La inauguración de una zona franca en este alejado rincón tropical del país fue el pretexto perfecto para que el presidente Eduardo Duhalde convocara una reunión con los gobernadores del PJ. El objetivo no es otro que mostrar el máximo respaldo político antes de partir a México donde se encontrará con el titular del FMI, Hoerst Koehler, con quien intentará destrabar las complicadas negociaciones y su cada vez más retrasado apoyo financiero. Los mandatarios están dispuestos a darle el apoyo requerido. Pero claro, a cambio le pedirán mayor participación en el gobierno o “pertenencia”, como les gusta decir a varios de los gobernadores. De cuestiones partidarias, dicen, los gobernadores no quieren ni siquiera tocar el tema.
Con estos objetivos, Duhalde llegó ayer acompañado de buena parte de su gabinete. Sin duda, el Presidente quiere y necesita esta reunión. Y para evitar que la discusión se dispare a temas incómodos mandó a las provincias, en el transcurso de la semana que pasó, un temario con tres puntos que redactó el Ministerio del Interior: la implementación de planes sociales, el estado de las negociaciones con el FMI y la reactivación económica. Sobre esto comenzaron a dialogar al cierre de esta edición. Antes de comenzar a cenar, Duhalde buscó darles buenas noticias a sus colegas, les dijo que “el acuerdo con el Fondo está muy cerca” y reconoció que está dispuesto a modificar la ley de subversión económica que el Fondo pide derogar: “Si algo hay que cambiar, se cambiará”, dijo.
Un promedio de 36 grados recibió a cada uno de los gobernadores que comenzaron a llegar a Puerto Iguazú. Curiosamente, el primero en hacerlo fue el cordobés José Manuel de la Sota, quien se paseó sonriente enfundado en un saco de lino crema a la espera del arribo presidencial. “La crisis es grande y el miedo no es tonto”, resumió a este diario un colaborador duhaldista mientras observaba al mandatario mediterráneo que desde hace poco dejó de exigir elecciones anticipadas. Cerca del cordobés también estaban Eduardo Fellner (Jujuy), Carlos Rovira (Misiones), Carlos Manfredotti (Tierra de Fuego), Gildo Insfrán (Formosa). Para hoy se espera la llegada del resto.
El razonamiento del hombre del Presidente se encolumna en la misma línea de pensamiento de algunos gobernadores que ya se encontraban ayer en el Casino Iguazú, un fastuoso hotel rodeado de una tupida vegetación y todo un icono de la convertibilidad menemista. Estos sostienen que “el apoyo que requiere Duhalde de nosotros es el mismo que le pedimos a él”. La razón es simple, confiesan: “La caída de (Fernando) De la Rúa la pudimos sortear. Pero si ahora Duhalde cae, no queda uno de nosotros”.
Pero como en política nada es gratis, el inquilino de la Casa Rosada deberá entregar algo a cambio para conseguir la sonrisa de todos en la foto que se tomarán hoy al mediodía. Los gobernadores, con el temario en la mano, le dirán más que hablar en abstracto de reactivación económica o de planes sociales lo que quieren saber es cuál es el verdadero estado de las negociaciones con el Fondo y si el Pacto Fiscal que firmaron hace no más de quince días se mantiene. También le pedirán que efectivice la entrega de los certificados escriturales de los tres puntos de IVA que la Nación les debe y que significan 1.200 millones de dólares. Con ello, aseguran, no sólo pueden pagar obligaciones o financiar obras, también pueden recuperar los bonos que circulan en las provincias y hasta respaldarlos: “Es decir, hacer que los papeles pintados que tanto critica el FMI dejen de serlo”, señaló un gobernador norteño.
Ahora bien, el temario que envió el gobierno central contiene un cuarto ítem no escrito y que es la situación interna del partido justicialista. Los gobernadores consultados se niegan a tratar el tema porque consideranque “la crisis del país es más importante que lo que suceda en el partido. Además, las autoridades tienen mandato hasta el año que viene”. De todas formas, Duhalde intentará convencerlos durante la charla que mantenían anoche mientras cenaban, al cierre de esta edición.