EL MUNDO › EL RIVAL DE DILMA Y UNO DE LOS PROMOTORES DEL IMPEACHMENT ESTá SOSPECHADO POR UN CASO DE CORRUPCIóN
El procurador general de la República, Rodrigo Janot, solicitó al Tribunal Supremo la apertura de un sumario contra el dirigente opositor brasileño por el presunto cobro de sobornos de la empresa estatal de energía Furnas.
› Por Darío Pignotti
Noticias efímeras. El presidente del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves, pionero del plan para derrocar a Dilma Rousseff, es sospechado de corrupción por parte de la Procuraduría General de la República. Y su padrino político, el ex mandatario Fernando Henrique Cardoso, también impulsor de la caída de Rousseff, fue salpicado por una denuncia de sobornos millonarios en Petrobras ocurridos 17 años atrás, según informó ayer el Supremo Tribunal Federal. Un caso que se suma a otros presuntos ilícitos de Cardoso como la compra de su reelección en 1997 y el pago irregular de la pensión a una amante inconveniente, pues era reportera de la cadena Globo, que trató al affaire como un secreto de Estado.
El procurador general de la República Rodrigo Janot solicitó ayer al Supremo la apertura de un sumario contra Aécio Neves por el presunto cobro de coimas de la empresa estatal de energía Furnas. En su escrito también menciona sospechas sobre el secretario general de la Presidencia, Edinho Silva, del PT, y el jefe de Diputados, el opositor Eduardo Cunha, lancero del vicepresidente Michel Temer candidato a inminente presidente de excepción. Para acusar al socialdemócrata Neves el procurador Janot se basa en la delación del senador Delcidio de Amaral, ex jefe del bloque del gobierno en la Cámara Alta, quien aceptó colaborar con la justicia a cambio de la reducción de su pena.
Neves fue candidato presidencial por el PSDB en octubre de 2014 cuando perdió por estrecho margen en segunda vuelta frente a Dilma Rousseff.
Precisamente a Neves y otros dirigentes golpistas se refirió el domingo Dilma cuando durante su discurso por el Día del Trabajador mencionó que prácticamente desde el día posterior a su derrota de 2014, éste saboteó al gobierno electo.
“Mi mandato fue dado por 54 millones de votos que además respaldaron un proyecto, el mismo proyecto que ellos (desestabilizadores) quieren imponer ahora pese a que fue derrotado en 2014. Si lo que quieren es imponer su proyecto vayan a las urnas en 2018”, desafió Dilma durante el acto organizado en San Pablo por la Central Unica de los Trabajadores que prometió desatar una ola de protestas si la mandataria es derrocada.
Poco después de las elecciones en las que venció Dilma hace menos de dos años Neves denunció fraude en el conteo de votos, lo que fue descartado por el Tribunal Superior Electoral y poco después adujo manipulación de las urnas electrónicas, acusación que tampoco prosperó pues no se encontró ninguna anomalía en los aparatos.
Ante el fracaso de esas imputaciones se montó en el proceso de corrupción en la petrolera Petrobras, asegurando que “los gobiernos del PT son los más corruptos de la historia de Brasil”.
En ese mar revuelto y con el gobierno hundido en sus peores índices de popularidad finalmente apoyó a la exigencia de impeachment que prosperó gracias a las maniobras del multiprocesado, Eduardo Cunha, jefe de la Cámara baja.
El prontuario de Neves no se acaba en la denuncia presentada ayer por la Procuraduría General de la República. El año pasado fue mencionado por otro arrepentido en la causa del Petrolao y en marzo de este año su nombre apareció en una lista de políticos que recibieron dinero de la constructora Odebrecht, lo que alimentó especulaciones sobre el financiamiento ilegal de sus campañas electorales, algo que el senador desmintió.
Tantas imputaciones no fueron suficientes para que las empresas de comunicación pongan en duda la autoridad moral del dirigente socialdemócrata que está a la cabeza de las huestes golpistas.
Por más graves que sean los escándalos de los opositores, están condenados a la indiferencia de los medios, dedicados a divulgar, y magnificar, hechos que contribuyan al naufragio del gobierno.
Y a simular que el impeachment contra Rousseff es una práctica republicana, para escamotear su naturaleza golpista.
Del mismo modo resulta curioso que los jueces traten sin urgencia los expedientes de Neves (las primeras sospechas datan de 2006) y obren con celeridad cuando se trata de sospechas relativas a miembros del gobierno o del PT.
Es el caso de la propia Rousseff a quien Fernando Henrique Cardoso, Neves y Eduardo Cunha señalan como culpable de “crímenes de responsabilidad”, a pesar de que faltan pruebas que sustenten esos cargos, como quedó demostrado en los debates de la Comisión Especial de Impeachment del Senado.
Gracias al indulto noticioso y la lentitud de la justicia Neves preserva su poder en el Congreso, al punto de ser el hombre fuerte de la Comisión Especial sobre el Impeachment. Dado que el relator de la misma es Antonio Anastasia, considerado un “aecista” de hueso colorado.
Congresistas del PT cuestionaron la falta de parcialidad de Anastasia, quien esta semana emitirá un parecer en el que seguramente recomendará el enjuiciamiento de Rousseff.
“El dictamen de Anastasia ya fue escrito antes de escuchar los alegatos de defensa de la presidenta” dijo la semana pasada un legislador del PT.
En vísperas del inicio del juicio político que obligará a que Dilma se licencie del cargo, ayer arreciaron rumores sobre una posible convocatoria a elecciones anticipadas. Según trascendidos que este diario no pudo confirmar, Rousseff puede enviar esta semana al Parlamento un proyecto para convoca a elecciones generales el 2 de octubre coincidiendo con los comicios municipales. Al parecer, la iniciativa cuenta con el respaldo del ministro jefe del gabinete personal, Jaques Wagner y el ministro Ricardo Berzoini, jefe de la Secretaría de Gobierno, que ayer se reunieron con la presidenta que hoy recibirá la antorcha olímpica, a 95 días de los Juegos de Río de Janeiro.
El objetivo de proponer comicios adelantados es exigir que el gobierno que suceda al de Dilma esté legitimado por el voto popular, una posibilidad que causa espanto al eventual presidente de facto Michel Temer, quien tiene menos del 2 por ciento de intenciones de voto si fuera candidato.
Encuestas que ubican en primer lugar al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que según Ibope tiene el 21 por ciento y 31 por ciento de acuerdo con la encuestadora Vox Populi. En esos sondeos detrás de Lula aparecen Marina Silva, la dirigente ambientalista de la Red de Solidaridad y Aécio Neves.
Por lo pronto la posibilidad de comicios adelantados es una hipótesis sobre la que Dilma habló tangencialmente en algunas entrevistas, en las que no la descartó por completo.
Los movimientos sociales habrían expresado sus reservas sobre esa apuesta, ya que consideran que con ella se estaría reconociendo la legitimidad del impeachment.
En todo caso, es un asunto que corre por los pasillos del poder y antes de tomar una decisión final seguramente Dilma consultará a los campesinos sin tierra y las centrales sindicales, dos actores indispensables en los próximos meses de lo que el ex presidente Lula definió como “resistencia democrática”.
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