Vie 02.01.2004

EL MUNDO  › LULA TIENE UN 60% DE POPULARIDAD DESPUES DE UN AÑO

La esperanza sigue venciendo

Por Juan Arias *
Desde Río de Janeiro

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha superado con notable satisfacción la prueba de su primer año de gobierno que había comenzado con estas palabras: “La esperanza finalmente ha vencido al miedo y la sociedad brasileña ha decidido que ha llegado el momento de abrir nuevos caminos”. Tras los primeros 365 días del nuevo rumbo brasileño con la llegada al poder del primer gobierno de izquierda, Lula, ex mecánico tornero, sin estudios, ha conseguido mantener un alto índice de popularidad a pesar de haber perdido por el camino 20 puntos, ante la dificultad de poner en práctica algunas de sus promesas electorales, como por ejemplo la de crear 2,5 millones de puestos de trabajo.
En realidad el año acabó con medio millón más de desempleados, con una disminución del 14 por ciento de los salarios y sin avisos de la tan esperada reforma agraria, vital para este país. Pero los logros no fueron pocos: consiguió aprobar dos proyectos de reforma constitucional que ninguno de sus antecesores había antes conseguido, como la reforma de la Seguridad Social que acaba con antiguos privilegios que se llevaban, con pensiones millonarias, una buena parte del presupuesto nacional, y la reforma fiscal. Sin duda lo aprobado no es lo que Lula hubiese deseado, pues ambos proyectos acabaron aguándose por el camino de la discusión parlamentaria. Pero es el primer paso.
Curiosamente, los mayores logros del nuevo gobierno de Lula han estado enfocados en la macroeconomía. Por eso, al final de su primer año de poder los más felices son los banqueros y los poderes financieros, ya que los intereses han bajado –aunque aún son altísimos–; la inflación, que amenazaba durante las elecciones con llegar a un 40 por ciento, fue frenada quedándose en un 8 por ciento.
Lula, paradójicamente, ha tenido problemas en los proyectos sociales, que no acaban de despegar, comenzando por el proyecto estrella del Hambre Cero, que se ha empantanado en los meandros de la burocracia y que muchos empresarios consideran como meramente “asistencial” y no como factor “de un cambio estructural” del gran mundo de los pobres que, según el mismo Lula, alcanza ya los 50 millones de brasileños.
Al mismo tiempo, Lula ha encontrado sus mayores opositores dentro de su mismo partido, el Partido de los Trabajadores (PT) que él había fundado, y del que tres diputados y una senadora fueron expulsados por sus críticas al gobierno al que consideran como una “mera continuación del sistema neoliberal de sus antecesores” y no como el cambio de sistema económico prometido por Lula en la campaña electoral y que había sido ya apellidado de “cuarta vía”.
Lula ha subrayado que su primer año ha sido sólo para poner orden en la “herencia maldita” recibida por sus antecesores y que este 2004 va a ser, en realidad, su “primer año de gobierno”. Por ahora la mayoría de los brasileños (el 60 por ciento) siguen creyendo en sus promesas.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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