Vie 13.05.2016

EL MUNDO  › LA REFORMA LABORAL ENFRENTA A LOS SOCIALISTAS

La grieta en la izquierda francesa

› Por Eduardo Febbro

Desde París

La guerra entre hermanos socialistas tronó en la calle y en el recinto de la Asamblea Nacional donde el gobierno del primer ministro Manuel Valls pasó sin riesgo una moción de censura presentada por la derecha en contra del proyecto de ley de reforma laboral aprobado por decreto por el jefe del Ejecutivo. Valls evitó la discusión en la Asamblea y pasó por alto las 5000 enmiendas presentadas contra el proyecto. Pero las desgarraduras en el seno de su propia mayoría en torno a una reforma de inspiración liberal no hicieron sino ensancharse. “No a la regresión social”, cantaba la gente en las calles del país. La moción recogió 246 votos de la derecha, la extrema derecha, los centristas, los verdes y la izquierda radical pero no alcanzó los 289 necesarios. La moción fue una escaramuza inútil que, sin embargo, no oculta el hecho de que la política gubernamental no enfrenta a la mayoría socialista con la oposición sino a los socialistas y a la izquierda entre si.

Esta fue la tercera moción de censura en los dos años que Manuel Valls lleva de mandato. Valls reiteró en la Asamblea el rosario liberal inspirado en las orientaciones de la Comisión Europea, la cual le viene exigiendo a Francia y desde hace mucho modificar las reglas del mercado del trabajo. Según dijo el Primer Ministro, la meta de esta cuestionada reforma consiste en “mejorar la competitividad de las empresas”. La calle y los socialistas rebeldes le responden que esa supuesta mejora se hace a costa de los derechos de los trabajadores. En 2017 tendrán lugar las próximas elecciones presidenciales y el gobierno se encamina hacia el tramo final de la presidencia de François Hollande luego de haber hecho aprobar por decreto varias reformas que ni siquiera la derecha osó plantear cuando estaba en el poder. Los cambios que introduce la reforma laboral han terminado por hacer añicos la familia socialista. Un sector del grupo socialista en la Asamblea Nacional casi consigue las 58 firmas necesarias para presentar otra moción de censura contra Valls. No lo logró, tampoco votó con la derecha ni dejó las filas de un partido donde sus miembros se miran como divorciados en los pasillos de un tribunal. Renunciar o aguantar parece ser la disyuntiva por la que atraviesa el ala más progresista del PS. Si los rebeldes renuncian dejarían el partido en manos del socialismo liberal de François Hollande, Manuel Valls o el ministro de Economía Emmanuel Macron. Guerra, guerrillas, disputas, pero no escisión. El diputado socialista Christian Paul explica que “en este momento de tensión política y social no estamos en una lógica de escisión, sino en una estrategia de advertencia y determinación”. En realidad, social progresistas y social liberales se necesitan para conservar los equilibrios internos del PS. A François Hollande le conviene conservar pujante el ala izquierda para que el partido no sea devorado por los llamados “social liberales”, y a los más progres les conviene resistir, para que los liberales moderados como Hollande y los otros no hagan del Partido Socialista un nombre vacío de contenido. Y frente a la perspectiva de las presidenciales, el presidente y su Primer Ministro saben que si dejan en el vuelo el ala izquierda no podrán ganar la elección de 2017. Con todo, la transformación de la izquierda socialdemócrata bajo el mandato de François Hollande ha sido radical, tanto más cuanto que su primer ministro, Manuel Valls, aceleró el proceso de lo que los socialistas llaman “clarificación” con la política y las reformas que fue aplicando desde que llegó a la jefatura del gobierno hace dos años.

El terreno de la disputa retórica y programática ha sido nuevamente planteado por el Jefe del Ejecutivo y su falsa disyuntiva entre una izquierda “del pasado” y otra pseudo izquierda que “prepara el porvenir”. Chantajeados por la presidencia y el Ejecutivo, mostrados como los promotores del desorden y de la deslealtad, los más progresistas dentro del PS viven años difíciles. Ayer hubo numerosos manifestaciones en todo el país contra la reforma laboral adoptada por decreto y los sindicatos preparan nuevas protestas para mediados de mayo. Dentro del PS, la batalla ideológica por la presidencial de 2017 comenzó hace rato, detrás del telón de la sociedad, entre arreglitos, traiciones y una paulatina pero inexorable sentencia de muerte del socialismo francés.

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