EL MUNDO › AL MENOS 40 MUERTOS Y 70 HERIDOS EN UN ATAQUE DEL ESTADO ISLáMICO
Tras negarse a mostrar sus documentos a la entrada del santuario, dos atacantes detonaron sus cinturones explosivos. El tercero lanzó dos granadas al patio interior de la mezquita, que estaba lleno de gente, antes de hacerse detonar también.
Apenas cinco días después de que un atentado suicida matara a casi 300 personas en Bagdad, un mausoleo chiita fue escenario ayer de un sangriento ataque en la localidad de Balad. Provocó al menos 40 muertos y más de 70 heridos, elevando así la espiral de violencia que envuelve al convulsionado país árabe.
El ataque tuvo como centro el mausoleo de imán Said Mohamed bin Ali, lugar sagrado para los chiitas, comunidad que está en el foco de los yihadistas del Estado Islámico (EI), pertenecientes a la rama sunnita del Islam, que ya reivindicaron la matanza. Los tres asaltantes estaban disfrazados con el uniforme de la milicia progubernamental chiita Multitud Popular y viajaban a bordo de los vehículos que suele emplear este grupo que apoya a las autoridades de Bagdad en la lucha contra el EI. Pero tras negarse a mostrar sus documentos de identidad a la entrada del santuario, dos de ellos detonaron sus cinturones explosivos.
El tercero lanzó dos granadas de mano al patio interior de la mezquita, que estaba lleno de gente, antes de hacerse detonar también.
La agencia de noticias Amaq, cercana al EI, confirmó que el ataque fue perpetrado por dos hombres y una mujer identificada como Umm Yada al Ansaria, lo cual es poco frecuente en las acciones de la organización radical.
El primer ministro iraquí, Haider al Abadi, destituyó ayer a funcionarios de seguridad de alto rango tras aquel atentado. Según informó la televisión estatal Al Arabiya, el jefe de Gobierno relevó a Abdul Amir al Shammari como jefe de operaciones de Bagdad y a otros funcionarios de seguridad y de inteligencia de la ciudad. Las autoridades de la provincia de Saladino decretaron un toque de queda en Balad y otras ciudades de la región y el influyente clérigo chiita Muqtada al Sader ordenó a su milicia ir a Balad a proteger el santuario y a sus fieles. Por su parte, el consejo de jeques tribales de Saladino condenó el ataque, pidió a la población que no permita a aquellos que desean separar al pueblo iraquí alcanzar sus fines e instó a la unidad de los habitantes de Balad.
El ataque se produce tras el atentado que mató a 292 personas el domingo pasado en un popular barrio comercial de Bagdad, según datos del Ministerio de Sanidad, uno de los peores desde el derrocamiento de Saddam Hussein en 2003. La bomba estalló en el barrio de Al Karada pocos días antes del fin del Ramadán.
El santuario del imán Said Mohamed bin Ali es venerado por la rama duodécima del islam chiita y los fieles lo visitan en estos días coincidiendo con la festividad del Aid al Fitr, con la que culmina el mes sagrado del Ramadán. Este es un lugar de peregrinación destacado en Irak, al que suelen acudir los chiitas de todo el territorio iraquí y también desde otros países. El EI considera que los chiitas son herejes que no siguen el verdadero islam y ha atentado en numerosas ocasiones contra barrios o mezquitas de seguidores de esa rama.
Las fuerzas del Gobierno iraquí, dominado por chiitas, declararon la “liberación total” de Faluya, en el oeste del país, pero el EI sigue teniendo bajo control Mosul, la segunda mayor ciudad del país. El grupo radical no consiguió conquistar la localidad de Balad cuando irrumpió en la provincia de Saladino, al norte de Bagdad, y ocupó amplias áreas de la misma en 2014. Las fuerzas iraquíes expulsaron a los yihadistas de la mayor parte de los territorios que controlaban en Saladino hace alrededor de un año y medio, pero el grupo sigue presente en la zona y ha perpetrado recientemente varios ataques contra civiles y uniformados.
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