EL MUNDO › LA OPOSICION RECHAZO LA SEPARACION DE DILMA ROUSSEFF Y LE MANIFESTO SU RESPALDO
Desde el peronismo hasta la izquierda coincidieron en caracterizar como un “golpe de Estado” la suspensión de la presidenta de Brasil. El macrismo frenó en la Legislatura porteña una declaración de condena al apartamiento de la mandataria brasileña.
El apartamiento de Dilma Rousseff de la Presidencia de Brasil despertó rechazo en la oposición argentina: desde el peronismo hasta la izquierda coincidieron en caracterizar como un “golpe de Estado” el intento por terminar con el gobierno del Partido de los Trabajadores elegido democráticamente en las urnas. Sólo el cordobés José Manuel de la Sota, cercano al gobierno y aliado del Frente Renovador, coincidió en los argumentos del oficialismo, que rápidamente reconoció por la madrugada al nuevo presidente Michel Temer (ver aparte). El tema también se discutió en la Legislatura porteña, donde se intentó aprobar un documento de condena al apartamiento de la mandataria pero, ante la negativa de los diputados oficialistas, no prosperó.
Uno de los primeros dirigentes en manifestar su preocupación por el devenir de los acontecimientos en Brasilia fue el último candidato presidencial del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, quien calificó como “operación política” la suspensión de Rousseff, a la que se refirió como “una presidenta electa democráticamente con mandato popular”. El vicepresidente del Partido Justicialista, amigo personal del referente del PT y ex mandatario brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, agregó: “Desde la Argentina no podemos ser indiferentes con nuestros socios estratégicos, los hermanos brasileños. Yo soy un fiel defensor de la gobernabilidad e institucionalidad, sea del partido que sea”.
Por su parte, Martín Sabbatella, referente de Nuevo Encuentro, destacó que “el impeachment contra la presidenta de Brasil es un plan de sectores neoliberales que buscan restaurar privilegios para las minorías corporativas y acentuar la concentración de la riqueza, en un país que venía luchando por terminar con la pobreza y lograr un desarrollo con mayor inclusión social”. El ex titular de la Afsca recordó también que “no hay denuncias de corrupción contra Dilma, pero sí contra la inmensa mayoría de los que promovieron este golpe y votaron su suspensión”. El referente del Movimiento Nacional Alfonsinista-Forja Leopoldo Moreau, en tanto, escribió en Twitter que “Raúl Alfonsín como demócrata y latinoamericano que fue estaría triste por lo sucedido en Brasil” pero “Macri está contento porque sus amigos ganaron”.
Dentro del Frente para la Victoria también, el senador sanjuanino Ruperto Godoy, vicepresidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara alta, dijo que “Dilma es víctima de un golpe institucional” que constituye “la nueva modalidad que los poderes económicos han puesto en marcha en la región para clausurar los procesos populares iniciados en la última década”. El legislador añadió que resulta “evidente que detrás de la suspensión de Dilma, elegida democráticamente por 54 millones de brasileños y sin que se le haya probado delito alguno, se encuentran poderosos sectores económicos internacionales que buscan restaurar un programa de reformas neoliberales en la región”.
La suspensión de Rousseff por 180 días, paso previo a su destitución, fue también asunto de debate en la sesión de ayer de la Legislatura porteña, donde los bloques de la oposición intentaron aprobar una declaración respecto a la situación política del país vecino. El texto, impulsado por el jefe del bloque del Frente para la Victoria, Carlos Tomada, manifestaba “una profunda preocupación y conmoción ante los hechos que han acontecido y acontecen en la República Federativa de Brasil”, pero sin el apoyo del PRO y sus socios no alcanzó los 40 votos que resultaban necesarios para poder aprobarlo.
Desde la izquierda también hubo expresiones de rechazo: el último candidato presidencial del FIT, Nicolás del Caño, repudió en un documento “el reconocimiento y apoyo del Gobierno argentino al golpe institucional que se consuma en Brasil” y sostuvo que “el impeachment no se basa en ninguna prueba de corrupción, sino en actos administrativos del Gobierno, sin demostrar ningún delito”. Por su parte, Manuela Castañeira, referente del Nuevo MAS, denunció que “la destitución de Dilma Rousseff forma parte de una maniobra reaccionaria de la derecha”, aunque criticó al PT por haber impulsado “también políticas de ajuste” como las que propone su reemplazante, Temer.
La notoria excepción a esta tónica crítica al golpe en Brasil fue el Frente Renovador, que mantuvo silencio de radio respecto a este tema. Sólo el ex gobernador de Córdoba y ex embajador argentino en Brasil José Manuel de la Sota se manifestó al respecto. Expresando coincidencia con la postura del gobierno nacional, de la Sota dijo: “Brasil es nuestro principal socio. Ojalá que respetando su Constitución y sus leyes, las partes en pugna resuelvan sus diferendos en bien de todos.”
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