EL MUNDO › EL GOBIERNO BRITáNICO DIO MARCHA ATRáS A RECORTAR BENEFICIOS SOCIALES DE PERSONAS CON DISCAPACIDAD
Convencido de que los británicos están de acuerdo con la austeridad, el ministro Osborne anunció un ajuste de 4 mil millones de libras en la ayuda a personas con discapacidad. El gobierno dejó sin efecto la medida.
› Por Marcelo Justo
Página/12 En Gran Bretaña
Desde Londres
Los británicos suelen resumir el vértigo de una crisis política con una frase: “A week is a long time in politics”. Si una semana es un tiempo muy largo, dos semanas al hilo tienen una extensión de pesadilla. Con la mente puesta en el referendo sobre Europa el 23 de junio y el temor europeo cada vez más crónico al próximo atentado terrorista, el primer ministro David Cameron no se dio cuenta de que el mayor peligro era su ministro de Finanzas, George Osborne, considerado hasta ahora el cerebro político del gobierno.
En el presupuesto anunciado a mediados de mes Osborne obró como un mago que en vez de sacar el proverbial conejo blanco de la galera termina enseñando un horrible pájaro muerto. Convencido que los británicos están de acuerdo con la austeridad, Osborne anunció un recorte de 4 mil millones de libras en los beneficios sociales que cobran las personas con discapacidad con el objetivo de equilibrar las cuentas fiscales en 2020, año de las próximas elecciones. El anuncio iba contra el marketinero sello de “conservadores compasivos” que reivindica el partido de David Cameron desde hace casi una década, un nombre con la misma función y sustancia que la “pobreza cero” macrista.
Como no era la primera vez que sucedía en estos casi seis años de gobierno conservador –resultó reelecto en mayo del año pasado– esta diferencia entre retórica y praxis de recortes fiscales no podía ser un problema. Esta vez lo fue. El Ministro de Pensiones y Trabajo, Ian Duncan Smith, un conservador con aspecto de director de funeraria que se caracterizó en estos seis años por sus recortes a los beneficios sociales, renunció aparentemente horrorizado con que, para llegar al superávit fiscal, se castigase a los más débiles entre los débiles, los discapacitados. Rápidos en río revuelto los euroescépticos aprovecharon la volada para armar ruido con el referendo sobre la Unión Europea y atacar al dúo CameronOsborne que buscan formar una continuidad sucesoria al frente del gobierno, algo que hoy está en duda.
En cuestión de días el Partido Conservador pareció al borde de un cisma.
El lunes el gobierno tuvo que dar marcha atrás con los recortes a los beneficios sociales y Cameron fue a defender a su ministro de finanzas en el Parlamento. Pero los problemas recién comenzaban porque en su presupuesto Osborne había anunciado que todas las escuelas del Reino Unido obtendrían una autonomía total de los municipios como medio de mejorar el standard educativo. Menos sonoro que con los discapacitados, pero inocultable, el anuncio generó un rechazo que se extendió hasta a concejales conservadores. El miércoles hubo una manifestación en contra. Ayer, viernes, unas 100 mil personas habían firmado una petición para eliminar la medida.
En su presupuesto Osborne anunció la venta de acciones del Royal Bank of Scotland, nacionalizado durante el estallido de 2008, algo que, según se supo en días siguientes, representaría una pérdida de 20 mil millones de libras para el fisco (es decir, equivalente a unas cinco veces el recorte a la discapacidad, anunciado y después retirado). La venta es una necesidad para cerrar las cuentas, algo que parece cada vez más cuesta arriba. El próximo martes el ministro comparecerá en la Cámara de los Comunes para explicar todos estos desaguisados y recuperar su evanescente fortuna política en un partido que está pensando en el recambio de Cameron en caso de que pierda el referendo sobre Europa y tenga que negociar una salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE). El ex alcalde de Londres, Boris Johnson, hoy diputado y principal candidato a sustituir a Cameron, está aprovechando cada traspiés de Osborne para hundir su daga shakespeareana en la espalda del principal contendiente a la corona.
Mientras tanto muchos están urgiendo a los laboristas para que terminen con sus propias divisiones entre la izquierda que apoya al líder partidario Jeremy Corbyn y el centro. Un ex editor económico de la BBC, Paul Mason, autor de Post- capitalism, un libro que analiza las líneas de fractura del capitalismo actual, impulsó en un artículo en el The Guardian, una nueva alianza entre ambos sectores ante la posibilidad de que haya una implosión conservadora y elecciones anticipadas este año. “El problema del laborismo es que su base electoral histórica está comprometida. En Escocia, la gente se ha volcado hacia el nacionalismo. Entre la clase obrera blanca, contra europa. Y si hay apoyo entre los sectores asalariados urbanos, este no es suficiente para ganar una elección”, señaló en el Guardian.
Un grupo, “Consensus”, se lanza el próximo mes con esa misión. La tarea de unificar a ambos sectores en torno a temas como defensa o estado de bienestar no será fácil, pero el punto de partida es promisorio porque en “Consensus” participarán reformistas de mucho prestigio y el movimiento juvenil que apoya a Corbyn, Momentum, una suerte de La Campora británica. Las diferencias son grandes, pero no insalvables siempre que hayan suficientes dosis de pragmatismo. “No será el Partido Laborista que quieren los simpatizantes más jóvenes y radicales del corbynismo que han sido una de sus principales bases políticas. Como están las cosas, sin embargo, necesitamos un laborismo que se aliste a gobernar ya en caso de crisis “, señaló Mason.
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