un sentido de que se estaba haciendo historia mientras trataba de convertirse en el primer presidente negro de Estados Unidos. Clinton quiere ser la primera mujer presidente.
Su campaña ha tratado de hacer de esto un activo. Los partidarios que esperan que ella tome el escenario en los eventos de campaña de Iowa primero son invitados a un breve video biográfico que incluye una toma de una joven Hillary arengando a la audiencia en una conferencia de la ONU de 1995 en Beijing que “los derechos de las mujeres son derechos humanos”. Ella también trató de enfatizar su coraje, más allá de su condición de mujer, frente a ataques políticos implacables.
“He estado aquí durante mucho tiempo. La gente me ha tirado un montón de cosas. No puedo quedarme con eso, tengo que seguir adelante”, dijo en el foro de candidatos en Des Moines. “Vienen con estas cosas extravagantes, me acusan y yo simplemente tengo que seguir adelante, porque no tiene importancia.”
Pero hasta ahora la posibilidad de elegir la primera comandante en jefe mujer del país ha despertado poca emoción. Sin embargo, debería darle una ventaja entre las mujeres y ella tiene otros electorados donde recibe un fuerte respaldo en los cuales puede apoyarse, entre ellos los afroamericanos, los latinos y la comunidad gay. Es importante destacar que también ha recibido promesas de lealtad de más de la mitad de los 719 llamados “superdelegados”, en su mayoría funcionarios del partido, que irán a la convención del partido. Quien se asegure una mayoría simple de los 4047 delegados –el resto se asignan según los resultados de las elecciones primarias y caucus– gana la nominación. Sanders tiene ocho super delegados hasta ahora.
Así que si la hoguera que generó Sanders no se convierte en un infierno que se traga a Clinton, ella todavía tiene el camino más abierto hacia la nominación. Sin embargo, las preocupaciones que se perciben ahora en el electorado demócrata –que ella no es lo suficientemente espontánea o excitante– seguirán estando cuando lleguen las elecciones generales. Trump, su posible oponente republicano, es precisamente espontáneo y excitante.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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