EL MUNDO › LEVANTA UN MURO PARA FRENAR LA OLA MIGRATORIA
Con el fin de evitar que refugiados y terroristas del Estado Islámico (EI) ingresen al territorio turco, el gobierno de Ankara ordenó acelerar la construcción de un muro en parte de su frontera con Siria. En este marco, y harto de los llamados a que abra su frontera a nuevos migrantes sirios, el presidente islamoconservador Recep Tayyip Erdogan, amenazó con enviar a Europa a los centenares de miles que ya están en su país.
Según relata el periódico español El País, en las afueras de la ciudad turca de Kilis, una docena de albañiles fabrican en un taller bloques de hormigón armado de tres metros de alto por dos de ancho. Cuando estén secos, serán transportados en camiones hasta la frontera, donde también se construye una ruta por la que patrullan los blindados del ejército. Actualmente, se están colocando estos bloques de hormigón a lo largo de 135 kilómetros, incluidos los 80 kilómetros de frontera que comparte Turquía con el territorio bajo control del grupo jihadista EI, en las provincias de Kilis y Gaziantep.
Pese a la presencia militar turca en la zona, no se trata de un lugar pacífico. Los trabajadores relatan que mientras colocan los bloques en la frontera, los militantes del EI están a plena vista, apenas a 200 metros, y en ocasiones disparan hacia ellos. Un obrero que no quiso relatar su identidad mostró videos grabados por él mismo para demostrar que no exagera. “Normalmente, se esconden cuando ven aparecer los vehículos militares que nos escoltan. Pero los combates entre rebeldes y el EI se pueden ver a simple vista”, dijo. “Un día llegaron unos milicianos turcos rebeldes con pistolas y nos amenazaron para que abandonásemos la obra. Nos dijeron que íbamos a fastidiarles el negocio, ya que ellos son los que trasladan ilegalmente a muchos refugiados a este lado de la frontera”.
La seguridad aumentó, no solo por el muro, sino porque se reforzó la presencia militar y ya no pasan tantos jihadistas. De hecho, el miércoles la gendarmería turca interceptó a un grupo de 34 personas cargando 15 kilos de explosivos y cuatro chalecos en la localidad fronteriza de Karkamis, frente a territorio controlado por el EI.
Respecto a la crisis de refugiados, el presidente turco puso el grito en el cielo. “No llevo escrito ‘idiota’ en la frente. No se crean que tenemos los aviones y los autobuses preparados para nada. Nuestra paciencia tiene un límite. Haremos lo que sea necesario”, dijo Erdogan, visiblemente enojado, en un discurso en Ankara ante empresarios.
Poco después, en Bruselas, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció que una misión aliada bajo ando alemán iba a dirigirse hacia el mar Egeo para ayudar a luchar contra el tráfico humano de migrantes. Esta iniciativa fue solicitada por Grecia y Turquía, países que son la principal vía tomada por los migrantes para ingresar a Europa.
Esta operación de vigilancia fronteriza constituye un cambio inédito en las misiones de la OTAN, creada como una organización militar de defensa. Hasta ahora la OTAN había rehusado implicarse directamente en la peor crisis migratoria en Europa desde 1945. Erdogan también confirmó las negociaciones reveladas por la prensa con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en las que amenazó con enviar a los migrantes a Europa si no recibe una suma suficiente para mantenerlos en suelo turco. “Estoy orgulloso de habérselo dicho. Defendimos los derechos de Turquía y de los refugiados. Dijimos (a los europeos): ‘Lo sentimos, abriremos las puertas y diremos adiós a los migrantes’”.
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